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América Latina y el Caribe protagonizarán un 2025 con crecimiento moderado salvo en dos excepciones: Cuba y Hait. Serán, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), las únicas economías nacionales de la región que cerrarán el próximo año en recesión.
Según el documento Estudio Económico de América Latina y el Caribe, 2025: movilización de recursos para el financiamiento del desarrollo, el crecimiento del PIB en 2024 y las proyecciones para 2025 y 2026 colocan a la Isla solo por delante de Haití en la región.
El análisis del organismo de Naciones Unidas, prevé que el PIB de Cuba se contraiga un 1,5 % y el de Haití un 2,3 %, cifras que ubican a ambas naciones como polos opuestos frente al promedio regional de crecimiento, que el organismo sitúa en 2,2 % para 2025.
La tendencia contrasta con las proyecciones positivas para países como Argentina, Panamá y Paraguay, que liderarán el crecimiento regional, mientras que la mayoría de los restantes países verán avances más discretos en sus economías.
En la tabla aparecen como punteros Argentina (5 %), Panamá (4,2 %) y Paraguay (4 %), seguidos por República Dominicana (3,7 %), Guatemala (3,6 %) y Costa Rica (3,5 %), según el informe presentado este martes.
Un crecimiento más moderado se proyecta para Honduras (3,2 %), Nicaragua (3,1 %), Perú (3,1 %), Uruguay (2,8 %), Colombia (2,5 %), Chile (2,4 %), El Salvador (2,4 %), Brasil (2,3 %) y Venezuela (2 %).
Más rezagados, aunque todavía con cifras de crecimiento, figuran Bolivia (1,5 %), Ecuador (1,5 %) y México (0,3 %).
La afectación eléctrica vuelve a sobrepasar los 2000 MW por averías y limitaciones en la generación
Un lustro de crisis y sin señales de mejoras
La economía cubana atraviesa su peor momento desde los años 90, cuando implosionaron la Unión Soviética y los países del bloque comunista.
El retroceso anunciado por la Cepal para 2025 es apenas el capítulo más reciente de una crisis persistente que llevó al país a experimentar una caída acumulada de más del 11 % de su PIB entre 2019 y 2024.
El ministro cubano de Economía, Joaquín Alonso, ha reconocido públicamente la magnitud de la crisis, que se ha manifestado en severos déficits de divisas, escasez crónica de alimentos, medicinas y combustibles, y dramáticas reducciones en sectores clave como la agricultura y la industria.
El golpe más visible para la población es el deterioro de la vida cotidiana: largas tandas de apagones que superan las 20 horas en numerosas zonas, tanto citadinas como rurales, transporte público cada vez más deficiente, falta de suministros básicos y una inflación desbocada que carcome en días el poder adquisitivo de los empleados estatales y los pensionados y jubilados.
Entretanto, las exportaciones y los ingresos por turismo han caído estrepitosamente, mientras la deuda externa se ha tornado insostenible y la emigración masiva alcanzó el millón de cubanos en apenas tres años.
Inflación crónica y empobrecimiento
El informe de la Cepal califica a Cuba como uno de los cinco países con “inflación crónica” en la región —ocupando el tercer puesto—, lo que obligó a su exclusión de los promedios regionales.
En 2024, el incremento del índice de precios al consumidor rondó el 30 %, y aunque el Gobierno proyecta una moderación hacia el 25-30 % en 2025, analistas independientes cuestionan la credibilidad de las cifras oficiales y señalan que la inflación real ha mantenido una tendencia entre el 20 y el 40 % durante los últimos meses.
En paralelo, el impacto social es severo, toda vez que el desbalance abismal entre salarios y precios, junto a la escasez, han reducido drásticamente la capacidad de compra de los hogares, llevando a indicadores de pobreza inéditos. A eso se suma la naturalización de la pobreza, una proliferación del mercado informal y la percepción de un estancamiento económico sin horizonte de mejoría inmediata.

El embargo y otros factores estructurales participan en el deterioro económico
El embargo económico de Estados Unidos, que data de 1962, sigue siendo uno de los elementos más citados por el Gobierno cubano para explicar el deterioro nacional.
Según estimados oficiales y de organismos internacionales, el embargo ha supuesto pérdidas superiores a los 130 000 millones de dólares desde su imposición.
De acuerdo con cifras del canciller Bruno Rodríguez, expuestas en 2024, las sanciones de Washington representan una afectación aproximada de más de 421 millones de dólares mensuales, más de 13.8 millones de dólares diarios, y más de 575 683 dólares en daños por cada hora de bloqueo.
Las acciones punitivas estadounidenses limitan la capacidad de la Isla para acceder a financiamiento internacional, recursos tecnológicos y mercados, y contribuyen a encarecer e interrumpir el abasto de bienes esenciales como alimentos, insumos médicos y energía.
Sin embargo, analistas independientes y organismos multilaterales enfatizan que las causas de la crisis trascienden el embargo.
Apuntan a distorsiones estructurales del modelo económico cubano: la falta de inversión extranjera, la limitada participación privada, la baja productividad y la excesiva centralización en la toma de decisiones.
El colapso de alianzas estratégicas y el retiro parcial de apoyos de antiguos socios como Rusia y Venezuela han agravado la vulnerabilidad externa del país, incrementando su exposición ante las crisis globales y los choques internos.
Cierra primer semestre con 25 % de turistas menos que en igual periodo de 2024
Mientras la Cepal prevé para 2026 apenas un 0,1 % de crecimiento —lo que equivale a un estancamiento—, La Habana apuesta a un despegue gradual apoyado en la recuperación del turismo y una mayor eficiencia en industrias básicas.
Sin embargo, los expertos coinciden en que sin ajustes estructurales e incentivos al sector privado, la anhelada recuperación difícilmente se materializará.
El economista cubano Pedro Monreal apuntó en su cuenta en que el estudio cepalino “ pronostica dos años adicionales de penuria económica para Cuba: recesión con caída de 1,5 % en 2025 y estancamiento con ínfimo crecimiento de 0,1 % en 2026. Solamente Haití estaría peor”.
A su vez, agregó el experto que “otro dato interesante del informe de CEPAL es que Cuba aparece clasificada como “país con inflación crónica” (la tercera más alta en 2024), es decir, entre los cinco países con datos tan malos que se excluyeron del cálculo de los promedios regionales y subregionales”.
Al margen del desplome cubano y haitiano, la región latinoamericana y caribeña enfrenta su propia “trampa de bajo crecimiento”, en palabras de la Cepal, por lo que el organismo urge a acelerar la movilización de recursos internos, la transformación fiscal y una mayor cooperación internacional
si se quiere evitar una nueva década perdida.