La mayoría de los menores que contrae la COVID-19 se recupera, normalmente, en menos de una semana y solo unos pocos siguen presentando algunos de los síntomas más comunes de la enfermedad después de un mes, según revela un estudio publicado este martes en The Lancet.
La investigación, liderada por expertos del King’s College London, del Reino Unido, analizó 1.734 contagiados sintomáticos de edades comprendidas entre los 5 y los 17 años, a partir de datos recopilados en una aplicación móvil por progenitores y cuidadores adscritos al proyecto “ZOE COVID”.
La principal conclusión es que los casos con síntomas de larga duración son “raros”, destaca en un comunicado una de las autoras del estudio, Emma Duncan, profesora del King’s College.
“Es tranquilizador saber que el número de niños que experimentan síntomas duraderos de COVID-19 sea bajo. Sin embargo, un pequeño número de niños experimentan una enfermedad prolongada”, precisa la experta.
NEW—Large study using ZOE #COVID19 Study app data indicates long-lasting symptoms are rare in children. However, persistent symptoms must be recognised and children treated with timely multidisciplinary care to support recovery.
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— The Lancet (@TheLancet) August 3, 2021
En concreto, de los 1.734 positivos reportados en la aplicación móvil solo 77 (el 4,4 %) seguían teniendo después de cuatro semanas al menos dos de los tres síntomas más comunes (fatiga, dolor de cabeza y pérdida de olfato/gusto).
Además, el estudio constató que, pasadas ocho semanas, prácticamente todos los contagiados sintomáticos (el 98,2 %) se había recuperado.
La fatiga, señalan los investigadores, fue el síntoma más presente en ese grupo (84 %), así como el más persistente, mientras que el 77,9 % también experimentó dolor de cabeza y pérdida de olfato/gusto, respectivamente, en alguna etapa de la enfermedad.
En este sentido, los expertos indican que el dolor de cabeza es el síntoma más común al comienzo de la enfermedad, mientras que la pérdida de olfato/gusto aparece más tarde y permanece durante más tiempo.
El estudio detectó diferencias en la duración media de la enfermedad entre los menores de educación primaria (de 5 a 11 años) y los de secundaria (de 12 a 17 años): en los más mayores, la COVID-19 duró de media siete días, frente a los cinco días en los más pequeños.
Asimismo, el grupo de secundaria es más propenso a mantener síntomas después de cuatro semanas (5,1 %) que el de primaria (3,1 %).
Los autores destacan que todos los niños con síntomas persistentes de la COVID-19 necesitan “atención multidisciplinaria” vinculada a la educación, de manera que puedan avanzar en su recuperación.