Diana Nyad se detiene en seco a la entrada del salón donde le aguardan los periodistas. ¿Huirá? Para nada. Simplemente vuelve sobre sus pasos en busca de un espejo para retocarse el cabello cortado a lo Rod Steward. Impolutos, los traslúcidos cristales del Hotel Nacional le brindan el servicio. Al you look fantastic! de OnCuba responde con una sonrisa y levanta los brazos con los puños cerrados al son de “¡Arriba, arriba!”, en un español acubanado y vacilable.
Para quien no la conozca, Nyad pasa por una rockstar a punto de salir a escena en un estadio delirante. Con un impecable juego de chaqueta y pantalón, sus zapatillas de óvalos, sus hombros pequeños y su aire juvenil, está muy lejos del aparatoso cuerpo de muchas nadadoras. Tiene 75 años y una vejez secuestrada a golpe de gimnasios, dietas, buen humor y voluntad, la que nunca ha faltado en su vida y de la que Nietzsche habría tomado inspiración.
Si hay que buscar pruebas de que el apellido puede determinar el destino de alguien, el ejemplo de esta mujer nacida en Nueva York el 22 de agosto de 1949 puede resultar inmejorable. La leyenda mundial de la natación en aguas abiertas, que a los 64 años pudo bracear —sin asirse a nada más que a su fe enardecida— 177 kilómetros en un mar proceloso, infestado de tiburones y medusas, se apellida Nyad, que en griego significa… ninfa del agua.
Cuba
“¡Love!”, soltó Bonnie Stoll, la inseparable compañera y entrenadora por 45 años de Diana Nyad, cuando le preguntaron por las razones que tuvieron para viajar a la isla, durante una charla en el salón Havana Blues con la prensa acreditada al 45 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.
Nacida en 1952, Bonnie Sue Stoll es también atleta, empresaria y fisióloga de carrera. Junto con su amiga Nyad, fundó Everwalk, una iniciativa nacional de caminatas y salud femenina.
“Este es un hermoso país, pero existe también una división que nos gustaría superar”, agregó Stoll.
Además de haber trabajado como entrenadora para celebridades y atletas profesionales, es una excelente jugadora profesional de ráquetbol y ocupó el tercer puesto en el mundo en 1984. Para más señas, es fotógrafa y coleccionista de arte.
Stoll y Nyad se vieron por primera vez en el Stamford Racquetball Club, donde Stoll era instructora profesional principal. La amistad las llevó a crear una empresa de entrenamiento atlético llamada BravaBody, que incluía videos y tutoriales de fitness.
Nyad asegura que “Cuba es muy profunda en nuestros corazones, sus gentes son las más amables del mundo”, dice en español, una lengua que aprende todos los días, mientras escribe textos para niños y los invita a perseguir sus sueños, por irrealizables que parezcan.
La ex nadadora, quien saltó a la fama en 1975 cuando braceó alrededor de la isla de Manhattan, agrega que la película Nyad, exhibida este sábado en la sala 23 y 12, fue la razón oficial de su estancia en La Habana, pero “queremos visitar Cuba todos los años. Estamos aquí, sobre todo, porque este es nuestro lugar favorito en el mundo por la calidez de las personas, sus calles, su gente”, enfatiza la neoyorquina, en cuya casa tiene “una especie de salón donde cuelgan imágenes de Cuba, entre ellas una del Che Guevara”.
35 años. Del primer intento a la consagración
En 1978, en plena Guerra Fría, cuando tenía 28 años, Diana atrajo los reflectores hacia la isla comunista.
La Habana y Washington habían entrado en un canal de diálogo a través de la apertura de las secciones de intereses en ambas capitales bajo el paraguas de la diplomacia suiza.
Es entonces que la atleta intenta por primera vez cruzar el Estrecho de Florida desde Cuba. Nadó en una jaula de acero para protegerse de los tiburones durante aproximadamente 42 horas antes de abandonar la prueba.
Tal vez como un acto de desagravio, un año después, recorrió 164 kilómetros desde Bimini, Bahamas, hasta Florida en 27,5 horas, estableciendo un récord de distancia en aguas abiertas.
En una increíble historia de perseverancia, autoafirmación y desquite, la atleta, quien por décadas se dedicó al periodismo deportivo, retomó en 2011 el proyecto de cruzar el canal floridano nada menos que cuando tenía 62 años de edad, porque —realza— “no es el canal de la Mancha, ni el estrecho de Japón, sino ese estrecho que separa a Cuba de Estados Unidos”, con toda su historia trágica de balseros y agresiones piratas.
Luego de cuatro lances fallidos (uno de ellos tuvo que ser abortado luego de 29 horas de desplazamiento, por causa del oleaje y de un ataque de asma; otro, porque una medusa le picó en el antebrazo y el cuello, lo que le provocó dificultad respiratoria grave), Nyad finalmente nadó en 2013 un total de 111 millas (177 kilómetros) entre La Habana y la playa Smathers, en Cayo Hueso, y se convirtió en la primera persona en cruzar el Estrecho de la Florida sin jaula protectora contra tiburones.
Controversias
En ese momento su calendario marcaba 64 años y hasta el día de hoy, la Asociación Mundial de la Natación en Aguas Abiertas (WOWSA, por sus siglas en inglés) no reconoce la validez del récord, en tanto el Registro Guinness de Récords también anuló su reconocimiento ante sospechas de algunos de sus miembros relativos a la improbabilidad de que la nadadora no se haya auxiliado de algún objeto para descansar durante la dura travesía.
En cambio, la Federación de Nadadores en Aguas Abiertas respaldó a Nyad y manifestó que no hay pruebas de que haya cometido fraude.
El equipo que la acompañó estaba integrado por dos expertos en repeler tiburones sin necesidad de usar una jaula, sino con un sistema de pitidos que los espantan; una doctora especialista en criaturas marinas que ayudó a Diana a protegerse de las medusas letales de la zona; un médico especializado en deportistas de élite; la capitana del barco; el navegante John Bartlett, encargado de que la atleta no se metiera en corrientes adversas mientras nadaba; y la inseparable Bonnie Stoll.
En 2014 el Gobierno cubano le concedió a Nyad la Orden al Mérito Deportivo para honrar las virtudes de la atleta.
Canciones de Janis Joplin y contar en varios idiomas
¿Cómo fue la recuperación de sus capacidades físicas para enfrentar la aventura de cruzar el Estrecho habiendo pasado más de treinta años del primer intento, lo que para cualquiera habría sido una necedad?
Entrené mucho para este segundo intento, pero para el tipo de deporte que practico, que es la natación, se necesitan ejercicios específicos. Entonces, los primeros dos meses fueron muy difíciles, pero luego con mucho entrenamiento, con Bonnie, por supuesto, ayudándome, logré por fin llegar a esa condición corporal que necesitaba.
Primero fuimos a México a practicar, pero el agua estaba muy fría, pese a que hice mis rutinas. Entonces viajamos a la isla de San Martín, donde el agua del Caribe es un poco más cálida y donde no hay medusas, que son un peligro que siempre enfrento en este tipo de deporte.
Mis intentos antes de lograr el cruce en 2013 fueron impedidos por las condiciones del tiempo, no por mis condiciones físicas.
¿Hubo un algún tipo de pensamiento obsesivo, constante, cuando estaba cubriendo esa distancia entre Cuba y Estados Unidos? ¿Se repetía algún mantra a sí misma para lograr la meta?
Imagínate estar sentado en esa silla donde estás y que solo tengas la oportunidad de comer alguna que otra cosa y poder ir al baño, durante 53 horas. No vas a tener televisión, no vas a tener ninguna forma de entretenerte. Eso pasa específicamente cuando uno está nadando: van a venir muchos pensamientos a tu cabeza y toma mucha disciplina enfocarse en lo que vas a hacer. Yo lo que hacía era cantar canciones de Janis Joplin y contar en muchos idiomas. También Bonnie me alcanzaba con una vara todo lo que tenía que comer y en ese momento yo intentaba concentrarme en lo que estaba haciendo sin importarme lo que estaba sucediendo a mi alrededor.
[“Este tipo de actividades de resistencia extraordinarias se realizan a una intensidad relativamente baja. Por ejemplo, si recorrió 177 kilómetros en 53 horas, eso equivale a unos 3,2 kilómetros por hora, o a un paseo lento. No está esprintando. Así que, por supuesto, tiene que tener una forma física extraordinaria”, opinó Benjamin Levine, cardiólogo deportivo estadounidense que ha estudiado a atletas de resistencia extraordinarios y director del Instituto de Ejercicio y Medicina Ambiental, en Dallas, Texas].
Tatuajes
“Nuestra relación se basa en eso. Diana es una bestia en el agua, pero fuera del agua no tanto”, interviene Bonnie.
La entrenadora recuerda que, como decidieron hacerse tatuajes iguales con la inscripción japonesa de Ishin-denshini (comunicarse sensaciones y pensamientos sin que medien palabras), y como “Diana tiende a magnificar las cosas, el de ella es mucho más grande y el mío un poco más sutil”.
“Cuando terminan de hacerle el tatuaje a Diana, ella estaba llorando y se quejaba mucho del dolor. Yo le dije que a mí no me había dolido”, repasa Stoll.
“Entonces el tatuador le dice a Diana: ’pero si aguantaste las medusas y el peligro de los tiburones, ¿como no vas a poder aguantar el dolor de un tatuaje más pequeño que esas criaturas?`”.
La película
La deportista relató su hazaña en su libro de memorias Find a Way (Encuentra la manera), que fue la base para la película.
Interpretada por dos grandes actrices de Hollywood, Anette Bening (Diana) y Jodie Foster (Bonnie), Nyad fue clasificado como un drama deportivo, dirigido por Elizabeth Chai Vasarhelyi y Jimmy Chin, y escrito por Julia Cox.
Tuvo su premier mundial en el 50 Festival de Cine de Telluride, Colorado, EE. UU., el 1ro de septiembre de 2023 y fue estrenado en cines selectos el 20 de octubre de 2023, antes de transmitirse en Netflix el 3 de noviembre de ese año.
El filme ha sido generosamente recibido por la crítica. En el sitio web agregador de reseñas Rotten Tomatoes, la película posee una aprobación de 86 %, basada en 145 reseñas, con una calificación de 7.0 en una escala de 10. De parte de la audiencia goza de una aprobación de 83 %.
Un consenso crítico establece que “Nyad es una película biográfica inspiradora de deportes estrictamente basada en los méritos de su historia, pero son las destacadas actuaciones de Annette Bening y Jodie Foster las que realmente mantienen esta película a flote”.
“También la película es una historia de dos mujeres viejas, pero el foco de la película no es el deporte, es una película sobre la fuerza, el corazón, la perseverancia y la necesidad de seguir los sueños”, acotó Nyad a la prensa en La Habana.
“A pesar de que el tema de la violencia y el abuso me chocó en mi niñez” [su entrenador olímpico y miembro del Salón de la Fama Jack Nelson, abusó sexualmente de ella desde los 14 años y continuó hasta su graduación de la escuela secundaria], Nyad se empeñó en que no fuera algo que marcara para siempre su vida, narró la deportista.
Tanto para Diana como para Bonnie, “los directores y los productores lograron plasmar sutilmente en el filme todo lo que queríamos” y “nos gustaría reconocer que además hubo muchos adolescentes que se sintieron identificados y es muy llamativo que niños de 10, 11, 12 años pudieron sentir conexión con la historia nuestra”.
¿Están contentas con la representación que hicieron Bening y Foster de ambas en la película?
Bonnie: Sí, muy contenta. Yo aspiro a ser lo que ella pudo lograr en el filme.
Diana: Es importante reconocer la trayectoria de ambas actrices que protagonizan el filme, pero realmente no puedo decir que lograron captar exactamente mi ser, porque hay que reconocer que, por ejemplo, no fue tan carismático como lo soy yo, por decirlo de alguna manera sin ser grosera. Sin embargo, sí lograron captar la esencia de lo que soy de manera concentrada, o sea, mi perseverancia, mi tenacidad y yo se lo decía a Anette y ella lo entendió de esa manera, que más allá de que no lograron captar esa parte más amigable de mi ser, sí lograron plasmar todo lo demás y lo que me llevó a lograr ese éxito. En algún momento Anette lo entendió cuando estaba representando el personaje allá en la playa y se percató de que necesitaba un equipo para ser asistida y eso la hizo ser un poco más humilde.
Anette Bening, escrutinio actoral
“Entrenó durante más de un año, no dudó en interpretar un personaje complicado que tal vez no te guste todo el tiempo. Y quedé increíblemente impresionado por cómo habita su cuerpo a los 64 años… Nyad es un personaje difícil de agradar y su representación en la película no lo suaviza. Era importante crear una imagen completa. Nunca se ven papeles así para mujeres”, explicó el codirector del filme, Jimmy Chin, sobre el trabajo de Bening.
“Su interpretación de Nyad es lo mejor que ha hecho, adoptando a la perfección la terquedad y la fuerte voluntad de la atleta”, escribió, por su parte, la crítica Isabella Soares, del portal Collider.
La amistad, mensajes antidiscrimatorios y… aprender español
¿Qué experiencias han vivido con el público en las exhibiciones?
Bonnie: Mucha gente tiene las mismas preguntas, así que tienes que elegir tus palabras porque no quieres tener exactamente la misma respuesta cada vez y eso se vuelve un poco aburrido.
Diana: La gente siempre nos decía dos cosas: una era que, a pesar de que la película no reflejó mi lado amigable, ellas se veían identificados con esa perseverancia que yo tenía en ese momento de mi vida y querían recrearlo. Y la segunda cosa era que al ver la amistad entre Bonnie y yo, que dura 45 años, muy bien representada en la película, nos decían “yo también tengo una Bonnie o tuve esa oportunidad también”.
¿Qué mensaje tiene para los adultos mayores que puedan sentirse discriminados o en minusvalía por la edad?
Diana: Yo decidí que este tema de la edad no iba a limitarme, a pesar de que me lo decían cuando intentaba cruzar el estrecho de la Florida: ¿qué te hace pensar que si no lo lograste a los 28 años, lo vas a lograr con más de 60 años…? Entonces yo decidí que nadie iba a decirme lo que podía y no podía hacer, y eso es lo que ha regido mi vida.
¿Desde la creación, a qué se dedica en estos momentos?
Estoy escribiendo una serie de libros para niños de entre 8 años y 11 años, pero no están publicados, y tengo en perspectiva uno con el título No eres muy joven para comenzar, porque realmente es de lo que se trata: nunca eres muy joven para empezar a hacer lo que quieres. Recuerdo el momento en que llegué nadando a Cayo Hueso desde La Habana y Bonnie me abraza y se ve a la gente gritando, pero no gritan por el hecho de que haya llegado, sino porque se ven reflejados en mí, en mi tenacidad. Escribo a diario, al mismo tiempo en que estudio español. Es increíble.
Cuba, siempre en el horizonte
A una pregunta sobre sus deudas profesionales o personales, Nyad no vaciló en anunciar su intención de preparar otro viaje a la isla, esta vez bajo el proyecto Everwalk.
“Esperamos venir aquí un día con nuestra iniciativa para caminar con cientos de personas cubanas y cientos de personas americanas juntos en Santiago de Cuba, en Pinar del Río, en La Habana, para conectar a la gente”.
“El proyecto trata de que la gente se levante de sus sofás, dejen sus teléfonos y comiencen a caminar y estar en contacto con la naturaleza, y conocerse entre ellos. En este sentido, ya hemos tenido experiencias con alrededor de un centenar de personas caminando por millas, por ejemplo, en Maine y Boston”.
¿Qué se siente al presentar la película en La Habana?
Bonnie: Dado que la película representa tanto a Cuba como a Estados Unidos nos hace feliz que estas dos partes se unan finalmente en el filme, aquí en La Habana.
Diana: A pesar de que la película se exhiba en muchos países, nunca va a ser igual a como se exhiba aquí en Cuba.
Post Scriptum
Antes de lanzarse al mar, en cada uno de los intentos por llegar a la Florida, Diana Nyad gritaba siempre la misma palabra: Courage! El resto era nadar.