Vuelve la histórica guerra del ron entre Cuba y Estados Unidos. A la aprobación de la ley “No Marcas Robadas Reconocidas”, recién firmada por el presidente Joe Biden, la cancillería cubana respondió este martes con una enérgica condena.
El Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex) la considera una medida “coercitiva unilateral” que refuerza el embargo de Washington contra la economía de la isla, la cual atraviesa el peor momento de su prolongada crisis económica.
Estados Unidos ensancha el camino para el robo de marcas cubanas.
Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de #Cuba .
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— Cancillería de Cuba (@CubaMINREX) December 10, 2024
Mediante una declaración publicada en su sitio web, la Cancillería puntualizó que con esta norma, promovida por los sectores anticubanos en el Congreso de ese país, “se amplía el alcance de la sección 211 de la Ley de Asignaciones para el año fiscal 1999, que, de acuerdo con el Órgano de Solución de Diferencias de la Organización Mundial del Comercio, infringe el sistema internacional de protección de la propiedad intelectual”.
“Nuevo golpe”, dice MINREX
Asimismo, el Minrex subrayó que la legislación propina un nuevo golpe al sistema internacional de protección de la propiedad industrial y confirma el desprecio de Estados Unidos por las instituciones del derecho internacional, en particular, el Acuerdo sobre los Aspectos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio y el Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial.
Por contraste, el documento hace notar la actitud de las autoridades de Cuba, donde en la actualidad 6 mil 448 marcas estadounidenses están registradas y son protegidas legalmente.
“Una vez más, el Gobierno de Estados Unidos brinda espacio a los intereses oscuros de los sectores anticubanos más agresivos cuya manipulación del sistema político estadounidense se ha convertido en práctica”, subraya la denuncia que es referida por la agencia Prensa Latina.
El Ministerio cubano denunció que la Ley para no reconocer marcas robadas brinda una patente de corso que ensancha el camino para consolidar el robo de marcas cubanas legítimamente registradas en la Oficina de Marcas y Patentes de Estados Unidos.
Apuntó que lo mismo ocurrió en 1996, cuando se aprobó “la infame y colonial ley Helms-Burton, a la que algunos también llamaron Ley Bacardí”, debido a la gran participación en la letra de la normativa que tuvo la firma, con sede en Puerto Rico.
Las ventas de la empresa- unos 20 millones de cajas de 9 litros al año- la convierte en la marca de bebidas espirituosas premium número uno en el mundo, además de ser la más premiada en eventos internacionales.
Historia del diferendo ronero
En noviembre de 2023, el Congreso estadounidense aprobó el proyecto de ley ‘No Marcas Robadas Reconocidas en Estados Unidos’, que prohíbe la validación y uso de marcas confiscadas por el Gobierno cubano desde 1959, año del triunfo de la revolución en ese país.
Esta ley prohíbe el uso de una marca comercial cuando quien la utilice sepa, en el momento de la adquisición, que el nombre de la marca comercial es igual o similar al de una que fue confiscada por el Gobierno cubano, explicó un despacho de la agencia española EFE.
En 1960, tanto Bacardí, como la fábrica de ron Havana Club de la familia Arechabala fueron nacionalizadas.
Mientras Cuba continuó produciendo Havana Club, los Bacardí siguieron fabricando su ron, pero en las destilerías que ya tenían en Puerto Rico, desde donde afianzaron sus operaciones.
Arechabala-Bacardí-La Habana
En 1973 los Arechabala perdieron los derechos de la marca Havana Club en Estados Unidos, al no renovarlos en el plazo establecido, y quedaron en manos de la compañía de la isla Cubaexport a partir de 1976.
Sin embargo, Bacardí compró a los Arechabala -sus antiguos competidores en Cuba- la “receta” y la marca del que había sido su ron, pese a que estos ya habían perdido los derechos sobre el Havana Club, surgido en 1934 y destinado específicamente al mercado estadounidense, una vez levantada la Ley Seca un año antes.
En 1993 el gobierno cubano acordó con la firma francesa Pernod Ricard cederle la explotación de la marca Havana Club, a través de una empresa común llamada Havana Club Holding.
En 1998, el Congreso de Estados Unidos modificó la legislación de marcas para evitar que pudiesen venderse en el país productos bajo denominaciones que fueron confiscadas sin compensación por la revolución cubana.
Por este motivo las autoridades estadounidenses retiraron la licencia que tenía Pernod Ricard para vender el espirituoso fabricado en Cuba en suelo estadounidense, y Bacardí pasó a la ofensiva (en 1994 ya había solicitado el registro de la marca de ron Havana Club en EE.UU.) y en poco tiempo puso en el mercado norteamericano su propio Havana Club, aunque producido en Puerto Rico.
Bacardí lanza edición especial del ron Havana Club con la receta de 1934
La batalla entre La Habana y Washington escaló hasta los tribunales de la Organización Mundial de Comercio, que en agosto de 2001 declaró ilegal la Ley de Apropiaciones estadounidense de 1998.
Durante el mandato del presidente Barack Obama (2009-2017), la Oficina de Control de Activos Extranjeros (Ofac) cambió su decisión, permitiendo a Cubaexport renovar su registro y, con ello, se reavivó la batalla judicial.
Bacardí reclamó los derechos sobre la marca Havana Club, argumentando que la expropiación había sido ilegal, y lanzó su propia versión de Havana Club en Estados Unidos, desatando una batalla legal y comercial que se ha extendido por más de dos décadas, subraya EFE.