Si alguien hubiera hecho una encuesta sobre las posibilidades ganadoras de los equipos envueltos en la postemporada 2017 del béisbol cubano, Granma habría sido seguramente el menos votado.
Primero, porque no lo acompañaba la historia. Lo mejor que había conseguido en Series Nacionales había sido un tercer puesto, mientras el otro trío de competidores exhibía múltiples trofeos en sus vitrinas. Segundo, porque había terminado en cuarto puesto en la etapa regular, sin alardes de poderío ni brillantez en el juego. Y tercero, porque a todas luces los demás gozaban de argumentos superiores o, al menos más llamativos, para encarar el rigor de los play off.
Media Cuba apostaba por una final Ciego de Ávila-Matanzas, y los presagios más osados le ofrecían algunas opciones de campeonato a los naranjas de Villa Clara. Pero muy pocas personas –como no fueran los propios parciales granmenses– ponían un peso en juego a favor de la tropa de Carlos Martí.
Ciego era el trabuco a derrotar. Monarca vigente, tres coronas en cinco campañas y repleto de hombres curtidos en el fragor de la hora cero, tenía las dos armas más letales para pelear en estas fases: un staff abridor consistente (Vladimir García, Vladimir Baños, Dachel Duquesne y Erlis Casanova) y un par de relevistas de ensueño (Raidel Martínez y José Ángel García).
Matanzas, de nuevo, parecía el gran aspirante. Con un lustro completo encaramándose en el podio bajo el mando de Víctor Mesa, arribaba esta vez al tramo decisivo tras imponer un impactante récord de 70 victorias con solo 20 patinazos, con el apoyo de una artillería capaz de promediar colectivamente por encima de .330.
Por su parte, Villa Clara gozaba de una dupla monticular intimidante (Freddy Asiel Álvarez y Yosvani Torres), amén del plus de calidad ofensiva que aportaban dos refuerzos de última hora, Alexander Ayala y Frederich Cepeda.
¿Y Granma? ¿Con qué llegaba Granma? Sus fuerzas tampoco eran desdeñables, aunque –insisto– lucían ligeramente por debajo…
Verdad: de su lado estaba el top pitcher del año, Lázaro Blanco; la garantía en los cierres de Miguel Lahera y una línea central exquisita para el nivel actual de la pelota cubana. Pero ello no bastaba para otorgarle la candidatura principal.
Digámoslo gráficamente: los Alazanes carecían de la profundidad avileña con las serpentinas, del calibre de fuego matancero y del one-two villaclareño en la lomita.
A mi juicio, tres factores resultaron clave para que la provincia escribiera la página más acabada de su historia beisbolera, un episodio impensado incluso por los más soñadores, con barrida incluida a costa del campeón en ejercicio.
Vuelvo a enumerar…
Uno, determinante, fue la incorporación de Alfredo Despaigne, por distancia el bateador más contundente del país (en términos sabermétricos, el único que se codea con Omar Linares y José Dariel Abreu). De la semifinal en adelante, el slugger aportó 20 boletos en 11 desafíos, dos jonrones definitorios y varias toneladas de pavor en los lanzadores adversarios.
Dos, el error de Roger Machado en el partido inaugural. Ese día, Ciego iba con su carta de lujo mientras Granma no podía apelar a la suya. Para los Tigres se trataba de dar la primera estocada y refrenar los ánimos rivales, muy exaltados desde la remontada ante Matanzas.
A la altura del octavo episodio, el score dictaba un 3×0 con visos de inmutable, pero entonces el manager –pese a disponer de los ya referidos Martínez y García– se encaprichó en omitir el librito del béisbol moderno, estiró más de lo racional a su abridor y por ahí se le colaron a todo galope los caballos. Fue ese, al mismo tiempo, el punto de giro y el mazazo anímico del duelo.
Y tres, la ausencia de presión. El hecho de no ser favorito siempre empujó el carro de Granma por las rutas más despejadas del camino sicológico. A lo largo de toda la postemporada –y muy especialmente en la pulseada versus Ciego–, sus jugadores nunca escondieron la sonrisa, ni bajaron los brazos, ni dejaron de azuzarse en cada acción.
Por encima de cualquier otro elemento, ello explica el milagro que acaba de obrarse en la Serie Nacional.
Muy rebuscadas palabras, pero no hablas absolutamente de lo bien que jugaron. ESO ES UN GRANDE…QUE A PESAR DE TENER EN CONTRA EL REGIONALISMO DE LOS ÁRBITROS(INSOPORTABLES COMO SIEMPRE), LA GRANDEZA DE LOS TIGRES Y A DOS DE LOS MEJORES MANAGER DE LA PELOTA CUBANA…LOS DERROCARON PORQUE JUGARON BIEN…NO ES UN MILAGRO, SIMPLEMENTE SU JUEGO FUE SUPERIOR…NADA DE ERROR DE NO SE QUIEN… UN SIMPLE ERROR NO DA PARA TANTO.
Estimado Juan Kubala:
Usted me perdona, pero peca de superficial en este análisis. El título de Granma no fue el “milagro” que Ud acaba de decir. Las claves de Granma no se reducen a UN ATLETA, UN ERROR DEL MANAGER CONTRARIO Y LA AUSENCIA DE PRESIÓN. Decir esto es minimizar el trabajo del equipo que incluyó a Conrado Marrero trabajando por varios años y dejó a una mentalidad en lanzadores como Ciro Silvino, Guevara Ramos, Alfredo Fonseca. Es obviar que granma ha estado SIETE VECES ENTRE LOS CUATRO GRANDES en los ultimos 17 años. Es tirar por la borda el trabajo de Carlos Benítez, Guillermo Avilés, Roel Santos, Wilfredo Sánchez, Yoelkis Céspedes, César García y sobre todo del equipo de dirección con CARLOS MARTÍ al frente. Señor, la victoria de Granma no fue una casualidad. Su visión folcklorista y lejana del fenómeno la he jugado una mala pasada.
El hecho de que Granma perdiera con GRANDES (nunca con mediocres) como La Aplanadora y Ciego de Ávila no quiere decir que somos mediocres. Granma es uno de los equipos que menos se televisa (y por tanto de los que menos juegan de noche, con desgaste físico incluido) Granma es una de las provincias que menos terrenos de béisbol tiene. Su estadio es de los peores del país. Si no se fijó bien, la defensa del equipo mejoró tanto que fuimos líderes en ese departamento y, con la excepción del juego contra Matanzas, en los demás se jugó bien.
Dejen de subestimar a los equipos que consideran débiles, dejen de justificar la victoria CONTUNDENTE de Granma. Los Alazanes no ganaron porque Roger cometió un error. Tenía otros SEIS JUEGOS para demostrar que podían retener el campeonato. Lea la prensa avileña y no verá justificaciones por ninguna parte.
Nunca olvide que su trabajo también forma criterios y quien no esté bien informado puede sumarse al suyo y hacerle compañía a la legión de periodistas que solo ven un lado de la historia. Saludos.
No estoy de acuerdo con usted en cuanto a su comentario sobre granma poderío y brillantes le sobro al equipo de granma ya que con su equipo plagado de figuras jovenes supo quedar entre los ocho primeros equipo donde no habian refuerzos y sin su toletero despaigne mas la ausencia de samon que jugo por matanzas fueron de los primeros en defensa y pitcheo en el campeonato ahi estubo el poderio y la brillantes de los campeones nacional del beisbol cubano 2017 ademas de la buena dirección de carlos marti y su cuerpo de dirección
Estimada Oncuba, por mucho el articulo de opinion mas falto de objetividad publicado en mucho tiempo en este maravilloso magazine. Atentamente, Jesus Corria
Milagro?…lo que pasa es que los ojos del periodismo cubano, habituado a comentar solo lo que no le cuesta trabajo ni compromiso, se hace el ciego con lo que no es conveniente hablar… Granma lleva mas de una década contando con buenos bateadores y con buenos pitchers, lo que no ha acompanado nunca a esta serie ha sido la defensa,.. eso sin comentar que el fatalismo geográfico apuesto de su parte… Nombres como Ernesto Guevara Ramos, los Hermanos Bejerano, Ciro Silvino Licea, Miralis Benitez, Alfredo Fonseca han dado luz a las actuaciones de Granma.. y el trio CESPEDES, DESPAIGNE, SAMON ha sido el unico que se ha acercado en todo este tiempo a lo que fueron PIERRE, PACHECO Y QUINDELAN.