Fotos: Cortesía de Gaia Teatro
Cuando conoces la historia de Esther, te llenas de fuerzas. Y no hablo con adulaciones, pueden confiar. Esta espirituana de nacimiento y alma, es la prueba de que la perseverancia viste los sueños. No es romanticismo barato, claro está que deben condicionarse varios elementos para que un proyecto como el que construyó pueda ser posible. Pero, Gaia Teatro de La Habana, y Casa Gaia, han sabido alinear sus astros.
“Era 1999, y yo buscaba desesperadamente un local para el grupo que Carlos Celdrán y yo acabábamos de formar: Argos Teatro. Persiguiendo esa idea, mi pesquisa devino una permuta loca-larga-inmensa-enorme-dilatada, pero feliz. Cuando vi la actual Casa Gaia, en Teniente Rey No. 157, a una cuadra de la Plaza Vieja, me enamoré automáticamente de ella a pesar de que se encontraba en ruinas. Pero, por aquel entonces, a Carlos le ofrecieron también un lugar para el grupo, y como rehabilitar el espacio que yo había encontrado tardaría un buen tiempo, aprovechó su oportunidad”, recuerda Esther Cardoso, directora y dueña de la Casa.
Como nada la detiene, comenzó a pensar las maneras de utilizar el lugar en función del arte. “Pasé por muchas dificultades, traté de hacer mi grupo, pero en aquella época no me lo permitieron, y sin amilanarme empecé a organizar conciertos, exposiciones, la peña Felices los Normales, de Teatro Espontáneo, que ya lleva diez años ininterrumpidos; entre otras actividades que surgían de improviso. Era muy simpático, porque como solo podía trabajar con aficionados, se creó tremenda confusión: yo era profesional para los comunitarios, comunitaria para los profesionales, privada y de negocios para los artistas y demasiado artista para los negociantes —sonríe—; cuando no soy más que una enamorada de la actuación, la investigación y los procesos creativos, que desea por encima de todo que los jóvenes se apropien del lugar y no dejen de jugar al teatro”, explica Esther.
En la mitología griega, Gaia se separa del eterno abrazo de Urano en busca de la luz. Ella se convierte en la madre Tierra y él en el Sol, pero nunca más vuelven a unirse. Esta trágica, pero hermosa historia de amor, inspiró a Esther y dio nombre a su proyecto, el cual se completó en 2009 cuando se aprobó finalmente su grupo. Gaia Teatro de La Habana, como la leyenda pre-helénica, representa para su fundadora “la feminidad, la ruptura dolorosa, la búsqueda constante de la otra mitad. En Gaia las personas se sienten muy a gusto, y esperan encontrar una propuesta fuera de lo común, reflexiva, misteriosa. Desde que entran, los recibe una fiesta de colores: los rojos, amarillos y verdes, que tanta relación guardan con el mito, no son más que la sangre, la luz y la vida. Estamos ahí, como un puntico en La Habana Vieja integrándonos al trabajo de la Oficina del Historiador. Todos estos años he combinado negocio con gratuidad, y así he podido realizar una labor cultural sin fines de lucro. Mi madre y yo vivimos del arrendamiento, y destinamos cada ingreso a financiar Gaia. No sé cómo volverme egoísta y sigo compartiendo lo que tengo. La ganancia espiritual no tiene comparación”.
Durante estos años, el grupo ha realizado importantes obras como Cocinado con Elvis, comedia inglesa de Lee Hall; La piel de Elisa, texto de Carole Fréchette en versión de Eduardo Eimil y Esther Cardoso; Flechas del ángel del olvido, de Sanchis Sinisterra; Ceremonial, adaptación de Lucio Cole de la obra de Fernando Arrabal, Historias de mujeres; y Divinas Palabras, de Valle-Inclán.
En Gaia puede suceder lo más inesperado, es un sitio para la experimentación. El público asiduo lo sabe, por eso siempre regresa. Según Esther, en Madruga alquilan una guagüita para asistir a las presentaciones. “Se han vuelto conocedores del teatro, y las personas observan las obras incluso desde sus balcones. Nuestro deseo es integrarnos cada vez más a la comunidad. Anualmente realizamos talleres de máscaras, exposiciones sistemáticas, cursos de sonido y fotografía. Concebimos un momento para el jazz, donde los primeros sábados de cada mes, Orlando Sánchez y Danae Blanco, al frente de Cuba Jazz, regalan una noche de descarga íntima. Con ellos ha tocado Interactivo, William Vivanco, Elmer Ferrer, Yassek Manzano, el guitarrista norteamericano Gary Lucas, entre otros. Pensando en los niños, hicimos el Laboratorio Teatral Amigos de Gaia, con una frecuencia semanal, donde los pequeños se relacionan con el mundo del teatro a través de lecturas dramáticas, juegos, talleres de maquillaje, de escenografía. Han crecido con nosotros y tienen en Gaia su lugar preferido”.
Esther es una apasionada del teatro de máscaras. Confiesa que el espectáculo de sus sueños es un homenaje al Buendía, una búsqueda de sus orígenes, “una obra escrita a partir de los cuerpos de los actores”. La conozco desde hace algunos años, y sé que no dejará de sorprenderme. Actualmente trabaja en su próxima obra Dios no fue Antonioni, que se estrenará el 30 de noviembre como parte de la Semana de la Cultura Italiana en Cuba. En ella convertirán a Antonioni en Dios. Pero no dijo cómo. Y viniendo de Casa Gaia, no puedo siquiera imaginarlo, porque ese es un territorio libre de convencionalismos.