En mayo de 2015 la música Rena Kraut vio sonreír como pocas veces a sus ocupados y serios colegas de la Orquesta de Minnesota. Fue en La Habana, en el ambiente relajado de un intercambio con estudiantes de música cubanos. Los locales enseñaban con paciencia la clave cubana a los eminentes músicos que poco antes les habían ofrecido una clase magistral.
“Es una magia que los estadounidenses realmente necesitan”, dijo Kraut.
Luego de eso, Kraut no pudo sacudirse lo que sintió aquella vez, y en un golpe de creatividad e inspiración ideó la forma de mantener y multiplicar esos momentos entre jóvenes músicos de ambos países: creó la organización Cuban American Youth Orchestra (Joven Orquesta Cubano Americana, CAYO por sus siglas en inglés).
CAYO se dedica a brindar oportunidades educativas y de desempeño para músicos estudiantiles y pre-profesionales de los Estados Unidos y Cuba a través de talleres, delegaciones de arte e intercambios culturales, como anuncian en su página web.
La organización se fundó en diciembre de 2016, justo dos años después del reinicio de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Desde ese momento, la organización sin ánimos de lucro ha estado a la vanguardia del compromiso cultural entre los dos pueblos.
“Estamos orgullosos de contar con la amistad y la asistencia de la Orquesta de Minnesota, la Orquesta de Cámara de Saint Paul, la Escuela de Música de la Universidad de Minnesota, el Instituto de Música de Cleveland, el Grupo de Medios del 21C y los Movimientos Clásicos. Con su ayuda, la programación de CAYO ofrece a los estudiantes de ambos países oportunidades, formas de darse a conocer y un sentido de optimismo por nuestros futuros compartidos”, reza su presentación oficial.
Lo primero que Kraut, música independiente de 42 años, aclara a OnCuba es que el nombre de la orquesta no está limitado a descendientes de cubanos que viven en Estados Unidos, sino que es un proyecto que incluye a estudiantes y músicos tanto de allí como de Cuba. Aunque la Orquesta de Minnesota y el viaje sirvieron de inspiración para el proyecto, añade que CAYO es una organización autónoma y totalmente independiente.
¿Cómo comenzó la idea de esta colaboración?
Fue a partir de esa oportunidad de viajar a Cuba con la orquesta de Minessota en mayo de 2015. Fue una gran noticia porque fue la primera gran organización de arte de los Estados Unidos en visitar la isla después de la restauración de las relaciones. Fue increíble. Pasamos mucho tiempo con los estudiantes, algo que no sucede a menudo cuando haces una gira con una orquesta profesional. Generalmente solo se ofrecen conciertos.
Era fundamental para nosotros ir y hacer algo por la comunidad, así que fuimos al Instituto Superior de Arte, a la Escuela Nacional de Arte y a la escuela de música Amadeo Roldán. Recuerdo que Guido López-Gavilán nos dirigió y pudimos compartir amistosamente con los estudiantes. Ellos querían aprender todo lo que pudieran de nosotros y nosotros estábamos muy emocionados de poder estar allí celebrando ese buen momento entre nuestros dos países.
Allí sucedió que estábamos tocando música cubana, y tuvimos que hacer el aplauso cubano (la clave cubana, tres con dos), y los estudiantes cubanos comenzaron a mirar cuando empezamos a aplaudir y decir “¡no, no, no!” y nos decían lo que hacíamos mal. Y dije: “Podemos aprender mucho de estos jóvenes estudiantes y ellos tienen mucho que ofrecer”.
Cuba es el país más musical del mundo. Las personas son muy talentosas, e incluso si sus instrumentos y equipos no siempre les permiten hacer lo que ellos merecen.
¿Cómo surge CAYO entonces y cómo preparan los viajes?
Durante el año siguiente mantuve correspondencia con algunos de los estudiantes que conocí, y no pude sacudir la magia: estaba en mi corazón y quería compartirla.
Anteriormente había viajado con estudiantes estadounidenses a países latinoamericanos, y tuve experiencias increíbles. Así que decidí comenzar una organización llamada la Orquesta Juvenil Cubano Americana, que llevaría a estudiantes de ambos países y los juntaría, tendrían un intercambio, tendrían la oportunidad de viajar y tocar juntos. Estaba imaginando una gira de un mes entre los dos países, en DC, Nueva York, Miami, La Habana… Fue un momento maravilloso, así que todo fue muy esperanzador.
A pesar de que la situación política cambió [con la administración Trump], nosotros queremos trabajar en esto de todos modos. Nos convertimos en una organización sin fines de lucro en diciembre de 2016 y en 2017 invitamos a 4 estudiantes del ISA antes del cierre de la embajada estadounidense en La Habana. Vinieron a Minnesota y pasaron una semana viviendo con músicos estadounidenses de la Orquesta y trabajando con estudiantes de la Universidad de Minnesota. Fueron entrenados, guiados y pudieron hacer algunos conciertos de presentación gratuitos para el público. Ellos también tuvieron sus propios instrumentos, gracias a donantes generosos.
Queríamos hacerlo de nuevo, con un grupo diferente, pero tuvimos 4 estudiantes rechazados en Europa: no se les otorgó visa. No pudimos hacer que volaran a otros países, donde probablemente también los rechazarían. Entonces en abril de 2018 trajimos a 4 estudiantes cubanos con pasaporte español, que solo necesitan permiso de entrada y no requieren visa.
En una ocasión se suponía que traeríamos a 5 estudiantes para un quinteto, pero como el último no recibió la visa, nos convertimos en un cuarteto. Así es como funcionan las cosas entre Estados Unidos y Cuba, tienes que estar listo para cambiar. Antes de eso, viajamos con estudiantes estadounidenses a Cuba en febrero de 2018. Y esto es algo que todavía podemos hacer, todavía es legal. También llevamos a Cuba personas regulares que tienen curiosidad y quieren conocer músicos y saber más sobre la cultura cubana.
¿Cómo eligen a los estudiantes que participan en el proyecto?
Los estudiantes recomiendan a otros maravillosos músicos jóvenes. En ambos países, queremos elegir quienes sean no solo buenos intérpretes, sino también buenos embajadores, de mentalidad abierta, y que quieran aprender sobre otras culturas y ayudar a esta misión de construir puentes de música.
Hasta el momento hacemos música de cámara básicamente, porque todavía somos una organización pequeña. Les ofrecemos a los estudiantes la oportunidad de tocar junto con profesionales, profesores y otros alumnos.
Esperamos que el próximo viaje sea en mayo de 2019.
¿A qué te refieres con la “diplomacia del arte” que mencionas a menudo en redes sociales?
¿Qué más podemos hacer como artistas para servir a un propósito más grande? Mi llamado fue a utilizar el arte, la música, para unir ambas culturas, acercarlas.
La puerta se abrió un poco entre nuestros países, y este proyecto está poniendo un pie en la puerta y está diciendo: “No, no se puede cerrar”, porque después de estos intercambios, muchas otras cosas continúan desarrollándose. Así es como veo la misión principal de CAYO, que continúa este trabajo de diplomacia utilizando música, entre cubanos y estadounidenses, con intercambio entre iguales. Ambos países tienen mucho que ofrecer uno al otro.
Después de Trump, no siento que estemos haciendo un intercambio totalmente equitativo, porque los cubanos tienen menos posibilidades de venir. Además, no podemos pretender que el bloqueo no sea un problema. El mundo no es fácil, por lo que todo lo positivo que podamos poner en él es una victoria. Somos muy flexibles, podemos ajustarnos a pesar de cualquier medida.
No veo de qué forma ayuda a los jóvenes cubanos negarles la oportunidad de venir a Estados Unidos. Mientras tanto, tenemos que seguir, tenemos estas amistades, estamos desarrollando estas relaciones. Ninguna política en el mundo puede cambiar eso.
Hola, me gustaria conversar connustedes a cerca de mi hijo, es un gran violinista y ha tenido clases magistral en octubre de 2024 en Cyba con ustedes, Tiene 3 premios internacionales en violin, . Yo vivo en los Estados Unidos q soy su mamá, pero ek aun estudia en Cuba, qisiera me dieran la oportunudad de conversar con ustedes para intercambiar la posibilidad q venga a estudiar en sus escuelas.