Aislamiento es el nombre de una original muestra de exhibición virtual que se realiza desde el 10 de julio hasta el 20 de septiembre y explora, con elementos de la realidad virtual, el impacto del confinamiento en los seres humanos durante la pandemia por el coronavirus. Indaga además cómo han influido la incertidumbre, el miedo, los mecanismos de defensa y control y la psiquis humana ante esa etapa que ha tenido al mundo sobre el filo de una navaja.
Los resultados de la muestra podrán ser vistos en la sala en línea (Online Viewing Room). Las personas podrán acceder desde sus casas a través de ordenadores, tablets, dispositivos móviles y de inmersión (gafas de realidad virtual).
Cada pieza estará acompañada de sus datos técnicos, la biografía del artista y la opción de contactar a los creadores para buscar más información sobre las obras. En la lista de los artistas que participan aparecen nombres que han definido líneas de acción muy relevantes en el arte cubano contemporáneo y creadores con una promisoria carrera.
OnCuba conversó con las curadoras de la exposición, Ariadna Rivero y Claudia Taboada, quienes dieron detalles sobre el nacimiento de la iniciativa, su evolución y su puesta en práctica en el entorno virtual.
¿Cómo surge la idea de crear este proyecto?
Lo que estamos viviendo en estos momentos parece una distopía. El universo cotidiano de todos ha tenido que relocalizarse y reducirse al ecosistema de la casa. La adaptación ha devenido mecanismo de defensa para sobrellevar el confinamiento. Para nosotras, este proyecto ha sido refugio y redención, “un fluir de la conciencia en imágenes”, que parte de experiencias personales de los artistas, junto con las nuestras como curadoras, y dialoga con todo el exterior distante y a la vez conectado.
Primero pensamos en hacerlo en Instagram, pues es una de las redes sociales más usadas actualmente. Queríamos concebir paredes virtuales en su formato 1:1, pero luego exploramos las tecnologías más implementadas de manera exitosa por galerías y museos del mundo y encontramos la plataforma Online Viewing Room, con posibilidades de recorrer virtualmente una muestra e incluso hacer una inmersión virtual. De ahí salió esta idea curatorial, de las circunstancias y la extraña necesidad de salvarlas. La verdad es que la otra parte surgió a raíz de una campaña de correos de Cuba Educational Travel, a principios de abril, que promocionaba las donaciones de Caritas Cuba. Aunque residimos fuera de la Isla, esa no ha dejado de ser nuestra casa.
Nuestras familias y algunos amigos están allá. Es sabido que las carencias en Cuba han aumentado con esta crisis y hay que proteger el sistema de salud. Por ello, concebimos una exposición donde las obras tienen carácter donativo, que tributa al sistema sanitario. Creemos que esta muestra es necesaria ahora porque el arte siempre ha estado ahí para interpretar y repensar los acontecimientos en el momento en que suceden. Esas circunstancias marcarán un antes y un después en las relaciones interpersonales y, sin dudas, en el arte y su capacidad de adaptarse a otro soporte y lenguajes. Si en el Período Especial se empataban dos lienzos para pintar, hoy, en la era de la distancia social, re-creamos la realidad en la virtualidad.
¿Podemos decir que se basa especialmente en explorar el impacto del confinamiento en el ser humano?
Digamos que esa es una parte de nuestros propósitos con la muestra, pero parte del concepto de Isla y su resignificación en este tiempo. Hemos querido comenzar el proyecto haciendo referencia a la propia condición de Isla abordada por la experiencia de ser cubanos. El aislamiento es entendido también como espacio para la auto-reafirmación de quiénes somos, cómo el control comienza a ejercerse de otra manera y cómo los continentes se transforman en islas. Es un proyecto que intenta hacer algunas reescrituras sobre el concepto de aislamiento, entendiendo esta vez la distancia como el arma que nos salva.
¿Cómo fue el desarrollo de este proyecto en medio de la cuarentena?
Trabajamos casi siempre de noche hasta la madrugada, después de terminar la jornada en nuestros trabajos regulares, también fines de semanas y así, por tres meses. Hacíamos Zoom todo el tiempo, probamos la experiencia del trabajo remoto, de los defectos de la tecnología, de las fallas que tiene el internet cuando todos en el edificio se quedaban en casa trabajando. Una vez que tuvimos la idea, comenzamos a explorar lo que estaban haciendo algunos artistas a través de las redes sociales y la verdad es que casi todos comenzaron a relacionar su trabajo con este fenómeno. Luego decidimos buscar mayormente producciones de años anteriores, pero llenas de actualidad, aunque pueden encontrarse algunas realizadas a raíz del confinamiento.
Con esta muestra queríamos provocar el efecto de “extrañamiento” en las personas, cuestionar la realidad de los eventos, las políticas de supervivencia humana ante el colapso, las decisiones políticas de cada Gobierno, las decisiones personales…
¿Qué planes de presentación tienen con esta obra?
La exhibición donará el 20 % de todas las ventas a Give2Cuba, una fundación nacional que trabaja para aumentar la filantropía para organizaciones relacionadas con la Isla. Las donaciones se dividirán a partes iguales entre tres organizaciones de alto impacto: Caritas Cuba, CubaOne y la Alianza Cubanoamericana para el Liderazgo y la Educación (CAALE).
¿Tienen noticias de proyectos similares que hayan surgido durante este tiempo?
En las redes sociales se percibió una gran actividad generada sobre todo por artistas que comenzaron a publicar sus obras como resultado del encierro. Como proyecto sí quisiéramos destacar el llamado “Universo Cuarentena”, creado por las amigas y colegas Yudinela Ortega, Yadira de Armas y Ana G. Ballate, en el que a través de una cuenta de Youtube y redes sociales comenzaron a lanzar video-testimonios de lo que estaban haciendo los artistas en este período. Hubo muchísimas iniciativas en las redes, como Fake News, exhibición de Wilfredo Prieto, desarrollada en Instagram; Vientre, de Lidzie Alvisa y Alicia Rodríguez, entre otras.
Pero no supimos de nada relacionado con arte cubano que estuviese pensado como una inmersión virtual a nivel de exposición, incluso, buscamos referentes y no encontramos ninguno en el ámbito curatorial.
¿Qué aristas de la personalidad humana podemos ver reflejadas en esta obra?
La exhibición ha sido el resultado de nuestras experiencias personales y colectivas. En el proyecto exploramos varias aristas de la personalidad humana, vistas a través de la violencia femenina, el autoencierro, la política, la interacción social, etc.
¿Creen que este tipo de proyectos puede marcar otro rumbo para el arte contemporáneo?
Más allá de la trascendencia que pueda tener este proyecto en específico, creemos que las circunstancias y la actitud que tomemos ante ellas son los motivos que verdaderamente podrán definir que el rumbo del arte contemporáneo se modifique. Sin dudas, la virtualidad se impone como reto a re-crear lo que físicamente nos falta, lo que añoramos expresar, sentir… Lo importante es saber regresar a la “normalidad” incorporando todas las herramientas positivas a las que socorrimos para mantenernos a salvo tanto física como mentalmente. Ahí entra el papel del arte y su capacidad para adaptarse si no encuentra lienzos, papel o paredes… Con Aislamiento nos propusimos explicarnos la realidad y volver a esas preguntas básicas: ¿de dónde venimos?, ¿quiénes somos? y ¿a dónde vamos? (como bien se preguntara Paul Gaugin hace más de un siglo). Detenerse a pensar en ello es un impasse quizás necesario. Tal vez todo estaba yendo muy rápido, tal vez necesitábamos aislarnos y comprender la importancia de la vida.