Han transcurrido apenas ocho meses desde que la práctica del boxeo femenino fuera oficializada en Cuba. El paso, justo y necesario, fue largamente demorado por las autoridades deportivas cubanas, a pesar de la opinión favorable de avezados especialistas como el legendario profesor Alcides Sagarra.
La dilación impidió durante años que las aficionadas al boxeo en la isla pudieran cumplir el sueño de competir oficialmente y representar el país. Además, lastró las posibilidades del pugilismo cubano en certámenes internacionales, como Juegos Olímpicos y eventos regionales, en los que el boxeo femenino era ya una realidad.
Mientras los hombres integraban el llamado “buque insignia” del deporte cubano y brillaban a nivel internacional, las mujeres debían conformarse con mirar los toros desde la barrera y esperar por una decisión que se resistía una y otra vez.
Finalmente, en diciembre de 2022 el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder) dio luz verde a la práctica del boxeo femenino en la isla. De esta forma, la larga espera quedó atrás, y las cubanas pudieron subir al ring de manera oficial y demostrar que pueden defender los colores de Cuba.
Desde entonces, las chicas han participado en dos eventos internacionales —los Juegos del ALBA y los Centroamericanos y del Caribe— y han hecho caso omiso de los pronósticos al conquistar más medallas de las esperadas. Con esa determinación apuntan a los Panamericanos de Santiago de Chile, y esperan estar en 2024 en su primer Campeonato Mundial y sus primeros Juegos Olímpicos.
A pesar de la poca experiencia, del rigor de los entrenamientos, de la separación de la familia y de no contar aún con todas las condiciones necesarias, las integrantes de la escuadra cubana se esfuerzan día tras días para confirmar su valor.
Bajo la dirección de experimentados entrenadores como Santiago Suárez y Jorge Noriega, se entregan cada día en el gimnasio y en el ring, con la única intención de triunfar. Los prejuicios, los temores, la relajación y el desaliento no tienen cabida en este grupo de doce mujeres, muchas de las cuales provienen de otros deportes.
Con la protección y las reglas adecuadas para cuidar su anatomía, las boxeadoras cubanas han asumido el desafío de saltar al encerado y mostrar lo que han conseguido —y lo que pueden conseguir— como deportistas.
En sus puños está el camino para llevar el boxeo femenino de Cuba a planos estelares y acortar la distancia con muchos otros países que les llevan años de ventaja. Su voluntad y su talento son sus armas en esta porfía. Con ello, quizá más pronto de lo esperado, puedan darle mayores alegrías a la afición cubana.
En los próximos días, OnCuba profundizará en el tema. Sirvan estas imágenes de nuestro fotorreportero Otmaro Rodríguez, tomadas en uno de sus rigurosos entrenamientos, como una previa de próximas entregas y como un reconocimiento al esfuerzo y la perseverancia de las boxeadoras cubanas.