Pese a experimentar “el momento más complejo en la disponibilidad de recursos”, el servicio de trenes nacionales transportó en el primer semestre del año unos 10 000 pasajeros más que en igual etapa del año anterior, celebró el ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila.
De acuerdo con una reseña publicada en su cuenta en Facebook, en el primer semestre del año la empresa transportó 455 500 personas, 27 511 más de las planificadas, con un sobrecumplimiento de 106,5 %.
El porcentaje significa que en la primera mitad de 2024, los trenes nacionales transportaron unos 10 000 pasajeros más que en igual etapa del año anterior, “aun cuando los trenes vieron limitados sus coches a solo 11, cuando estaban planificados para 12”, acotó el ministro.
El funcionario estimó que la clave de tales cifras “estriba en buena medida en el alto nivel de ocupación de los trenes”.
El índice de ocupación fue de 97 % de toda su capacidad, “cuando la planificación para este año era de 87 % y fue de 85 % en 2022, con un comportamiento histórico que no superaba el 79 %”, subrayó.
Igualmente, Rodríguez Dávila ponderó la optimización de la gestión comercial, que “permitió aprovechar las capacidades de transportación en cada tramo en circunstancias en las que no pocos pasajeros viajan solo una parte de la travesía y quedan esas capacidades disponibles”.
Esas capacidades ociosas han sido puestas al servicio de las necesidades de los viajeros “que necesitan desplazarse entre provincias relativamente cercanas y no encuentran otro medio de transporte a los precios ofertados por los trenes nacionales. Por lo tanto, la responsabilidad de esta empresa es mayor”, comentó el directivo.
Un mar de dificultades
“El servicio de transportación de los trenes nacionales se enfrenta a disímiles dificultades, que tienen como denominador común la carencia de recursos, en particular los importados”, que son la mayoría de los necesarios”, explicó Rodríguez Dávila, y admitió que “siempre existen deficiencias organizativas que también inciden en la calidad del servicio”.
En su opinión, el sector ferrocarrilero enfrenta “el momento más complejo en la disponibilidad de recursos de un sistema de transporte con alta responsabilidad, pues como promedio se trasladan casi 1 000 personas en cada viaje”.
En la enumeración de complicaciones y adversidades, el ministro citó, entre otras, los bajos salarios de los más de 370 trabajadores de la empresa Rutas Nacionales y la inflación de los productos y servicios que dicha empresa terceriza, lo que “ha afectado la estabilidad de sus trabajadores”.
La subvención estatal aprobada este año por el Gobierno central para revigorizar el sistema ferroviario del país está mejorando parcialmente las condiciones de trabajo, dijo el funcionario, y destacó que la empresa no ha incurrido en número rojos desde febrero.
Hasta el momento, ese presupuesto, sin embargo, no ha podido detener la disminución de los coches y las locomotoras en funcionamiento, que merman las ofertas de viajes; el deterioro de la infraestructura ferroviaria, particularmente de las líneas férreas, que obligan a reducir las velocidades y por consiguiente afectan la duración de los viajes; además de las dificultades para garantizar la alimentación adecuada de tripulantes y pasajeros.
Igualmente, enumeró el ministro, “los daños en los baños y en la higiene del tren provocados por la irresponsable actitud de algunos pasajeros, y la aún más incomprensible, de quienes agreden a los trenes y ponen en peligro la vida de las personas que viajan en ellos, incluyendo la de niños”
Para esas conductas, Rodríguez Dávila exigió la aplicación del máximo rigor de la ley.