María Cervantes (La Habana, 1895-1981) fue una cubana auténtica, heredera del talento y la afición por la música de su padre Ignacio Cervantes, el músico cubano más importante del siglo XIX, representante del nacionalismo con una solidez en la interpretación y composición de obras musicales.
Desde los 12 años María interpreta las obras de su padre quien fuera su primer maestro. Ya en 1929 inicia su carrera profesional al debutar como pianista en el teatro Campoamor. Años más tarde marchó a Estados Unidos para grabar discos contratados por la compañía Columbia.
Conocí a María Cervantes en la Escuela Nacional de Artes, academia donde estudié piano en 1969. Su presentación cautivó a los alumnos con sus anécdotas, su carisma, hasta tararear sus exquisitos “Frijoles…”.
La pianista y compositora de obras como “A los frijoles caballeros”, “Tus manos blancas”, con un personalísimo estilo del canto dicho o conversado inspiró a figuras como Bola de Nieve y Noro Morales quien años más tarde le tributa la pieza “María Cervantes”.
Dedicó 80 años de su vida a la música popular, hasta alcanzar gran popularidad en el público de la isla. Falleció en 1981: casi un siglo de historia musical que representa el sentir y la memoria del cubano.