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“Gracias @zurron_del_aprendiz por cumplirme el mayor de los sueños. No lo voy a olvidar nunca”, escribió hace unos días Pedro Pastor (Madrid, 1994) en sus redes sociales. El joven cantautor celebraba y anunciaba así lo que representa un hito en su carrera: la colaboración con Silvio Rodríguez en el tema “Quererte”, parte de su nuevo disco, 10 Locos Años Descalzos.
Te quiero profundamente
En un querer cotidiano
Te quiero en mitad del llano
En un querer diferente
Te quiero y es evidente
Que si te vas no me muero
Mas mi amor es tan sincero
Que sin quererlo se vierte
No me canso de quererte
Quererte como te quiero.
Este nuevo disco, que verá la luz a finales de año, no solo marca la primera década del camino del cantautor madrileño, compartido con la banda Los locos descalzos —Nico Martos (bajo y voz), Álvaro Navarro (guitarra, tres cubano, kalimba y voz) y Alan Denis (batería y percusión)—, sino que funciona además como una revisión íntima y celebratoria de algunas de sus canciones, ahora versionadas en compañía de colegas y artistas admirados.
Lo que se sabe hasta el momento es apenas la punta del iceberg: en abril lanzó el tema “Los olvidados” junto a Rozalén y hoy estrena “Quererte”, con Silvio Rodríguez. Pero Pastor promete ir revelando poco a poco más colaboraciones que forman parte de este álbum con espíritu festivo, reflexivo y colectivo.
A Pedro Pastor lo encuentras siempre transitando el riesgo, la búsqueda y la coherencia. Sus canciones, construidas con una sensibilidad poética que alterna entre el verso libre, la décima y el soneto, exploran las múltiples dimensiones desde las que experimenta y reflexiona sobre el mundo: la vida, la libertad, las formas del amor, la fuerza de lo colectivo, los vínculos con la política y los conflictos cotidianos que atraviesan al ser humano.
Hace un año, en una esquina de Buenos Aires, compartimos una larga conversación y una improvisada sesión de fotos. Entre otros temas, habló de su manera de habitar el mundo: una apuesta por la autogestión como camino y como destino.
“Soy dueño de mi obra, de mi tiempo y de mi palabra”, dijo con la firmeza de quien ha elegido sin atajos. Y no era una pose.
Pedro creció en un hogar donde la música y la poesía eran parte del día a día. Su madre, la gran cantante Lourdes Guerra, y su padre, el célebre cantautor Luis Pastor, les transmitieron a él y a sus hermanos el amor por el arte y la libertad. En su casa se hablaba, se cantaba y se pensaba con libertad, y esos valores marcaron desde temprano su forma de ver el mundo y de construir su camino.
A los 17 años alzó vuelo en busca de un rumbo propio. Y hoy, a sus 30, ha demostrado, concierto a concierto —más de 700 ya—, que ha valido la pena construir a pulmón desde los márgenes.
Empezó cantando en su barrio de Vallecas para una decena de amigos, luego se lanzó a recorrer Latinoamérica y cantaba en bares para un puñado de presentes. Hoy, gracias a su talento, al boca en boca y el poder de las redes sociales, llena teatros a ambos lados del Atlántico.
Su discografía es un mapa de esa travesía: Aunque esté mal contarlo (2012), La vida plena (2014), Solo los locos viven en la libertad, con Suso Sudón (2016), Solo Luna (2017), Vulnerables (2019), Vueltas (2021) y Escorpiano (2024).
Y ahora va llegando, canción a canción, 10 Locos Años Descalzos. Hoy Pedro estrena la grabación con Silvio en todas las plataformas digitales y lo hace acompañado de un texto muy sentido:
En el infinito camino de la música hay algunas -muy pocas- metas y yo, hoy, a mis treinta, he llegado a una que nunca me atreví si quiera a imaginar.
Grabé un tema con Silvio, el que me acompañó en tantas noches de bohemia, en tantas rondas de guitarra, en tantos viajes por incontables carreteras.
El que me enseñó a amar la canción desnuda, sencilla y compleja, directa, al pecho, cruda, poética, honesta.
El que inspiró esta misma melodía como tantas otras hoy la canta. Escucho como aparecen en su boca mis palabras e, imagino, exactamente eso es lo que llaman orgullo.
Ya es vuestra, ya es nuestra.
Que la disfrutemos.
Hace un par de días, con motivo de este lanzamiento, volví a contactar a Pedro Pastor. Le envié, a modo de disparador, un puñado de preguntas por WhatsApp desde este sur latinoamericano que tanto lo inspira. Respondió enseguida, con varios mensajes de voz, un lujo cuando los graba un cantante de voz tierna y afable. Llegaron con ruido de pájaros al fondo, como si su entorno quisiera participar de esta entrevista.
Te quiero, y no todo el día
A ratos se me congela
Se me apaga la candela
Se calla la poesía
Porque querer, vida mía
Es inevitablemente
Una pelea inconsciente
Con los fantasmas de uno
En silencio el desayuno
Pesa el aire en el ambiente.
¿En qué momento de tu vida llega 10 Locos Años Descalzos? ¿Qué etapa personal o artística representa?
Llega en un contexto de aniversario, de celebración por la década de la banda Los Locos Descalzos, de Nico, Alan y Alvarito, que me han acompañado musicalmente durante estos diez años.
También llega con la sensación de que hay que empezar a cerrar un poco los procesos. Para poder dejar que la vida siga su transcurso natural, el de la música. Así que quería hacerme este regalo personal y, a través de mí, acceder a la gente que me escucha y me ha sostenido durante esta década: revisitar mis canciones de siempre, sobre todo aquellas que en algún momento me hubiera gustado grabar de otra manera, porque no tenía el criterio que ahora puedo tener con estos años de experiencia y con amigos de la música y gente a la que admiro.

¿Cuán difícil fue seleccionar las canciones para este álbum, revisarlas, reinterpretarlas?
Ni fácil ni difícil, la verdad. Cuando empiezas a tomar ciertas decisiones sobre las canciones que vas a elegir para un repertorio así, ya unas te conducen a otras. Revisarlas e interpretarlas de nuevo sí tiene su dificultad, porque hay que soltar mucho. Nosotros tenemos una idea preconcebida de la canción que también pasa por el arreglo que tiene. Para revisitarlas y que esa revisitación sea interesante, incluso algo radical o trágico, hay que permitirse que se transformen mucho. Eso sí que es más difícil.
En cuanto a los criterios, hay canciones que no podían faltar porque son muy escuchadas, pero el criterio principal es el que te acabo de contar: canciones para las que siento que no habíamos dado con un gran arreglo, y estaba bueno permitirse una segunda oportunidad, un segundo intento.
¿Por qué un disco con colaboraciones? ¿Tiene que ver con la filosofía de compartir, siempre tan presente en tu carrera?
Siempre lo había querido hacer. Hace muchos años que hago videos de YouTube con amigos, acústicos, y creo que mi música merecía tener ese espacio. Además, casi no he hecho colaboraciones en mis discos, más que con amigos muy cercanos; así que sentí que era el momento. Creo la música como algo colectivo.
Pero me entrego al querer
Y me arriesgo a ser querido
Y aunque puede salga herido
Prefiero dejarme ser
Que ya me harté de correr
Sin dar una explicación
Y de entonar la canción
Breve del libertinaje
Ahora probaré este viaje
De abrirte mi corazón
¿Quién es Silvio Rodríguez para ti?
No sé bien cuándo llegó a mi vida. Ni siquiera fue como esos otros artistas que en mi casa tenía localizados desde que era niño. Creo que a Silvio lo escuché ya de adolescente y cuando me mudé de casa y me fui a vivir solo. Entonces me llevé un reproductor de CD y algunos discos de mis padres. Había un par de Silvio. Fue ahí donde lo descubrí de lleno.
El primer disco que escuché fue Rodríguez, y más allá de las canciones que obviamente conocía por el contexto musical de mi vida, ese fue el primer álbum que escuché con plena conciencia, y aún hoy sigue siendo uno de mis favoritos.
Años después lo consiste en persona…
Fue en Madrid, en un homenaje a Luis Eduardo Aute, donde cantaban él y también mi papá, entre otros. En el camerino pregunté: “¿Está Silvio por aquí? ¿Lo puedo conocer?” Y bueno, ahí lo conocí.
También recuerdo especialmente la primera vez que lo vi tocar en vivo, en 2020, un mes antes de la pandemia. No recuerdo el nombre del lugar, fue en uno de los conciertos por los barrios en Cuba.
Estaba bastante lejos de La Habana; cogimos un par de buses y llegamos a una especie de parque. Había muy poquita gente, solo los vecinos, así que pude verlo de muy cerca. Además, era gratis. Fue como un delirio. Y una manera absolutamente apoteósica de cerrar un viaje de tres meses por Latinoamérica con mi banda.

Antes, en 2016, Silvio, tu padre (Luis Pastor), Ismael Serrano y el propio Aute hicieron un concierto en tu barrio, Vallecas. ¿Cómo lo viviste?
No estuve en ese concierto porque estaba tocando en México. Pero lo viví a través de tantísima gente que me lo ha contado a lo largo de estos años, porque fue una noche realmente histórica en Madrid.
Además, la participación de mi padre también fue muy fuerte, porque Luis es muy impresionante: directo, con una fuerza en la palabra y en el discurso que impacta. Lo viví desde ahí: desde el relato.
¿Cómo ha influido la obra de Silvio en tu formación musical y emocional?
Silvio ha sido un estandarte, un faro. Creo que tiene algo muy interesante: la canción sin artificios; la canción va siempre por delante. Silvio sale al escenario con una gorra, unos auriculares que casi le tapan la cara, los papeles de las canciones sobre el atril delante de su guitarra. Vas a ver un concierto suyo y sales emocionado y llorando. Porque no hay nada más que unas canciones incrustadas en la memoria colectiva.
Silvio es historia viva de la canción, es el trovador por excelencia. Entonces, claro que jugó un papel fundamental en mi formación musical y emocional. He pasado tantas horas de mi vida escuchándolo, deseando algún día hacer canciones tan buenas como las suyas… Creo que para casi todos los cantautores es una inspiración inevitable.
Luego, por supuesto, están los detalles: los matices, las melodías, como toca la guitarra, la naturalidad con la que introduce los bajos, como utiliza el pulgar… Y, desde luego, la poesía, las metáforas, las imágenes. No sé, ¿qué te voy a decir yo de Silvio que no se haya dicho ya?
¿Cómo surgió esta colaboración?
Le mandé una carta contándole lo que significaba para mí que él estuviera en este disco. Y creo que lo convencí. Cuando me llegó el sí me emocioné muchísimo, lloré bastante; fue como un shock, la verdad. Porque, aunque siempre lo he deseado con mucha fuerza, creo que es el único fetiche que he tenido. Nunca antes le había pedido una colaboración a alguien tan “de otra división”.
Yo estaba en México, de gira, cuando nos llegó el archivo de audio con su voz. Y, aparte de que volví a emocionarme, obviamente, y volví a llorar, lo que sentí fue una especie de victoria personal, una satisfacción plena, como una paz pura. Lo que pensé fue en todo el camino que he andado en mi vida para que luego la vida me devuelva un regalo como este. Porque para mí esto es un regalo de un peso muy grande, la verdad.

Has dicho que Al final de este viaje (1978) es uno de tus discos favoritos. ¿Qué lo hace tan especial para ti?
Muchos discos de Silvio son de mis favoritos, pero siento que Al final de este viaje es el disco más redondo. Casi todos los temas son grandes éxitos, lo cual es difícil de lograr en un sólo álbum. Por eso creo que lo he mencionado en alguna entrevista como mi favorito. Lo tengo en CD, en vinilo… lo he escuchado en todos sus formatos.
Recuerdo un viaje con una amiga española muy especial que no conocía a Silvio; fuimos por Portugal en furgoneta y lo escuchábamos todos los días, así que también tengo vivencias ligadas a ese disco. Y luego están todas las veces que hemos cantado esas canciones en reuniones. Silvio vive también en eso: todos tocamos sus canciones cuando nos juntamos a tocar con amigos músicos.
“Aunque no esté de moda” es de mis canciones favoritas. Tiene unas imágenes que solo Silvio puede crear. Esas frases que te atraviesan. También hay cosas muy interesantes en torno a esa canción. De hecho, a la amiga del viaje por Portugal fue una de las canciones que más la marcaron, por cosas que decía sobre cómo enfoca el amor y la libertad a través del amor.
Lo más fuerte de todo es que Silvio sí está de moda, no solo para las generaciones grandes. La gira que va a hacer ahora en América va a llenar cantidad de Arenas en muchas capitales, y va a haber mucha gente joven. Creo que esa es una de las cosas más poderosas que tiene: ha sido capaz de trascender la barrera generacional, algo que muchísimos otros cantantes no han podido o no han sabido hacer. Y lo increíble es que Silvio ni siquiera creo que lo haya intencionado; simplemente se le ha dado.
¿Por qué escogiste “Quererte” y no otra de tus canciones para el dúo con el trovador cubano? Si atendemos a la letra y la melodía, ¿podría ser una hija filosófica de ese universo silviofilo?
Fue esa y no otra porque creo que es mi canción más atravesada por su musicalidad. Aunque tengo muchas canciones influenciadas por él, siento que esta es la más silviana o silviesca de todas. Está escrita en décimas, un género literario que Silvio ha utilizado, y la melodía evoca mucho de su estilo. Además, creo que esa manera que tiene Silvio de hablar del amor también está impresa ahí.