Si la emergencia sanitaria le convirtió la vida en un “infierno” a gran parte de la humanidad, sería interesante, a partir de una alegoría con La Divina Comedia, ilustrar los “círculos” que pudieran traducirse como contextos de desdicha ante el coronavirus.
Soslayando los nueve que describe Dante en esa joya de la literatura universal, en el primero y más oscuro permanecen aquellos que perdieron su vida o las de sus familiares por la pandemia; quienes perdieron su empleo; permanecieron cerca del peligro (personal médico y sanitario); arriesgaron sus vidas o vieron deteriorada su salud. En el segundo habitan quienes debieron quedarse en casa, abrumados de quejas, preguntas y depresiones, pero bajo su propio techo. El tercer círculo alberga a quienes las medidas de confinamiento, aislamiento y, sobre todo, el cierre de fronteras, los sorprendieron muy lejos de su hogar.
En ese círculo se encuentran ciudadanos de todo el mundo, con historias desgarradoras como la de los indios que caminaron entre 200 y 300 kilómetros para llegar a casa. Los cubanos residentes en Ecuador que viajaron unos días a la Isla y los que estaban solo de visita en el país andino han vivido su propia agonía. En ambos casos, sus pasajes fueron cancelados y perdieron la posibilidad de regresar, al menos el día previsto.
Existen tantos motivos del regreso como personas transitan o transitaron por esta situación. Problemas económicos, de salud, sentimentales y laborales… condujeron a que varios cubanos quisieran regresar al lugar donde viven, porque la condición de migrantes hace que la casa de cientos de miles de cubanos no sea en Cuba. Lo cierto es que, lejos del hogar y en medio de una pandemia que paralizó al planeta, la desesperación se disparó como un misil.
Agencia de viajes anuncia vuelos de repatriación Habana-Madrid
“Demasiada incertidumbre; es desesperante. Estás lejos de tu casa y en el trabajo se hacen los comprensivos, pero en el fondo te presionan. Muchas veces, uno planifica un viaje con mucha antelación y eso impide que podamos prever este tipo de inconvenientes. En mi caso, cuando viajo voy con el dinero justo. Una prolongación de la estadía implica que los ahorros se acaben y estás atado de pies y manos para tomar decisiones, porque dependes de la gestión y la bondad de otros”, refiere Marisol Torres (ha pedido que no demos su nombre real), quien permaneció casi tres meses varada en Cuba.
De un lado de la acera
De Sudamérica al Caribe y del Caribe a Sudamérica, con cerca de 2 mil 500 kilómetros de distancia, se lanzaban los S.O.S para concretar los vuelos humanitarios. Yaxelis Pereda creó y administró el grupo en Facebook “Cubanos en Ecuador piden regreso a Cuba”. Allí compartió el caso de su padre, con estancia prevista en Ecuador de solo 10 días (del 12 al 22 de marzo). “Por favor, pido a la Embajada de Cuba en Ecuador y al Gobierno ecuatoriano que tomen medidas migratorias para garantizar la salida de residentes cubanos de este hermano país”.
El consulado cubano en Quito brindó bastantes respuestas. Contestó la mayoría de los mensajes, incluso en redes sociales, pero los trámites se hacían complicados, sobre todo para obtener autorizaciones de gobiernos y aerolíneas. Las gestiones buscaban trasladar a cubanos varados en Ecuador, y también a ecuatorianos y cubanos residentes en la dirección opuesta. Involucraban, por tanto, al Consulado de Cuba en Ecuador y al de Ecuador en Cuba.
Para algunas personas afectadas, el grueso de la información, y al parecer, gestión, provenía de la representación consular de la Isla en Quito. Marisol Torres lo evidencia: “Yo estaba varada en Cuba y me enteraba de las cosas por las páginas del Consulado de Cuba en Ecuador, y también por los grupos de WhatsApp que crearon”.
Sin embargo, las insatisfacciones también tocaron a la representación consular cubana. Un total de 30 personas que inicialmente habían sido seleccionadas para viajar fueron excluidas de regresar a Cuba en el primer vuelo humanitario, operado el 2 de mayo por Cubana de Aviación, que no realiza viajes comerciales a Ecuador desde 1998.
El 11 de junio, el Consulado de Cuba en Ecuador, en una respuesta en su página de Facebook al usuario Raudel Navarro, refiere que “para la autorización del regreso a Cuba en vuelos humanitarios nuestra autoridad migratoria observó los movimientos migratorios de todas las personas que han solicitado regresar y en sentido general se ha permitido el regreso de todos aquellos que son residentes habituales en Cuba (viven más tiempo en Cuba que en el exterior)”.
Lo peor de estas decisiones drásticas es el hecho de que exista un “sin embargo”. En este caso, resaltan varios. En el primer vuelo hacia Cuba viajaron personas que viven y trabajan en Ecuador. Aurora Duque (nombre ficticio) lo confirmó: “Hace más de tres años soy residente permanente en Ecuador. Ya yo tenía pasaje solo de ida porque necesitaba estar un tiempo en Cuba por razones personales, así que viajé”.
Como parte de las indagaciones, otros casos se van revelando.
– “¿Conoces a alguien que se haya ido en el primer vuelo?”
– “Sí”
– “¿Y vivía aquí en Ecuador?”
– “Sí, claro. Ella trabaja en (un centro comercial)”
– ¿Y por qué se fue a Cuba entonces? ¿No podía esperar a que acabara la pandemia?
– Tiene a sus hijos allá y le cogió miedo a la situación aquí.
Otro “sin embargo” surge de una denuncia en Facebook. Se trata de una joven cubana que padece una enfermedad autoinmune degenerativa. Ella es residente en Ecuador y en un primer momento fue aprobada para regresar a Cuba. Luego su nombre integró la lista de los 30 excluidos del vuelo humanitario. En el grupo de cubanos que pedían regresar a Cuba, publicó una carta dirigida al presidente Miguel Díaz Canel-Bermúdez, donde expone su caso. “Yo estaba en Cuba y viajé a Ecuador el 13 de marzo para no perder mi residencia en ese país, que se vencía el 15. Mi pasaje de regreso a Cuba era el 20 de marzo”. Según añade, llevaba casi 180 días en la Isla, pues las bajas temperaturas en Quito le causan daños a su salud debido a la enfermedad.
Nuestro equipo intentó contactarla, pero rehusó emitir cualquier declaración. Lo mismo ocurrió con varias personas a las que les solicitamos sus testimonios. “Es comprensible -dice Loraine Alonso (nombre ficticio)-, la gente se encuentra vulnerable, en manos de autoridades que deciden su futuro y tiene mucho miedo de las represalias”. “El miedo a que no me dejen entrar, el miedo a que no me dejen salir, el miedo, el miedo…” nos recuerda a los personajes de Antón Chejov, que expresan más por lo que no dicen.
Las personas excluidas de ese vuelo que mantenían su residencia permanente en Cuba (no tenían la condición de emigrados) podían, en rigor, entrar al país según las medidas tomadas el 23 de marzo. En la explicación sobre estas, el Primer Ministro de Cuba, Manuel Marrero, aseguró que se orientaron restricciones en las llegadas al país desde el exterior, con excepción de los residentes en Cuba. ¿Entonces? ¿Cuál es el marco legal para determinar que alguien es o no “residente habitual”, a través de sus movimientos migratorios? Dentro de la condición de residentes permanentes en Cuba no existe una categoría distintiva para “residentes intermitentes”.
El comentario de un usuario en el sitio digital Cubadebate significa un atraso de décadas con respecto al tema: “Muchos cubanos se fueron a buscar ropa y cosas a otros países (…) Detrás del dinero. Para qué fueron para allá. Es más, muchos que estaban viajando fueron los que propagaron la COVID-19 por toda Cuba”.
En definitiva, en el primer vuelo humanitario hacia la Isla, con un costo de USD 480 por adulto, se incluyó a un total de 83 cubanos, en un avión con capacidad de transportar a 200 pasajeros. Podría pensarse que se debe a regulaciones en cuanto a la cantidad de pasajeros en los vuelos, para tratar de conservar una distancia establecida, pero conocemos de vuelos de Cuba a Ecuador con un pasajero en cada asiento. En los asientos vacíos viajaban los deseos de regresar de los 30 cubanos excluidos a última hora.
Fuera de estos casos, la balanza se inclina por los comentarios positivos sobre la gestión del Consulado de Cuba en Ecuador, al escudriñar las redes y páginas destinadas al proceso de retorno. Además, los 14 días de Aislamiento Preventivo Obligatorio (APO) para quienes volvieron a Cuba en este vuelo humanitario y en todos los que han llegado de diferentes países durante la emergencia, se concibieron de manera gratuita en la provincia donde reside el viajero. Oslaydi Perera lo agradece en una publicación en Facebook al terminar los días de APO en Cienfuegos: “Gracias mi Cuba por todas las atenciones y los desvelos por nuestra salud. El traslado hasta cada hogar también está garantizado”.
Del otro lado
Desde la otra acera, el panorama fue menos loable. Durante la emergencia sanitaria, el Consulado de Ecuador en La Habana padeció, con bastante frecuencia, de un mutismo inexplicable. Las lluvias de críticas a sus desatenciones fueron torrenciales. El 25 de abril, Margarita León García publicaba en Facebook: “¿Qué tienen que hacer los cubanos residentes en Ecuador que están en La Habana y necesitan regresar a Ecuador y retomar su trabajo y sus estudios? Se supone debe ser en el Consulado de Ecuador en La Habana, pero no responden ni por teléfono ni por correo y están cerradas sus oficinas”.
Yesly La O Ávila, en la página Corredores Migratorios, explicó su complicada situación: “Me encuentro varado en Cuba, un país donde el acceso a internet es costoso y limitado, tengo en Ecuador a mis dos hijas de 2 y 4 años y a mi esposa Doctora en Medicina que labora en uno de los hospitales de Quito encargados de atender pacientes con COVID-19. Mis hijas están al cuidado de una tía debido a que están aisladas de la mamá por cuestiones de prevención. La embajada de Ecuador en La Habana no me dio ninguna ayuda con el tema del retorno a Ecuador”.
La estancia cada vez más larga y el bolsillo cada vez más vacío. La desesperación alcanzó incluso a los ecuatorianos varados en Cuba. Fernando Velasco le escribió un mensaje en Twitter al presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez: “Estimado @DiazCanelB somos cientos de ecuatorianos varados en Cuba sin recibir noticias de la cancillería de Ecuador, ya muchos sin dinero. Por favor hacer eco a través de su gestión para que Ecuador tome acciones”.
De acuerdo con una reseña realizada por el sitio primicias.ec, una pareja de ecuatorianos varados en Cuba acudieron a su Embajada y “encontraron las puertas cerradas. Un policía les enseñó el letrero con un número de teléfono útil solo para emergencias de salud”.
Al tomarle el pulso a la situación en las redes sociales, encontramos que en Twitter se crearon unas 7 páginas como plataforma para defender el #derechoavolver a Ecuador. De un aproximado de 6 mil twits, la mayoría exponía críticas y denuncias al gobierno sudamericano por la gestión para el retorno y el APO. “Ahora es más fácil ir al espacio que regresar a Ecuador”, reseñó el 31 de mayo la página de Twitter Derecho a Volver a Ecuador.
De acuerdo con un comunicado del Consulado de Ecuador en La Habana, y a partir del Protocolo establecido por el país andino para el retorno de personas vulnerables, en el primer vuelo humanitario de Cuba a Ecuador la prioridad era para niños que viajaban sin sus padres, ancianos, discapacitados, embarazadas, personas que financiaban su estadía en hoteles y “escasos residentes cubanos con fuertes motivos para regresar”. Más allá de la ambigüedad de los “fuertes motivos”, entre los cubanos residentes hubo niños sin sus padres y personas de la tercera edad a quienes no se les asignó un espacio.
La segunda oportunidad para la repatriación entre ambos países tuvo lugar el 19 de mayo, en un vuelo operado por Copa Airlines. Quienes tenían comprados sus pasajes de ida y vuelta con esa aerolínea no tuvieron que abonar ningún valor por el retorno. En tales circunstancias, esa posibilidad se sintió como ganar la lotería.
Loraine Alonso cuenta que, por haber comprado su boleto con esa aerolínea, recibió el siguiente correo electrónico: “Por este medio te informamos que estaremos sirviendo un vuelo humanitario que operará desde La Habana, Cuba, a Quito, Ecuador (…) Los cupos son limitados y solo podremos incluir a los primeros que respondan a este mensaje”. Pero el Consulado de Ecuador en La Habana debía otorgar un certificado de viaje aéreo. “Podías responder el correo de primero, pero si el Consulado no te seleccionaba para el viaje, te quedabas en Cuba”, sentencia Loraine.
Marisol Torres, a pesar de estar a cargo de un menor de edad, tampoco fue incluida en esa oportunidad de regresar a Ecuador. “No creo que en realidad hayan tenido en cuenta a los cubanos vulnerables. Ir en ese viaje me hubiese ayudado mucho económicamente, no se imagina cuánto tuve que gastar para poder conectarme a internet desde Cuba todos los días, varias horas, para no perder mi trabajo en Ecuador”.
El tercer y último vuelo humanitario entre ambas naciones tuvo efecto el 3 de junio. El grueso de los pasajeros fueron cubanos residentes en Ecuador. También lo operó Cubana de Aviación. Loraine Alonso y Marisol Torres pasaron la puerta de embarque después de tanto bregar. Al fin ocupaban sus asientos en el vuelo humanitario. Pero, “además de los USD 480 del pasaje, el gobierno ecuatoriano nos obliga a hacer el APO en un hotel pagado por nosotros, porque no pertenecemos a los grupos vulnerables. Entre una cosa y otra, me gasto unos USD 1000 y aquí hay familias de tres y cuatro personas. Además, el día que llegamos, no dejaron que transportes particulares nos recogieran en el aeropuerto. Nos montaron en un bus, que nos “tiró” a todos en la Plaza Foch (un lugar central de Quito) y que cada cual viera cómo llegaba al hotel donde había reservado. Imagínate, nos dejaron así, llenos de maletas y sueltos, cuando supuestamente somos un riesgo epidemiológico”, cuenta Loraine.
Todavía de los cubanos residentes en Ecuador quedan varios en la Isla. Desde Santa Clara, Adrián Méndez (nombre ficticio), vía WhatsApp, nos cuenta que viajó el 10 de marzo con regreso para el 21. “El 30 de marzo me cerraron el contrato en el Ministerio de Trabajo. He tenido que seguir pagando el arriendo de mi casa en Ecuador y ni siquiera he cobrado la liquidación que, por cierto, fue muy poca. Solicité varias veces que me incluyeran en algún vuelo humanitario; no contestaban o lo hacían mediante una intermediaria. Cuando finalmente le escribo al cónsul, rogándole alguna respuesta, me envía el comunicado en el que decía que el último vuelo era el del 3 de junio”.
En efecto, el documento expone: “No se organizará ningún otro vuelo a través del Consulado. En adelante, las personas deberán gestionar su trámite de regreso a través de las aerolíneas y Agencias de Viajes en el momento de la apertura de los aeropuertos cubanos”. La razón es que a partir del 1ero de junio se reiniciaron oficialmente los vuelos comerciales en Ecuador.
Sin embargo, la reanudación de vuelos comerciales es un proceso paulatino que ni siquiera las aerolíneas han podido acelerar, a pesar de las pérdidas económicas que implicó permanecer inoperantes. ¿Y los cubanos que siguen varados en la Isla? Con los aeropuertos de Cuba cerrados y sin el apoyo de autoridades consulares, quedan expuestos a gestiones personales con aerolíneas que aún no tienen definidas las fechas de reinicio de sus operaciones en el país.
¿Cómo alimentar esperanzas de regresar pronto a Ecuador, si la gestión de ese país con sus propios nacionales mostró muchas grietas, desatenciones, descoordinaciones, cobros excesivos y demoras? Entonces asoma esa sensación que cala el ser del migrante: construimos hogar, familia y trabajo en un sitio a miles de kilómetros de donde nacimos. Ya no perteneces al país de origen, pero tampoco eres de aquel donde haces tu vida cotidiana.
Todas las personas a quienes la emergencia sanitaria las alcanzó lejos de sus hogares sufrieron desgastes con sensaciones plurales, en su propio círculo del infierno. Para los residentes en Ecuador varados en Cuba, la situación se agravó por un déficit de transparencia en las gestiones… y mucha ansiedad. Las montañas de decisiones erróneas en este proceso casi llegan a la altura del Cotopaxi. Hay círculos de este infierno que quizás pudieron evitarse, o al menos mermarse, con mejores gestiones y menos improvisación. El viento de agua que se lleve a la pandemia y traiga, desde ya, las soluciones para reparar los baches en esta clase de corredores humanitarios.
Soy ecuatoriana y me da pena q alguien de mi país haya tenido q escribirle al presidente de Cuba a pedirle ayuda para regresar a ecuador pero q podemos esperar de mi ecuador si acaban de cerrar la empresa de la unica aerolínea nacional q tenemos. gracias por el trabajo.
Excelente reportaje .. Esclarecedor, oportuno, veraz. y ameno.
Alexis que bueno leerte de nuevo
Es impresionante la indolencia humana. En situaciones de Emergencia los gobiernos deberían procurar el bienestar de sus ciudadanos o visitantes, sin importar su estatus migratorio. Solo procuran mantener el lado que les corresponde a medias.