Después de ser liberado en la madrugada de este jueves, Fernando González llegó a Cuba al mediodía de hoy.
Acudieron a recibirlo al aeropuerto internacional José Martí, el presidente Raúl Castro, su madre Magalis Llort y su esposa Rosa Aurora Fraijanes, entre otros familiares. También estuvo presente René González, el primero de Los Cinco en terminar su condena, a quien, al contrario de Fernando, no se le permitió regresar a la isla de forma inmediata.
En sus primeras declaraciones a la prensa, el Héroe de la República de Cuba, expresó, “la felicidad es grande pero le falta un pedazo porque faltan mis hermanos Gerardo, Ramón y Tony; cuando ellos pasen por este momento y nos reunamos todos, entonces la felicidad será completa”.
Para sus compañeros que aún cumplen condena, dedicó Fernando su primer mensaje de agradecimiento: “No saben ellos ni siquiera cuánta fuerza y cuánta energía nosotros obtuvimos en aquellos momentos de de ver la actitud de ellos, de ver la manera en que enfrentaron las situaciones y después de conocer, durante los años en prisión, cómo enfrentaban las situaciones individuales en las que se encontraban”.
Paralelamente aprovechó la ocasión para ofrecer disculpas a todas las personas que enviaron cartas y mensajes de apoyo durante su encierro -principalemente niños y jóvenes-, pues compartió que, materialmente, tanto para él como para sus “hermanos”, era imposible contestar cada correspondencia.
Aseguró Fernando que al salir de la cárcel lo esperaba un grupo de personas del serivicio de inmigración estadounidense, quienes solo le retiraron las esposas una vez que arribó el avión a suelo cubano. “Fue ahí que sentí la verdadera sensación de libertad, cuando aterrizó el avion y bajé por la escalerrilla”, resaltó.
González, de 50 años de edad, fue condenado inicialmente a 19 años de cárcel, los cuales después se redujeron a 17, tras el fallo de apelación de 2008, y que terminaron siendo 15 años, cinco meses y 15 días de aprehensión, dada su buena conducta.
Foto: Roberto Suárez / Juventud Rebelde
Palabras de Fernando González Llort a su llegada a La Habana