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Jaxier Sotomayor (La Habana, 2007) ataca el listón con una zancada veloz y despega con potencia. El chico cae una y otra vez sobre los colchones de las Pistas de Atletismo de la Fuente de la Niña, en Guadalajara. Allí lleva tres años entrenando día a día al lado de campeones olímpicos como Jordan Díaz, Yulimar Rojas o Marileidy Paulino. “Ellos son el espejo en el que trato de mirarme”, asegura el heredero de Javier Sotomayor, recordista mundial de salto de altura hace más de tres décadas.
¿Cómo fueron tus inicios en el atletismo?
Empecé desde pequeño. A los seis años ya practicaba, tenía entrenamientos dos veces por semana, aunque con seriedad arranqué a los 12. Me gustaba mucho correr, más que el salto de altura, pero cuando fui creciendo me metí en este mundo y no he salido más. De vez en cuando mi papá me dice que lo intente en el triple, pero quiero seguir en la altura. De momento, voy a competir en esta modalidad y ver hasta dónde puedo llegar. Uno nunca sabe.
Con 17 años ya estás cerca de los 2.10 metros. ¿Te sientes satisfecho con la progresión?
El año pasado, en el Campeonato Absoluto de Clubes de pista cubierta llegué hasta los 2.01, y en agosto de 2025, en el Meeting Internacional Meliz Sports, subí a 2.08, que es mi mejor marca, pero no estoy conforme del todo, sé que necesito seguir subiendo. Entre los menores de 18 años en España todavía hay varios atletas que han logrado mejores resultados que yo, así que no me queda otra opción que superarme.

Justo el día que lograste el 2.08 superaste dos veces tu marca personal. ¿Esperabas una evolución tan grande en un plazo de tiempo relativamente corto?
Ese día tenía la sensación de que podía mejorar mis registros, pero no me imaginé que tanto. Creo que esto me da mucha confianza para la temporada que viene. La evolución ha sido grande y el principal motivo es que he ganado bastante en disciplina. Ahora mismo no tengo nada que ver con quien era en 2024, por ejemplo. Digamos que ahora entiendo un poco más que mi vida va a estar en el deporte sí o sí, es mi sueño y estoy dando todo por llegar lejos, disfrutando altura por altura.
¿Talento o trabajo? ¿Qué ha incidido más en tus resultados?
Parte y parte. Obviamente, tengo un genética especial, pero por mucho talento que tú tengas, si no lo trabajas, no te sirve de nada. Mi papá siempre me pone su ejemplo. Con 16 años él ya saltaba más de 2.30, pero sin dedicarse por completo al deporte no hubiera logrado subir más y mantenerse tantos años en la élite por arriba de los 2.40.
¿Cuáles crees que sean tus mayores potencialidades?
Suelo enfocarme mucho cuando toca enfrentarse a los rivales. No me gusta que nadie me moleste ni estar hablando con la gente mientras caliento o cuando ya va a comenzar la competencia.
¿Y deficiencias?
Aunque parezca contradictorio, me desconcentro muy fácil. Quizás tiene que ver con la juventud, con la inmadurez, pero con cualquier cosa me distraigo y eso me afecta bastante. Te diría que ahora mismo es mi mayor problema, por eso mi padre me insiste mucho en que trate de aislarme cuando entre a la pista.

Hablas mucho de tu padre. ¿No es un reto demasiado grande competir en la misma disciplina en que se convirtió en el mejor de la historia?
Evidentemente, supone mucha presión, pero cada vez que la gente me compara yo intento evitarlo. Mi padre tiene su carrera y yo la mía. Por mucho que el haya saltado, no significa que yo vaya a hacer lo mismo. Yo intento salirme un poco de eso, que no quita la presión, pero es mi método para evitarla.
Además, entiendo que es algo con lo que tendré que vivir hoy, mañana y siempre, porque el legado de mi padre no va a desaparecer e inevitablemente nos van a relacionar. Pero me he metido en la cabeza que yo no salto por ser el hijo de Sotomayor, salto porque entreno para hacerlo.
¿Qué valores te ha transmitido él para triunfar en el deporte?
Siempre me ha insistido mucho en que hay que tener disciplina, enfoque y dedicación, sin eso de nada vale el talento. Y también me ha hecho ver que debo ser paciente, porque no siempre las cosas van a salir como uno quiere y eso no significa que te rindas.
¿Cómo fue en el rol de entrenador?
Muy estricto, demasiado a veces. No sé si habrá sido así con los otros atletas que ha entrenado, pero a mi no me dio respiro.

Estuvieron largos períodos separados por los compromiso de tu padre. ¿Qué tal llevaste ese tiempo trabajando sin entrenador?
Fue difícil, me tocó estar bastante tiempo alejado de él y no es lo mismo una preparación con tu entrenador al lado que hacerlo casi todo solo. Si bien en esos momentos no perdí la motivación y trabajé con mucha voluntad, subiendo cimas y machacándome en la arena sin nadie al lado, puede ser que me haya afectado.
De cualquier manera, no sabría decirte con exactitud. Quizás si mi padre hubiera estado aquí, de tan estricto que es, me hubiera lesionado. A lo mejor estuviese saltando más o menos, quién sabe.
Ahora estás a tiempo completo con la venezolana Ámbar Sánchez al frente de los entrenamientos. ¿Qué sientes que ha cambiado en la preparación?
Realmente Ámbar ha estado cerca de mi desde hace mucho tiempo, creo que desde que llegué a España siempre me ha acompañado de alguna manera, por lo que no ha sido un cambio brusco como cuando empiezas a trabajar con una persona nueva. Ese detalle me ha facilitado bastante las cosas.
Con ella creo que he mejorado mucho en el fortalecimiento muscular, algo que me faltaba. Yo siempre he saltado bien, lo tengo natural, pero no aguantaba los impactos. Entonces nos hemos enfocado en trabajar con pesos, hacer algunos ejercicios de halterofilia aprovechando que ella conoce sobre ese tema porque también es atleta de peso. Gracias a todo eso he visto resultados. Además, no hemos descuidado la técnica. He corregido algunos errores en la carrera y el despegue, siempre arriba del detalle y tratando de disfrutar.
¿Ha sido entonces positivo no tener a tu padre como entrenador?
Sin mentirte, al principio fue un bajón emocional, porque el hecho de que me entrenara el mejor del mundo lo sentía como una especie de protección o de impulso, no sé. Pero después lo he logrado gestionar bien. Traté de buscar la parte positiva, con mucho apoyo de mi familia, mi entrenadora, mis amigos y también de mi padre, a quien le cuento cómo me van las cosas.
Hablamos del tiempo que compartes en los entrenamientos con Jordan Díaz o Yulimar Rojas. ¿Qué representa trabajar al lado de estas estrellas?
Cada vez que veo a Yuli o a Jordan saltar me imagino un futuro como el de ellos, siendo campeón olímpico, con récords. Tenemos excelente química. Son los mejores del mundo y estar cerca de ellos es una motivación adicional para seguir trabajando fuerte.
Ningún español ha saltado 2.30 en este siglo. ¿Esa sería una meta si compitieras por España?
Por supuesto. Yo confío mucho en mí. No puedo asegurar que voy a hacer una marca u otra, pero sí confío. Ahora mismo, no hay techo en mi mente, lo que trato de no pensar demasiado a largo plazo. Para 2026, por ejemplo, quiero llegar al Mundial Sub-20 de Eugene.
Eso ya es un salto a la élite…
Desde pequeño mi sueño es competir al más alto nivel. En mi cuarto me imagino en unas Olimpiadas o en un Mundial.
¿Has estado en Salamanca?
Sí, ahí gané un campeonato.
¿Qué sensaciones tuviste allí donde tu padre impuso más de un récord mundial?
En el campeonato que gané, no fue en la misma pista de los récords, pero el año pasado sí tuve una competencia en el Helmántico y no me había dado cuenta. Llegué a la pista muy tranquilo y cuando entré al sitio donde se salta y vi la placa, me entró mucha mucha presión, pero lo logré manejar y salté bien.
¿Quiénes son sus ídolos en el deporte?
Los atletas que más me inspiran son Cristiano Ronaldo y Lebron James.
¿Y en el salto de altura?
Siempre le digo a mi papá que él fue el mejor, pero yo prefiero a Barshim.
¿Cómo es posible eso?
Es una cuestión de estilo, de gustos. La técnica de Barshim es impresionante y eso siempre me ha llamado la atención.
¿Has considerado practicar otro deporte u otra modalidad dentro del atletismo?
Todavía estoy a tiempo de intentar el triple, pero fuera de eso no me planteo más nada.
¿Cómo compaginas la vida de estudiante y de atleta?
Lo llevo bastante bien, con una sesión de clases y otra de entrenamientos. Es mucha la demanda, pero hasta ahora no me cuesta tanto trabajo. También tengo claro que no puede haber ningún fallo, porque la familia no admite deslices con los estudios, sobre todo mi madre. Es más estricta que con el salto. Con eso te lo digo todo.
Naciste en Cuba y vives en España desde 2021. ¿Ya decidiste por dónde vas a competir?
Esa pregunta me la hacen mucho, pero la verdad es que todavía no sé si representaré a Cuba o a España en el futuro.











