La embajada de EE. UU. en Cuba reanudó este miércoles sus servicios consulares y la tramitación de visados tras una interrupción de más de cinco años.
Las entrevistas para los interesados en conseguir el visado de inmigrante iniciaron desde el pasado 29 de diciembre. Los solicitantes de visas de no inmigrante, excepto la diplomática u oficial o por motivos médicos, continúan bajo la condición de hacerlo en una embajada estadounidense de cualquier otro país.
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El anuncio de la reactivación se hizo a inicios de noviembre, tras una reunión en La Habana entre la secretaria de Estado Adjunta para Asuntos Consulares, Rena Bitter; la directora de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de EEUU, Ur Mendoza Jaddou, y el viceministro cubano de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío.
Meses antes, Washington explicó que las visas proporcionan a las personas aptas para solicitarlas una vía de migración “segura y ordenada”.
El reinicio de operaciones se da tras unos meses de tímidos acercamientos entre Washington y La Habana, en los que la migración ha tenido un papel central. Los registros hablan del mayor éxodo de cubanos a EE. UU. en la historia reciente.
Hasta el 30 de noviembre pasado, 290 338 insulares llegaron a Estados Unidos a través de la frontera con México, de acuerdo con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EEUU (CBP, por sus siglas en inglés), citados por Efe.
En tanto, la Guardia Costera ha detenido en las costas de Florida a más de 6 182 cubanos desde el primero de octubre de 2021 hasta el 30 de septiembre de 2022, cuando finalizó el año fiscal.
El Gobierno norteamericano entregó en ese periodo 23 966 visas a cubanos. Washington cumplió por primera vez desde 2017 el acuerdo migratorio bilateral de 1994, que estipula la entrega de un mínimo de 20 mil visados anuales a los ciudadanos de la isla.
Hasta antes de la reanudación en la sede diplomática en La Habana, los cubanos se veían forzados a hacer los trámites migratorios (no siempre exitosos) en Guyana, lo que suponía una carga económica extra que no muchos se podían permitir.
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En paralelo, los Servicios de Inmigración y Ciudadanía de EE. UU. (USCIS) están incrementado su personal en La Habana para tramitar de forma “efectiva y eficiente” los casos y llevar a cabo entrevistas.
El pasado primero de septiembre, la embajada de Estados Unidos en Cuba empezó a tramitar las solicitudes pendientes del Programa de Parole de Reunificación Familiar Cubana (CFRP, por sus siglas en inglés), suspendido desde 2017.
“Ataques sónicos”
El parón en la embajada se originó tras detectarse unos inexplicables problemas de salud del personal norteamericano en la legación.
El entonces presidente Trump acusó al Gobierno cubano de ser responsable de “ataques acústicos” a los trabajadores diplomáticos, lo que utilizó como pretexto para interrumpir el proceso de “deshielo” que habían impulsado su predecesor, Barack Obama (2009-2017), y el expresidente cubano, Raúl Castro.
La Habana, por su parte, negó cualquier responsabilidad en el caso y puso en marcha una comisión de expertos que no halló evidencias científicas o criminales que vinculasen los síntomas con posibles ataques sónicos, con microondas u otra acción deliberada.
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Con el paso de los meses, más de 200 diplomáticos y funcionarios estadounidenses destinados en media docena de países —de Cuba a China, pasando por Austria, Alemania y Colombia— denunciaron síntomas similares. Algunos no pudieron seguir ejercitando sus funciones.
En enero del año pasado, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) descartó que las molestias descritas fuesen resultado de una campaña dirigida por un país enemigo, frente a lo que se llegó a especular.
Efe/OnCuba.