Es casi imposible que quién recorra la costa Amalfitana, en el golfo de Salerno, al suroeste de Italia, no sienta la tentación de quedarse a vivir al menos por un tiempo. Estamos hablando de una franja de casi 60 km donde confluyen en una misma postal diversos estilos arquitectónicos, la imponente montaña, las aguas azules del mar Tirreno y muchas leyendas.
Esos atributos y más hicieron que esta región de la provincia de Campania fuera declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997.
Amalfi, el pueblo más importante de estos lares, fue fundado durante la dominación romana en el año 339. Pero, desde antes, ya era uno de los escenarios protagónicos de la mitología italiana. Cuenta la leyenda que la ninfa Amalfi, un gran amor de Hércules (Heracles en la mitología griega) podría estar enterrada en estas tierras. La joven doncella murió y desesperado el hijo de Júpiter (equivalente romano del dios griego Zeus) buscó un lugar hermoso, sosegado y cercano al mar y la montaña para darle sepultura a su amada.
Al parecer la parte de la tranquilidad quedó en la romántica leyenda. Desde hace décadas tanta hermosura ha hecho de la costa amalfitana uno de los destinos turísticos y culturales más visitados de Europa. En los meses de verano las playas se vuelven un hormiguero de personas y por las callecitas y pasillos empinados de las principales urbes como Positano, Ravello y la propia Amalfis, son cotidianas las aglomeraciones de forasteros.
Pero no todo se reduce a la belleza de los paisajes en la costa Amalfitana. También encuentra uno a interesantes lugareños como Antonio, un viejo marinero que es capaz de contarte las mas encantadoras historias.
A lo largo de todo un día, a bordo de su barco y por las aguas del mar Tirreno, compartí con este hombre de complexión robusta, larga barba blanca y la piel tostada de tantos años de navegar. Bojeamos la isla de Capri, al sur del golfo de Nápoles, uno de los destinos más conocidos de Italia porque hasta allí llegan, en portentosos yates y helicópteros la jet set mundial.
También celebridades de las artes han escogido estos parajes como inspiración. Giovanni Boccaccio, el padre de la prosa Italiana y autor del Decamerón, solía ser un asiduo visitante de estas zonas allá por el siglo XIV. En el Hotel Luna de Amalfi, el dramaturgo noruego Henrik Ibsen escribió en 1879 la célebre obra de teatro Casa de muñecas. Asimismo vivieron una temporada por acá Truman Capote, Tennesse Williams, Oscar Wilde, Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre, Graham Green y el premio nobel francés André Gide.
Por supuesto también ha sido escenario de celebres películas protagonizadas por iconos de la historia de cine como Sofía Loren, Audrey Hepburn, Grece Kelly o Greta Garbo.
Entre las cintas más conocidas se destaca El desprecio, un filme francés de 1963, dirigido por el mítico director Jean Luc Godard y protagonizada por la hermosa Brigitte Bardot.
Las secuencias más famosa de la película tienen lugar en la casa Malaparte, en Capri.
“Esa casa es un clásico de la arquitectura moderna italiana. La construyó el arquitecto Adalberto Libera entre 1938 y 1942. Es única en el mundo por sus escaleras piramidales inversas. Solo se llega caminando o en barco”, me describe Antonio mientras pasamos a unos metros del peñasco donde se levanta en su cima esta imponente casa con vista privilegiada al Golfo de Salerno.
Pero de las historias que contó mi amigo marinero durante nuestra travesía fue la protagonizada por Pablo Neruda la que más me conmovió y que no conocía.
En 1952 el poeta chileno llegó exiliado a la isla de Capri. Iba acompañado de la cantante Matilde Urrutia, con quien vivía por entonces una estremecedora y furtiva historia de amor. El entorno y su amante inspiraron al poeta a escribir casi de un tirón su poemario Los versos del capitán.
“Toda la noche he dormido contigo / junto al mar, en la isla./ Salvaje y dulce eras entre el placer y el sueño, /entre el fuego y el agua“.
El librito fue publicado anónimamente en una edición limitada de 44 ejemplares pues el premio nobel estaba casado con la pintora argentina Delia del Carril.
Otra característica por la que es famosa la costa Amalfitana es por su angosta y zigzagueante carretera. Es considerada una de las rutas más peligrosas del mundo. Tanto así que por Internet navegan tutoriales con consejos para manejar en este circuito. Del mismo modo esta vía aparece como una de las locaciones del famosos video juego Gran Turismo.
Se trata de una carretera de tan solo un carril por cada sentido. Por tramos no hay más espacio que para el asfalto pues de un lado se alza la ladera y del otro está el acantilado de decenas de metros que conducen al mar. De ahí que el tránsito se hace lento y puedes tardar horas en recorrer los pocos kilómetros que separan a un pueblito del otro. Por eso a pesar del paisaje único el trayecto para el conductor puede resultar estresante mientras que, para los acompañantes, es un paseo increíble.