La administración Trump está barajando la posibilidad de mover la operación de Radio y Televisión Martí de Miami hacia Washington D.C., donde se encontraba originalmente desde que la emisora fue creada en 1985 hasta 1996 cuando se trasladó al sur de la Florida.
El cambio de instalaciones obedece a una reforma profunda de la Oficina de Transmisiones hacia CUBA (OCB, por sus siglas en inglés) que controla las emisiones, tras una sucesión de escándalos y violaciones que llevaron a la salida de por lo menos una decena de empleados y la renuncia del director, el periodista cubano-americano Tomás Regalado.
OCB también se encuentra enfrascada en un rediseño de su personal, con la reducción de trabajadores, pero en medio de un silencio total. OnCuba ha logrado confirmar dos cosas: que la remodelación existe y que habrá cortes de personal y presupuesto, según dijeron varias fuentes en la agencia de Medios Globales (USAGM, por sus siglas en inglés), que supervisa todas las emisiones radiales y televisivas del Gobierno de Washington.
La idea detrás de las reformas es consolidar todas las operaciones radiales y televisivas del gobierno estadounidense en un mismo lugar, tal como era el espíritu inicial del proyecto en los años 1980 en que dependía todo de la entonces Junta General de Gobernadores, ahora USAGM, y la Voz de América. El cambio de la vertiente cubana de las operaciones a Miami nunca fue del agrado de muchos politicos y funcionarios de las administraciones, temerosos de que su control cayera bajo la influencia del ala dura del exilio cubano. Eso nunca llegó realmente a suceder en toda su intensidad porque las sucesivas administraciones cambiaron los directores de OCB acorde con sus colores políticos.
Sin embargo, estas reformas están siendo analizadas en medio de un silencio absoluto lo cual tiene a parte el personal de OCB especulando sobre su futuro. Si se decide un regreso de las instalaciones a Washington, algunos tendrán que mudarse a la capital o quedar fuera de la emisora porque, según se comenta en medios gubernamentales, en Miami quedaría apenas un pequeña corresponsalía.
“El desanimo es infinito. La gente no sabe nada, los jefes no se aparecen, hay mucha incertidumbre y la gente teme por su futuro”, explicó un empleado a OnCuba. Los empleados federales no pueden hablar con la prensa sin permiso de sus supervisores. El director interino de OCB, Emilio Vázquez, no ha respondido a pedidos de comentarios.
Algunos empleados, incluso, están considerando acogerse a un plan de jubilación porque, otra de las situaciones que OCB enfrenta es que gran número de sus empleados son personas cercanas a la edad de jubilación y con más de 20 años de labor, entre periodistas y técnicos.
Además está en veremos el asunto del presupuesto que actualmente ronda los 29 millones de dólares, pero en el Capitolio en Washington D.C. han decidido recortarlo aunque las dos cámaras no se han puesto de acuerdo aún. En la Cámara de Representantes se aprobó reducirlo a 12 millones y en el cámara alta a poco más de 20 millones. Si se llega a un acuerdo intermedio, digamos de 15 millones, muchos empleados de OCB temen que sea un fuerte hachazo a las transmisiones de TV Martí que nunca tuvieron una recepción importante en la isla, ya que desde que salió al aire a inicio de los años 90, el gobierno cubano logró interferirla con eficacia.
Toda esta situación ha llevado a tres políticos de Florida a pedir a USAGM ser prudente y conservadora en los cortes que pretenda introducir. El legislador Mario Díaz-Balart, el senador Marco Rubio así como el representante Rick Scott, todos republicanos, enviaron a inicios de semana una carta sobre el asunto.
En la misiva, que OnCuba no ha visto pero le fue leída por teléfono, los tres políticos muestran preocupación por el posible desplazamiento de las instalaciones hacia la capital del país, la reducción del personal y la posibilidad de que una reforma lleve a un deterioro de la calidad del servicio que proporciona, ya que consideran los objetivos de la emisora como claves al momento de informar a los cubanos en la isla.
“Escribimos para expresar nuestra profunda preocupación por información que hemos recibido respecto a planes para reducir drásticamente el personal de la OCB”, dijeron los congresistas y el senador. Además, recuerdan, “el gran apoyo del congreso, y el presidente Trump ha hecho de la política de EEUU hacia Cuba y su alcance al pueblo de Cuba, una prioridad de su administración”. A su vez, los legisladores se quejan de que no les han mantenido al tanto de las reformas y los recortes administrativos.
“Estamos comprometidos a hacer todo lo posible para asegurarnos de que la OCB pueda continuar con su misión de perforar el bloqueo impuesto por Cuba a la entrada de información desde el exterior a la isla”, agregan.