La Cámara de Comercio de Estados Unidos lamentó la decisión del presidente Donald Trump de revertir la apertura hacia Cuba impulsada por la administración Obama.
En una declaración emitida este viernes, Myron Brilliant, vicepresidente ejecutivo y jefe de Asuntos Internacionales de la institución comercial, señaló que “desafortunadamente, los movimientos de hoy en día limitan la posibilidad de un cambio positivo en la Isla y arriesgan a ceder oportunidades de crecimiento a otros países que, francamente, no pueden compartir el interés de Estados Unidos en una Cuba libre y democrática”.
Brilliant reafirmó “el compromiso del sector privado estadounidense” como una “fuerza positiva” que puede incidir en el escenario cubano.
“Seguimos comprometidos a trabajar con todas las partes pertinentes para eliminar las anticuadas políticas que obstaculizan el empoderamiento del pueblo estadounidense y cubano”, dijo.
Our statement on Administration’s Cuba policy announcement https://t.co/5vmqH2kutq pic.twitter.com/FIWyIqkkjh
— U.S. Chamber (@USChamber) 16 de junio de 2017
La declaración recuerda que el Consejo de Negocios de la Cámara de Comercio “trabaja con el Congreso estadounidense, los sectores público y privado de los Estados Unidos y Cuba, y otros actores clave para eliminar los obstáculos al comercio y crear empleo, crecimiento y prosperidad en ambos países”.
Además, solicita al gobierno de la Isla “que continúe realizando cambios de política para disminuir el control gubernamental o la propiedad de los negocios cubanos”.
La Cámara de Comercio de los Estados Unidos es la mayor federación de negocios del mundo. Representa a más de 3 millones de empresas de todos los sectores y regiones del país, así como cámaras estatales y locales y asociaciones industriales.
Su división de Asuntos Internacionales, que dirige Myron Brilliant, incluye más de 70 expertos regionales y de políticas y 25 consejos e iniciativas empresariales específicos para cada país y región. Además, colabora con 117 cámaras de comercio estadounidenses en el extranjero.
En enero, pocos días antes de la toma de posesión de Donald Trump, el presidente de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, Thomas J. Donohue, visitó Cuba junto a otros directivos de la institución. Entonces se reunió con el mandatario cubano, Raúl Castro.
En mayo fue presentado por una coalición bipartidista en el Congreso un proyecto de ley para eliminar las barreras que impiden a los estadounidenses exportar libremente sus productos a Cuba. La propuesta deroga las disposiciones claves de la legislación vigente, que la administración Trump pretende aplicar con todo su rigor.
Al presentar el proyecto, el senador republicano Mike Enzi dijo que la estrategia de aislar a Cuba aplicada por los gobiernos estadounidenses en el último medio siglo “no ha sido muy exitosa” y señaló que esta legislación ofrecería “nuevas oportunidades para negocios” a los empresarios de su país.
Otro proyecto, defendido por el representante republicano Rick Crawford, busca favorecer las exportaciones agrícolas estadounidenses a la Isla. El proyecto, que cuenta con el respaldo prometido del Secretario de Agricultura Sonny Perdue, incluiría el cobro del 2 por ciento de las ventas a Cuba para pagar a quienes reclaman una indemnización por las propiedades confiscadas por el gobierno cubano desde 1959.
Acercamiento de la Unión Europea con Cuba no va a ser frenado
Para el político alemán Knut Fleckenstein, vocero de la fracción socialdemócrata del Parlamento Europeo, los esfuerzos de la Unión Europea (UE) por lograr un acercamiento con Cuba no serán frenados por el enfriamiento hacia la Isla impulsado por el actual gobierno estadounidense.
“No me puedo imaginar, en absoluto”, dijo.
En una entrevista publicada por la cadena Deutsche Welle (DW), Fleckenstein opinó que cancelación del Acuerdo de Obama con Cuba “fracasará, como ha fracasado toda política de dictado externo desde hace 60 años”. En su criterio, “solo a través del diálogo” se podrá promover una mayor democracia en la Isla: “eso no se logra tirando por la borda los logros en el acercamiento”.
El político abogó por reforzar las relaciones con los ciudadanos cubanos, por el apoyo a los pequeños empresarios y el respeto a los derechos humanos, como puntos importantes de la política socialdemócrata hacia Cuba. Además, señaló que “el intercambio comercial debe ser atractivo para ambas partes” y que “sin reformas básicas hacia una democratización las relaciones no pueden funcionar a largo plazo”.
Pero, afirmó, los cambios no se pueden lograr “imponiendo órdenes”. “La única forma de que los cubanos logren lo que quieren es dialogar con su gobierno y no dejar sola a la sociedad civil”, concluyó.
Luego de veinte años de la llamada Posición Común, la UE y Cuba firmaron un nuevo Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación en diciembre de 2016.
“El Acuerdo constituye el instrumento a través del cual la Unión Europea puede apoyar mejor el proceso de la modernización económica y social de Cuba. Es un marco para fomentar el desarrollo inclusivo y sostenible, fortalecer la democracia y el respeto de los derechos humanos”, dijo entonces la alta representante de Política Exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini.
Aunque desde su firma el acuerdo entró en vigor de manera provisional, para su implementación definitiva debe ser ratificado por los parlamentos nacionales de los estados miembros de la UE, así como por el Parlamento Europeo y sus diferentes comisiones.