Aún con la sensación de regocijo que le dejó su concierto en la sala neoyorquina Rockwood Music Hall Stage hace solo unos días, Dayramir González ya tiene muchos proyectos. El jazzista cubano hace carrera en Estados Unidos y desde allá gesta, organiza y desarrolla iniciativas que repercuten en la formación de niños y jóvenes interesados en hacer una carrera musical.
González es miembro de ese pujante movimiento de noveles jazzistas cubanos, forjado al calor de las escuelas de arte de la Isla, del Concurso Jojazz y de toda esa fuerza juvenil que enriquece un género del que ya es imposible hablar sin el aporte de la Mayor de las Antillas.
Ahora Dayramir anda enfrascado en potenciar un programa de música que ha creado junto a su esposa, Tatiana Ferrer. El artista espera contribuir a que niños y jóvenes asuman la manifestación con creatividad y para ello les imparte conocimientos necesarios sobre composición, teoría y apreciación musicales. Todo ello tiene al piano como instrumento principal.
Según relata a OnCuba, piensa que con The Art School of Contemporary Performance and Creativity, serían beneficiados estudiantes entre siete y 16 años. “Este es un proyecto que nos tiene muy motivados e inspirados porque aprendemos cada día de nuestros alumnos. Ellos son el futuro. Es nuestro deber guiarlos y llevarlos de la mano musical y éticamente”, aseguró Dayramir.
Muy concentrado también en su carrera, el pianista encauza su Havana Concourse Music, cuyo estreno ocurrió la semana pasada en la ciudad de Nueva York. Se trata, dijo, “de una serie de conciertos que creé como plataforma para presentar el lado más popular de mi jazz. Es una forma de atraer mucho más al público popular hacia un género que ha sido mayormente considerado elitista.
“A su vez, deviene la continuidad de mi trabajo con cantantes. Desde que comencé en Cuba en 2004 con mi proyecto de jazz afrocubano Habana Entrance, siempre tuve la inclinación de insertar cantantes jóvenes con mucha fuerza, y lograr una mayor presencia en el escenario.
“Con Habana Concourse Music estoy siguiendo ese concepto. He presentado ya seis de las noveles intérpretes que más atención están llamando aquí en la ciudad de la Gran Manzana: Nadia Washington, Atrel, Irka Mateo, Jadele McPherson y Valentina Blu Lo”.
El 22 de septiembre pasado también te hiciste acompañar de importantes músicos en el Rockwood Music Hall Stage.
En el concierto de esa noche estuvieron jóvenes con muchísimo talento y que igualmente son líderes de sus propios proyectos. Entre ellos estuvieron los cubanos Keisel Jiménez (drums) y Kalí Rodríguez (trompetista); el boricua Gabo Lugo (congas), la estadounidense Emma Dayhuff (bajo), y la cantante italiana Valentina Blu Lo. Estoy muy feliz con ellos y con la entrega con que defendieron mis temas.
Ahora que preparas un nuevo disco, ¿cuánto hay de Dayramir y Habana Entrance en él?
Mi nuevo álbum saldrá oficialmente en noviembre en las plataformas online. Este CD me tiene muy motivado. Se llama The Grand Concourse, y hace relevancia a la mítica avenida del Bronx en Nueva York, donde viví y creé muchos de esos temas.
Tengo invitados espectaculares como el percusionista cubano Pedrito Martínez, el flautista Oriente López, el saxofonista Yosvany Terry, los violinistas Tatiana Ferrer e Ilmar López-Gavilán, entre otros.
The Grand Concourse pretende presentarme no sólo como pianista e improvisador, también como arreglista y orquestador. En cierto sentido es un acercamiento similar a mi primer disco Dayramir y Habana Entrance, en el que presenté una decena de canciones, donde mezclé el jazz con el hip hop, la rumba y la timba.
Ahora presento mi ópera prima neoyorquina. Deseo mucho que el público pueda disfrutar de la gran gama de sonidos y texturas que puedo mostrar como artista.
Has tenido una dualidad de metodologías en tu formación académica: la cubana y la del Berklee College of Music, ¿cuánto te han aportado?
Mis estudios en Cuba fueron espectaculares. Transité primero por las tres enseñanzas: las escuelas elemental y nivel medio, y el Instituto Superior de Artes. Luego vino mi formación profesional, la de la calle. A los 16 años pude conectar con Óscar Valdés y Diákara, después el grupo Klímax de Giraldo Piloto, y terminé con Alexander Abreu y Havana D’ Primera. Toda una gozada.
Berklee ha sido una experiencia increíble. Pude pulir mi lenguaje jazzístico, aprendí a escribir para las Big Band… En esa institución di clases con Joanne Brackeen, Danilo Pérez, Joe Lovano, Ed Tomasi, John Patitucci y George Garzón. En fin, tuve la oportunidad de estar junto a muchos de mis héroes musicales, quienes compartieron conmigo su tiempo y sabiduría cada semana.
El jazz es una forma de vida, ha dicho el afamado trompetista estadounidense Wynton Marsalis. ¿Cuál es tu fórmula de existencia dentro del género?
Sigue siendo la misma. Es una forma de expresión, una gran herramienta armónica y melodía que siento no me ha aportado ningún otro género. Vivo esta música con mucha intensidad. Me encantan los riesgos que tomo al improvisar, la creación momentánea que te da ese estilo. Mi mayor motivación es ver a la gente aplaudir y quedarse felices después de cada concierto.
El restablecimiento de las relaciones entre La Habana y Washington ha marcado una oportunidad para estrechar aún más el intercambio cultural. ¿Crees que la industria musical estadounidense se interese en dar a conocer a los artistas cubanos?
Espero que sí. Cuba está en un momento espectacular. Después del restablecimiento de las relaciones y de la visita del Presidente Obama a nuestra capital, todos quieren ir a la Isla y vivirlo de primera mano. Especialmente los norteamericanos se han visto limitados a visitar nuestro país libremente por muchos años.
En diciembre tenemos el Festival Internacional Jazz Plaza y ya se ha anunciado la presencia de Christian McBride, Terence Blanchard y Arturo O’Farril, entre otros. Espero que toda esta atención llegue también a la televisión y la radio especialmente, que promocionan a los jazzistas, timberos y músicos clásicos. Ya Gente de Zona logró hacer una carrera internacional importante en Estados Unidos, apoyada por los medios de comunicación. Espero que ese interés también se ramifique a los demás géneros.