En el enfrentamiento al Covid-19 (coronavirus) hay un sector de voluntarios con una tarea muy precisa e importante: los traceadores, encargados de buscar todos los contactos con los que un infectado ha tenido contacto antes de ser confirmado como un paciente.
En Estados Unidos, el promedio aconsejable de voluntarios es de 12 por cada 100.000 habitantes, y la aplastante mayoría de los estados supera esa cifra. Según la Asociación Nacional de Funcionarios de Salud de Condados y Ciudades (NACHO, por sus siglas en inglés), el número ideal de traceadores es de 30 por 100,000 habitantes.
Pero Florida –indicó una investigación de National Public Radio–, tiene apenas 500 personas dedicadas a esa faena en un estado con 19 millones de habitantes, o sea, 2,3 por cada 100.000 personas, cifra que no alcanza ni para investigar los contactos de 10,000 infectados. Este jueves había 38,828 infectados en Florida con 1,600 fallecidos.
La responsabilidad de los traceadores es garantizar que un infectado o alguien que estuvo expuesto al virus sea aislado por lo menos durante catorce días. O sea, promueven una investigación para identificar a toda persona que estuvo en contacto con un portador o portadora del virus. Los traceadores no solo visitan esos contactos, sino que confirman su existencia misma con el infectado y después contactan telefónicamente a la persona en cuestión y la someten a un breve cuestionario sobre los eventuales síntomas que puedan sentir. En función de las respuestas, pasan la información a un médico, que decidirá el curso a seguir.
Pero la situación de Florida es intimidante. Aunque el gobernador Ron DeSantis quiere levantar algunas restricciones, está consciente de que en el sureste del estado, que abarca el condado Miami-Dade, la recomendación de las autoridades estatales de salud es que hace falta contratar por lo menos a 6,450 nuevos traceadores, lo cual no podrá hacerse sin ayuda federal.
La subsecretaria de Salud de Florida, Shamarial Roberson, ha indicado al Sun Sentinel que la situación es más alarmante porque de “los 500 traceadores existentes, no todos se dedican exclusivamente a seguir el Covid-19”, ya que unos 230 están dedicados a vigilar otras enfermedades contagiosas. Y, “de momento, no vamos a contratar más personal, todo depende si aumentan los casos o no. Estamos evaluando la situación para determinar cuáles serán nuestras prioridades”.
Roberson asegura que los 500 traceadores han logrado hablar con unos 35,000 enfermos o contagiados. Los han entrevistado y contactado a personas que tuvieron relaciones o estuvieron cerca de los mismos.
Sin embargo, como admitió el gobernador, esos contactos se llevaron a cabo mayormente fuera de los condados de Broward, Miami-Dade y Monroe, los tres principales del sureste de Florida, donde se concentran más de dos tercios de los enfermos. Para estos tres condados, “vamos a tener que terminar el conteo para decidir cuántos vamos a contratar”, explicó en rueda de prensa el martes. “Tal vez una de las razones por las que la pandemia no es tan significativa fuera del sureste de Florida es porque [en el resto del estado] están haciendo un buen trabajo con los traceadores, aislando a la gente que es positiva e identificando a la gente con la que tuvieron contactos y que puedan mostrar síntomas”, agregó.
Lo anterior quiere decir que en los principales condados de Florida con mayor número de enfermos, el trabajo de identificar los contactos no se está haciendo con la premura y diligencia necesarias.
El miércoles una enfermera del Jackson Memorial Hospital, en Miami, confirmó a OnCuba que los traceadores no constituyen presencia habitual en el centro médico y que las autoridades estatales no dan explicaciones. “Solo los he visto dos o tres veces, no más. No se aparecen. Muchos colegas y doctores se quejan de eso”, aseguró.
Una portavoz de Roberson, la subsecretaria de Salud de Florida, no pudo precisar a OnCuba la cifra exacta de personas entrevistadas por haber tenido contactos con contagiados. “No tenemos una cifra exacta, ahora mismo no hay una metodología, no tenemos una forma de contabilizar la cantidad de gente contactada. No tenemos un número exacto que podemos sacar del sistema”, dijo la fuente, que no está autorizada a comentar la crisis.
Parte del problema parece ser también el tratamiento. Al no disponer de una vacuna, los médicos están aplicando paliativos y centralizando el tratamiento al aislamiento social. “Sin una vacuna, los traceadores son pocos, se concentran más en la gente que ya está hospitalizada y dejan en segundo plano aquellos que son sospechosos”, agregó la enfermera. La portavoz no quiso confirmar si esa era la razón por la cual el gobernador no quiere ampliar el número de traceadores. Pero “puede ser”.
Los traceadores no son profesionales médicos, sino estudiantes de medicina u otros voluntarios, algunos de secundaria, indicó el Sun Sentinel.