Ha desaparecido un ícono de Miami a causa del coronavirus: La Casa de las Guayaberas, fundada por Ramón Puig en 1943 en Cuba y reproducida en 1971 en Miami.
Considerada una pieza de arte de la sastrería criolla, las guayaberas de Puig se clasifican como las mejores de siempre por sastres y críticos. Han sido usadas en muchas actividades por personalidades como el escritor Ernest Hemingway, que le compró varias a Puig durante su paso por la Isla. También la han llevado los actores Robert De Niro, Robert Duvall, Andy García y Sylvester Stallone, así como los presidentes Ronald Reagan, Bill Clinton, George H. W. Bush, su hijo George W. Bush y otros políticos como el ex presidente español José María Aznar y su colega venenzolano, el ex presidente Carlos Andrés Pérez.
Durante décadas las guayaberas de Puig fueron un regalo de bienvenida del exilio a políticos destacados de visita en Miami, un símbolo de Cuba y del éxito de los cubanos asentados en el sur de Florida. Pero durante la última década cayeron en desuso. Cada vez menos políticos se aparecieron por el sur de Florida, el público comenzó a escasear, quizás porque la guayabera de Puig era una pieza cara, y la sastrería situada en la Calle 8 de la Pequeña Habana empezó a vaciarse.
Este fin de semana Louis Puig, hijo y heredero del negocio, anunció el cierre debido a las pérdidas provocadas por la Covid-19, que obligó a cerrar durante varios meses de la tienda, y a las pocas ventas tras la reapertura la semana pasada. En el comunicado en el que anuncia el cierre, Puig se queja de que las autoridades locales no han prestado ayuda a los negocios en estos tiempos de crisis.
“Es con profundo pesar que debemos cerrar nuestra tienda debido a la pandemia actual, el clima financiero incierto y la falta de ayuda, asesoramiento y dirección financiera del Gobierno”, expresó Louis Puig en un comunicado.
“La tienda y el personal desean agradecer a los millones de clientes […]. Ha sido un viaje increíble y no habríamos llegado tan lejos sin ustedes”, manifestó Louis Puig en un comunicado. La prenda ha sido usada por generaciones y “se convirtió en un símbolo de esperanza y prosperidad para los exiliados cubanos que hicieron de la tienda un ícono de Miami”, enfatiza el comunicado.
La guayabera de Puig se caracteriza por un lino de altísima calidad, lo cual la hace resistente al paso del tiempo. Aunque no es una prenda que se vendía en grandes cantidades, su alto precio aseguraba la producción. Durante décadas los diplomáticos estadounidenses estacionados en La Habana pasaban por el establecimiento cuando hacían escala en Miami rumbo a la capital cubana.
Uno de ellos dijo este domingo a OnCuba que comprar una guayabera confeccionada a la medida por Ramón Puig, “es prácticamente obligatorio y de uso obligatorio; tanto, que se considera una gasto de servicio”.
Ramón Puig abandonó Cuba en 1968, abrió la tienda tres años después y falleció en 2011. Pese a ser un empresario conocido en la ciudad, su muerte no fue informada al momento. La prensa tardó un par de meses en descubrirlo. Cuando un periodista fue a la tienda a comprar una guayabera, pidió hablar con Puig y le informaron de su fallecimiento. Aparentemente, la familia quiso tratar el suceso con cierta discreción. Ahora, con la desaparición de la tienda, muere la única fábrica de guayaberas de la ciudad.
Pues lamento que esto le suceda a cualquier empresario. Aunque también me quedan dudas porque muchos de ellos siempre se llenan la boca diciendo que el gobierno no debe inmiscuirse tanto. Son grandes “empresarios” hasta el día que una crisis real toca a la puerta. Por que no solicito el préstamo a pequeños negocios que el gobierno ofrece? La pandemic tiene mucha culpa pero la mala gestión también.