Entre las historias que surgen en fiestas, conversaciones y reencuentros entre cubanas y cubanos nacidos a más tardar en los 80, casi siempre sale a relucir alguna vivencia referida a la Escuela al Campo.
Establecidas a partir de la década del 70 del siglo pasado, esa modalidad educativa dejó una huella en cientos de miles de personas. La idea, en síntesis, era alternar el estudio con trabajo agrícola y así contribuir a formar al “hombre nuevo”. “La educación dentro de los principios del marxismo-leninismo”, rezaba en letras mal recortadas un vetusto mural, en el pasillo central del Instituto Preuniversitario en el Campo “Mario Martínez Arará”, a 60 kilómetros de la ciudad de Holguín, donde estuve becado un par de años.
Del campo no sé salvó casi nadie. Primero se inauguraron las escuelas secundarias básicas en el campo (ESBEC) y luego los Institutos Preuniversitarios en el Campo (IPUEC). Incluso, aquellos que asistían a escuelas urbanas y dormían todas las noches en sus hogares, en algún momento de su etapa escolar tuvieron alguna experiencia agraria.
Un buen día apareció una fiesta de siglas vinculadas a las labores de marras y que definían cada uno de los niveles de enseñanza: En la primaria eran las Fuerzas de Acción Pioneril (FAPI), que trabajaban simbólicamente, en los huertos de las escuelas. Los de secundaria, además de viajar a un campamento rural durante 45 días al año, en las vacaciones se sumaban como los del nivel preuniversitario a las Brigadas Estudiantiles de Trabajo (BET). Y para los universitarios estaban las Brigadas Universitarias de Trabajo Social (BUTS).
Se incluían también las escuelas especializadas como Vocacionales de Arte, Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) o “Los Camilitos” (como los de este fotorreportaje).
Sostener la amplia estructura logística que llevaban la modalidad de la Escuela al Campo y con ella la alimentación, transporte y avituallamiento de sus cientos de miles de estudiantes en toda Cuba, fue siempre económicamente insostenible. Como también era un dolor de cabeza para las familias acopiar comida para reforzar la alimentación de sus hijos.
Con la llegada de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido Comunista, a partir de 2011, el programa de la Escuela al Campo en todas sus modalidades fue desapareciendo por ineficiente.
Sospecho que para los que fuimos alumnos en esa época el recuerdo se contradice entre atracción y rechazo: por un lado los pasajes grises de la falta de higiene, las condiciones paupérrimas, la promiscuidad y el cansancio; por otro la sensación del primer beso o el debut sexual cobijado por un naranjo y a escondidas, en una noche oscura. Y las recreaciones de mitad de semana donde aprendimos a bailar casino. Y las maldades en medio de los surcos o puertas adentro de ese templo llamado albergue. Y, por supuesto, los amigos que desde entonces siguen presentes.
También fue la primera vez que me sentí “grande e independiente”, al desprenderme del nido familiar. Conservamos en la memoria una historieta tragicómica y alguna foto descolorida, pero entrañable.
Otro fracaso comunistas que nunca debió existir,las escuelas al campo no eran otra cosa que trabajo infantil esclavo,se trabajaba como adultos y sin recibir salario,yo tenía 12 años cuando fui la primera vez,mi madre estaba muy enferma e internada en el oncológico,si ella hubiera estado bien jamás hubiera permitido que yo fuese al campo,yo tampoco hubiera permitido que mis hijos participaran.
Parece que para Usted fue una Novela, para muchos como yo becados en Jaguey Grande en los años 77-79 fue lo mas parecido a una prision que he vivido, algun dia se hablara del desgajamiento familiar a tan temprana edad que esto provoco y los trauma que ocaciono, y economicamente para que grandes cantidades de recursos desviadas sin un fin practico, un hobre nuevo estudio trabajo que ni estudiaba bien ni trabajababa bien, para que solo malos recuerdos y un solo amigo por que eramos de la habana.
No se tu edad pero me imagino que becarse en Holguin no es lo mismo que los de la <habana que tuvieron que ir al Campo. Eso para no hablar de mi hija becada y las velas puesta para que un supuesto profesor no la embarazara y pudiera cojer una carrera, mira a otro con ese cuento.
Resultados económicos y agropecuarios negativos para el país, Socialmente fue muy destructivo para muchos de los que participamos.
Para mi fue una experiencia positiva incluso puede ir en etapas que ni me tocaba, me dio independencia de la familia, aprendí a trabajar la tierra y la importancia del trabajo del campesino y lo duro que es, sin contar las muchas amistades que formé, las historias y anécdotas que quedan para toda la vida. Para mi fue positivo aunque hay que reconocer que para el país no tanto ya que al parecer representaba un gasto.
No se puede ir a los extremos… eso que tanto hemos criticado durante años. Si bien la escuela al campo no era funcional como estaba concebida, ni era económico… también hay que reconocer que era formadora de valores, de independencia en primer lugar, de suficiencia de madurez, hoy esa falta es un gran problema, toda esa energía juvenil de desvía hacia otras actividades en algunos casos muyyyy negativas… sin contar ademas los casos de adicción a las nuevas tecnologías… hoy eso es un problema cada vez mas creciente en nuestras comunidades… a mi no me gustaban las escuelas en el campo… pero cuando estaba dentro de ellas estaba como pez en el agua y en las vacas no pasábamos el tiempo hablando de lo que hacíamos alli… añorando. A mis hijos no hubiera querido que les hubiera tocado ir como no me gustaria que les hubiera tocado ir al Servicio Militar, pero alguien puede decir que no es alli donde muchos maduran definitivamente y se vuelven hombres y mujeres con un sentido de la vida diferente… eso es necesario… tal vez no tan calvo pepe… pero campamentos de verano… recuerdo Volodia, Tarará, etc… eso hace falta hoy
Creo que hay cierta confusión en el texto con el manejo de los términos “Escuela al campo” y “Escuela en el campo”, que nunca fueron lo mismo ni se iniciaron en igual fecha. La primera duraba 45 días en cada curso escolar de las enseñanzas media y media-superior, y contaba con una variante para universitarios. La segunda implicaba el estudio en beca y se extendía durante todo el curso. Ambos casos resultaron en más pérdidas que ganancias, nostalgia a un lado….
Una etapa inolvidable, una momento único de nuestras vidas. Fácil descontextualizar ahora, pero en Cuba, los cubanos que mayoritariamente vivimos esa etapa, se la desearíamos a nuestros hijos nuevamente… el trabajo no mata y las circunstancias de esas escuelas aceleran la madurez y definen las convicciones .
A pesar del hambre que pasaba, el frio del agua en las mañanas, los mosquitos yo no lamento haber ido a la escuela en el campo. Fue una experiencia inolvidable que me ayudo a madurar antes de tiempo. Economicamente fue un desastre, pero creo que en el plano del desarrollo individual fue positivo. Bien pudo perfeccionarse, pero fue mas facil cerrarlo y san seacabo
Yo estuve becado 3 años en Guira de Melenay ví de todo, y era como estar en una prisión. Se hacian requizas en los albergues y se llenaba una carretilla de armas blancas, cabillas, punzónes, etc..Violación, asalto, abuso entre los muchachos. Y ojo que mi escuela no era de las peores. Tenemos hasta un expulsado que se hizo célebre por matar a un muchacho en el otro pre al que fue a parar despues de la expulsion del nuestro. El director de la escuela rentaba a los muchachos como mano de obra a las fincas cercanas a cambio de $$..Los nostalgicos que escriben aquí verdaderamente no los entiendo. No quisiera que los jovenes cubanos tengan que pasar por eso. Habian profesores muy buenos y otros no tanto pero aun mejores que los que hoy vemos en nuestras aulas.
NO HAY NADA BUENO DE LA ESCUELA AL CAMPO. todo es mierda.
En terminos de inversion y retorno de la inversion la educacion siempre y en todos los lugares es ineficiente, a menos que se cobre a precio de oro. Todos los gobiernos tienen un presupuesto para la educacion que es directamente proporcional a la calidad de la misma. Cuando los hijos asisten a la escuela (primaria, secundaris, pre, universidad, unos 17 annos en total) son los padres los que cubren los costos a cambio solo de ver a sus hijos graduados.
El retorno de la inversion en la educacion radica en la calificacion tecnica y cultural de la poblacion, lo que debe contribuir a elevar la calidad de vida, pero eso es un retorno indirecto.
Yo, en lo personal, detestaba las escuelas al y en el campo con toda mi alma. Mi opinion es que no contribuyeron con nada bueno a la educacion en Cuba y es una suerte que hayan quedado atras.
Un fracaso, una locura, una estupidez, una idea ocurrida a alguien en medio de una borrachera, un teatro mal armado, o quizas una combinacion de todas esas cosas. No conozco a nadie que le hiciera un bien. Los muchachos medio descarriados se acabaron de descarriar, y los que no estabamos descarriados teniamos dos opciones, o nos descarriabamos o eramos el pushing bag del pre. Las jovencitas andando encueras por los albergues, la fumadera de cigarros estilo breva, la warfarina colorada con refresco toki o caricia; los profesores cazando ninas de 15 anos, aguantar paquetes, frio, mosquitos, hambre que le roncaba el mango, estudiar lo menos posible deformarnos como individuos. Al cierre del ciclo, el pais recogio lo que sembro, una generacion de cubanos confundidos, que no sabian ni para que servian. Lo positivo que recalco de este absurdo proyecto son las vivencias propias de la adolescencia que de todos modos habrian venido sin tanto drama. Una mierda en conclusion.