El nivel de oxígeno en sangre del presidente Donald Trump bajó repentinamente dos veces en los últimos días, pero “ha seguido mejorando” desde entonces, informó el domingo el médico de la Casa Blanca, añadiendo una nueva dosis de confusión sobre la lucha del presidente con el COVID-19, aunque indicó que Trump podría ser dado de alta del hospital tan pronto como el lunes.
Los médicos de Trump, hablando en las escaleras del hospital militar donde estaba siendo tratado por tercer día consecutivo, se negaron a revelar el momento específico en el que el presidente requirió el oxígeno suplementario o si los escaneos pulmonares mostraban algún daño.
Presionado por la información contradictoria que él y la Casa Blanca dieron a conocer el día anterior, el doctor Sean Conley, un comandante de la Marina, reconoció que había tratado de presentar una descripción optimista de la salud del presidente.
“Intentaba reflejar la actitud optimista del equipo, que el presidente, que el curso de su enfermedad ha tenido. No quería dar ninguna información que pudiera dirigir la evolución de la enfermedad en otra dirección”, afirmó Conley. “Y al hacerlo, resultó como si estuviéramos tratando de ocultar algo, lo cual no fue necesariamente cierto. El hecho es que él sigue mejorando”.
El doctor Conley fue uno de los médicos que hablaron frente a la entrada del Centro Médico Militar Nacional Walter Reed, en Bethesda, Maryland, donde Trump pasó su segunda noche tras caer enfermo de coronavirus.
Conley informó que el mandatario sufrió “fiebre alta” y un nivel de oxígeno en la sangre inferior al 94% el viernes, y luego el sábado también. El nivel actualmente está en 98%, dijeron los médicos de Trump. El presidente, expresó Conley, podría ser dado de alta el lunes.
La saturación de oxígeno en sangre es un marcador de salud clave para los pacientes con COVID-19. Una lectura normal está entre 95 y 100. Una caída por debajo de 90 es preocupante. Las personas con el virus a veces no se dan cuenta de que sus niveles de oxígeno son bajos.
Trump ofreció su propia evaluación de su estado la noche anterior en un video desde la suite presidencial del centro médico, en el que aseguró sentirse mejor. “Espero poder volver pronto”, afirmó. El domingo por la mañana volvió a las redes sociales compartiendo un video de partidarios suyos, que no tenían puesta la mascarilla, aglomerados frente al hospital. “¡Muchas gracias!” tuiteó Trump a las 7:18 a.m.
Las declaraciones distintas y contradictorias de los médicos han sumido a la Casa Blanca en una crisis de credibilidad en un momento delicado, en el que aumentan las dudas sobre la salud del presidente y su capacidad de ejercer el cargo. Crece la ansiedad entre la ciudadanía, pues Trump podría quedarse en el hospital varios días, justo en la recta final de unas contenciosas elecciones nacionales.
La enfermedad del mandatario conlleva complicaciones de seguridad, tanto a nivel nacional como internacional.
El rival de Trump en la contienda por la Casa Blanca, el candidato demócrata Joe Biden, sacó del aire sus avisos de ataque mientras dure la hospitalización de Trump, y el domingo despachó a sus voceros para que emitan mensajes conciliatorios. “Esperamos sinceramente que el presidente se recupera rápidamente y que regresa a la campaña muy pronto”, declaró Symone Sanders, una asesora de Biden. “Este es un recordatorio sombrío de que el virus es una amenaza real”, añadió la asesora en el programa “State of the Union” de la cadena CNN.
Biden estaba el domingo en su casa en Wilmington, Delaware, y no tenía planes de realizar ningún evento de campaña en persona. Ya se le practicó una prueba y dio negativo, pero en las horas siguientes deberá divulgar los resultados de una prueba posterior. La campaña de Biden ha prometido publicar los resultados de toda prueba practicada a Biden, quien tiene 77 años.
El sábado, el jefe de despacho Mark Meadows admitió ante los reporteros frente al hospital: “todavía no estamos en un sendero claro hacia una recuperación plena”. La noche del sábado, el médico de cabecera del mandatario expresó un cauteloso optimismo, pero añadió que Trump “no estaba todavía fuera de peligro”.
El domingo, la evaluación de Conley fue más positiva, incluso cuando reconoció por primera vez una segunda caída repentina en el nivel de oxígeno en sangre de Trump el sábado. Él omitió mencionar el episodio en múltiples declaraciones el sábado.
Otro miembro del equipo médico del presidente, el doctor Brian Garibaldi, dijo que Trump ha estado activo el domingo y que “se siente bien”.
“Nuestro plan para hoy es que coma y beba, que se levante de la cama tanto como sea posible, que se mueva”, agregó Garibaldi. “Y si sigue luciendo y sintiéndose tan bien como hoy, nuestra esperanza es que podamos planificar un alta tan pronto como mañana y trasladarlo a la Casa Blanca, donde podrá continuar con su tratamiento”.