“Motorina” en tierras de apagón

En los últimos años, pequeñas motos y autos eléctricos compiten con Ladas y almendrones por la supremacía en las calles de Cuba.

Hombre camina junto a una moto eléctica en un pórtico de La Habana, Cuba, 2023. Foto: Alejandro Ernesto.

Las motos eléctricas forman parte del paisaje urbano cada vez más. Foto: Alejandro Ernesto.

Leo que en los últimos tres años Cuba ha ensamblado y producido más de 23 mil vehículos eléctricos (las populares motorinas y algunos triciclos). Parecen pocos teniendo en cuenta la cantidad que circulan por las calles de La Habana y del resto del país. Claro, a esas moticos “Made in Cuba” habría que sumar las importadas por particulares desde hace algunos años.

Mujer habla por celular junto a motocicleta eléctrica en La Habana, Cuba, 2023. Foto: Alejandro Ernesto.
Las populares motorinas. Foto: Alejandro Ernesto.

El caso es que son un montón. Con sus simpáticos nombres, que emulan-imitan los de grandes marcas (Bucatti, Mishozuki, Unizuki, Murasaki y otros), las motos y autos eléctricos están compitiendo con Ladas y almendrones por ser mayoría en nuestras calles. 

Taxi motorina junto a Lada en calles de La Habana, Cuba, 2023. Foto: Alejandro Ernesto.
Conviven con vehículos con décadas de antigüedad como los Lada. Foto: Alejandro Ernesto.

No sé de dónde les vendrá el simpático apelativo de motorinas. La primera vez que escuché la palabrita fue en el centro de la isla, concretamente en Ciego de Ávila, donde ya circulaban decenas de estas motos, importadas por particulares y luego revendidas con muy buen margen de ganancias. Quizá venga del italiano “motorino” (motorcito).

La primera vez que escuché la palabra "motorina" fue en Ciego de Ávila. Hoy se ha difundido por toda la geografía nacional. Foto: Alejandro Ernesto.
La primera vez que escuché la palabra “motorina” fue en Ciego de Ávila. Hoy se ha difundido por toda la geografía nacional. Foto: Alejandro Ernesto.

Las motorinas han ido poco a poco adueñándose de las calles de Cuba y del imaginario popular. Que si son peligrosas, que andan “a lo loco” y sin emitir sonido alguno, dicen los abuelos; que si son el objeto más robable en estos tiempos, junto a los celulares; que si hay asaltos y hasta asesinatos para robarse uno de estos vehículos; que las baterías o cargadores criollos explotan; que si ha habido heridos, muertos y casas incendiadas por esta causa. En fin, muchas historias, algunas ciertas y otras inventadas o exageradas por el endémico talento para el chisme.

Compiten con viejos autos rusos y americanos por ser mayoría en nuestras calles. Foto: Alejandro Ernesto.
Compiten con viejos autos rusos y americanos por ser mayoría en nuestras calles. Foto: Alejandro Ernesto.

En los días que hice estas fotos me llamó la atención ver a muchas mujeres, jóvenes la mayoría, conduciendo sus motorinas por las calles de La Habana, destrozando el precepto machista-leninista de que las motos, de gasolina o eléctricas, son “cosa de hombres”.

Una joven en una moto eléctrica en La Habana. Foto: Alejandro Ernesto / Archivo.

Definitivamente me gustan las motorinas y los pequeños coches eléctricos que ya se ven en algunas de nuestras tiendas. Son lindos, le dan un toque peculiar a la isla. Y son una buena apuesta a futuro, limpia y ecólogica; pero no barata. Sus precios —también estos— son inalcanzables para la mayoría. Un médico, un ingeniero o un simple obrero jamás podrá soñar con una; salvo que reciba remesas o esté en algún “invento por la izquierda”.

Anciano en el balcón de su casa en La Habana, Cuba, 2023. Foto: Alejandro Ernesto.
Es frecuente encontrar los modelos multiplaza. Foto: Alejandro Ernesto.

Pero ahí están ellas, llenando cada vez más el paisaje urbano, sobre el pavimento o parqueadas en los portales mientras cargan sus baterías. Ayudando a paliar el eterno problema del transporte en una isla con guaguas apenas y taxis de precios locos.

Ruinas de un edificio junto a un vehículo eléctrico en fachada de La Habana, Cuba, 2023. Foto: Alejandro Ernesto.
El transporte ha sido un problema constante en Cuba. Con la crisis corriente, se ha agudizado. Foto: Alejandro Ernesto.

Quiero pensar que las motorinas y sus primos, los diminutos pero funcionales autos eléctricos, llegaron para quedarse. Que un poco de transporte ecológico no le viene mal a nuestra isla, después de tantos años de almendrones y autos rusos contaminando “a lo bestia”.

Hombre en moto eléctica con cartel de La Habana al fondo en Cuba, 2023. Foto: Alejandro Ernesto.
Las motos eléctricas, una solución de energía limpia. Foto: Alejandro Ernesto.

La gran pregunta es cómo se carga un vehículo eléctrico durante un apagón. Sin electricidad no hay motorina que se mueva, y parqueadas, de adorno, no sirven de mucho. Motorina o no motorina; tener o no tener electricidad… He ahí el dilema.

Sus simpáticos nombres emulan-imitan los de grandes marcas. Foto: Alejandro Ernesto.
Sus simpáticos nombres imitan los de grandes marcas. Foto: Alejandro Ernesto.
Vehículos eléctricos en el malecón de La Habana, Cuba. Foto: Alejandro Ernesto.
Son lindos, le dan un toque peculiar a la isla. Foto: Alejandro Ernesto.
Pareja en moto eléctica en La Habana, Cuba, 2023. Foto: Alejandro Ernesto.
A esas moticos “Made in Cuba” habría que sumar las importadas por particulares desde hace algunos años. Foto: Alejandro Ernesto.
Moto eléctrica en La Hababa, Cuba, 2023. Foto: Alejandro Ernesto.
Hay muchas marcas y modelos distintos. Foto: Alejandro Ernesto.
Dos modelos de moto eléctica en el Malecón de La Habana durante puesta de sol, Cuba, 2023. Foto: Alejandro Ernesto.
Las motorinas han ido poco a poco adueñándose de las calles de Cuba y del imaginario popular. Foto: Alejandro Ernesto.

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