Hay una dimensión donde no importa el lugar en que usted haya nacido ni dónde se crió, si en La Habana o Nueva York, por ejemplo. Lo mismo en Harlem que en el Cerro, la rumba late en los cuerpos de quienes son cubanos de sangre, por los ancestros compartidos, que se unen en el humo de tabaco y los toques de tambor.
De madre cubana, Jadele McPherson baila y canta la rumba como una forma de conectarse con su identidad. También es para ella una manera de abrir más espacio en Estados Unidos a la cultura de sus antepasados. Este año, un nuevo evento le ha servido de escenario para compartir junto a su grupo, Lukumi Arts, con artistas que viajaron desde Cuba para un intercambio cultural en la comunidad de Harlem.
Artistas de ámbitos diversos fueron invitados a participar en el Harlem / Havana Music & Cultural Festival, del 14 al 22 de agosto. Durante más de una semana se presentaron en teatros, restaurantes y otras locaciones la compañía folclórica JJ, César López y Habana Ensemble, el pianista Jorge Luis Pacheco, el artista plástico Eduardo Roca (Choco), los diseñadores de moda Mario Freizas y Mariela Orozco. También estaba prevista la participación de dos chefs, pero no pudieron asistir debido a problemas con el visado.
Las negociaciones para materializar el evento transcurrieron durante más de dos años, cuenta a OnCuba uno de los organizadores del evento, José Velázquez, hasta concretarse con la mediación de la Gran Cámara de Comercio de Harlem y el Ministerio de Cultura de Cuba.
A su vez, el Festival coincidió con la “Harlem week” (Semana de Harlem), que se celebra desde 1974 como un tributo a la historia del lugar.
Harlem es un sitio emblemático de la cultura afroamericana en Nueva York. Ubicado al norte de Manhattan, es actualmente uno de esos vecindarios neoyorkinos donde se nota al primer vistazo la presencia latina, y donde el español se habla tanto como el inglés. Es, por eso, lugar donde residen muchos emigrados cubanos. Fue también donde se hospedó Fidel Castro, en la visita que realizara en 1960.
En entrevista con OnCuba, el productor ejecutivo de Harlem Week, Voza Rivers, refirió las conexiones que se manifiestan entre los pueblos de Cuba y el estadounidense. Rivers, quien es un importante promotor cultural norteamericano, acompañó al presidente Barack Obama en su viaje a La Habana en marzo de este año, un momento que sirvió como catalizador para materializar este intercambio.
“Yo veo un futuro brillante”, afirma Rivers, con respecto a las perspectivas que pronostica sobre el acercamiento entre los dos pueblos. “Durante más de 50 años, Estados Unidos ha llegado tarde a una fiesta, ha estado desvinculado de lo que estaba sucediendo en Cuba. Y aquí tenemos ahora una muestra de su cultura, que es tan auténtica, y por eso queremos celebrarla. Tal como hacen las comunidades en Harlem, los mexicanos, los sudamericanos, puertorriqueños, que mantienen su cultura en este país. Nosotros nos proponemos acercar todas esas culturas a Harlem”.
Así como Jadele McPherson baila la rumba que tocan los rumberos cubanos, hay vínculos que trascienden fronteras geográficas e ideológicas. El culto a los mismos dioses es otro de esos puntos en común. “Hay tradiciones que yo he rescatado, como cuando celebramos en diciembre un Festival para Santa Bárbara bendita, que siempre ha sido muy especial en mi familia”.
McPherson ve en su trabajo como artista la posibilidad de conectarse con más cubanos, y de crear nuevos espacios culturales. También siente la ausencia de espacios que existieron durante mucho tiempo y por diversas razones, hoy casi han desaparecido. Es el caso del “Baile Del Mamoncillo”, una tradición que crearon los integrantes del Club Cubano Inter-Americano, establecido en 1945 en el condado de Queens.
Hay una tendencia que crece cada vez más, y es el interés de los estadounidenses por viajar a Cuba. Jon Spenling es un fotógrafo aficionado que asistió a una de las noches del Harlem Habana Festival. Antes, había viajado a la Isla para participar junto a otros seis fotógrafos en la confección de un libro de fotos sobre Cuba. La experiencia fue para él como trasladarse a la década de 1950 en Estados Unidos, por las referencias de los autos clásicos americanos.
“Yo viajé con mente limpia –dice Spenling–, me impresionó la cultura de la gente, y que no hay analfabetismo como en otros países de Latinoamérica”.
El Harlem Havana Festival pretende satisfacer esa curiosidad por los puntos de coincidencia entre las dos culturas, “cambiar la dinámica entre los dos países, y hacer lo que no pueden los políticos”, afirma Voza Rivers.
La historia de dos chefs que participaron también en el festival puede ilustrar cuánto pueden tener en común las dos comunidades. Mientras preparaban una muestra de comida cubana para el evento, el chef de Cuba y el de Estados Unidos hablaban de cómo sus abuelas cocinaban, y más de un plato era similar.
“Tenemos historias muy parecidas –continúa Rivers– pero no lo sabemos hasta que entablamos una conversación. Esta es una oportunidad para ver cuánto nos parecemos. Tengo la convicción de que no se trata de cambiar la relación entre los dos países, sino de que se absorban mutuamente sus similitudes”.
Bienvenids sean todos los intercambios fructíferos entre ambos países.
Eduardo Roca Salazar no es CACHO. Eduardo Roca Salazar, artista de la plástica es CHOCO.