Tres juntas escolares de Florida votaron para exigir que casi todos sus estudiantes usen nasobucos en la escuela. Ahora, al menos cinco juntas escolares, algunas en las áreas más pobladas de Florida, tienen mandatos de nasobucos que desafían abiertamente una orden del gobernador DeSantis, quien busca que los nasobucos sean opcionales en las escuelas.
“Si la consecuencia es, en última instancia, perder mi trabajo, mi salario, estoy dispuesto a aceptarlo, pero no a ceder en mi convicción”, dijo el superintendente de las Escuelas Públicas del condado de Miami-Dade, Alberto Carvalho, sobre dar prioridad a la salud de los estudiantes por encima de la orden de DeSantis.
Aún no está claro hasta dónde llegarán el gobernador y sus aliados a la hora de tomar represalias contra funcionarios favorables a los nasobucos como Carvalho, pero condados pronasobucos como Miami-Dade tienen un poderoso aliado: el presidente Joe Biden.
“Nuestra prioridad debe ser la seguridad de los estudiantes, las familias, los educadores y el personal en nuestras comunidades escolares”, dijo Biden en un memorando al Departamento de Educación en el que ordena al secretario Miguel Cardona “evaluar todas las herramientas disponibles” que pueden evitar que los gobernadores interfieran en la salud de los estudiantes.
Debido a que los menores de 12 años aún no son elegibles para la vacunación, los nasobucos constituyen una de las herramientas más efectivas que pueden evitar o disminuir la propagación de la COVID-19 en las escuelas. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, los de tela pueden bloquear hasta un 50-70% de las gotitas que propagan el virus.
Se trata de una lucha acerca de quién decide proteger la salud de los estudiantes. La pelea entre DeSantis y varios de los condados urbanos de Florida es una pelea sobre la “preferencia estatal roja”, una práctica común en la que los estados liderados por republicanos invalidan las políticas progresistas de ciudades y otras localidades lideradas por demócratas.
Y esta lucha es aún más complicada porque el Gobierno Federal está dispuesto a gastar sus propios fondos para socavar el ataque de DeSantis a la salud pública. Además, si prevalecen los condados a favor de las nasobucos, es probable que esto anime a juntas escolares de otros estados que prohíben los mandatos de los nasobucos.
Al menos otros siete estados (Texas, Arizona, Iowa, Oklahoma, Carolina del Sur, Tennessee y Utah) tienen políticas que prohíben los requisitos de nasobucos en las escuelas. Pero varios han comenzado a resistir. Un distrito en Texas, por ejemplo, intentó exigir nasobucos haciéndolos parte de un código de vestimenta. El jueves pasado Texas abandonó temporalmente la aplicación de su prohibición sobre los mandatos de nasobucos después de un fallo de la Corte Suprema del estado.
Ron DeSantis es un invitado frecuente en Fox News y un aliado del expresidente Donald Trump. Tiene ambiciones presidenciales, obteniendo un perfil nacional y apoyo de la extrema derecha como un opositor abierto de muchas medidas de salud pública destinadas a frenar la propagación de la COVID-19.
El hecho es que su resistencia a las medidas de salud pública ha sido desastrosa para el estado. Florida tiene actualmente la segunda tasa per cápita más alta de infecciones por COVID-19 en Estados Unidos, detrás de Mississippi. Más de 16 000 personas en Florida están hospitalizadas con COVID-19. El estado está a punto de quedarse sin camas en los hospitales.
Mientras tanto, DeSantis ha enmarcado en gran medida su oposición a los mandatos de nasobucos escolares como una cuestión de derechos de los padres. A fines de junio firmó una “Declaración de derechos de los padres” que limita el poder de los gobiernos estatales y locales para “infringir los derechos fundamentales de un padre para dirigir la crianza, la educación, la atención médica y la salud mental de sus hijos”.
Un mes después, DeSantis citó esa ley en una orden ejecutiva que pretendía garantizar “la libertad de los padres a la hora de elegir” si sus hijos deben usar o no nasobucos en la escuela.