“El gobierno de Trump aún no ha abordado el tema de la migración, ni ningún posible aumento de las deportaciones con Cuba”, declaró el viceministro cubano de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío.
En una entrevista concedida a la agencia británica Reuters en La Habana, el diplomático aseguró que “no ha habido ninguna solicitud de esa naturaleza por parte del gobierno de Estados Unidos”.
“Aún no nos hemos sentado a discutir si eso sería una posibilidad”, adelantó Fernández de Cossío.
La Casa Blanca, el Departamento de Estado de Estados Unidos y el Departamento de Seguridad Nacional no respondieron de inmediato a las solicitudes de comentarios, indicó Reuters.
Las declaraciones del vicecanciller cubano se producen cuando la Administración Trump ha declarado su intención de revocar el estatus de unos 530 000 cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos que se encuentran en territorio estadounidense.
Esa masa migrante ingresó legalmente a Estados Unidos bajo el llamado parole humanitario, uno de los programas implementados por el expresidente Joe Biden, recordó Reuters en su despacho.
Tales programas, que permitieron el acceso a Estados Unidos a unos 1,8 millones de migrantes, están en plan de liquidación por el gobierno republicano, que los considera ilegales.
Acuerdos migratorios vigentes
En virtud de los acuerdos migratorios vigentes, que datan de la década de 1980 y que sellaron la superación de la crisis del Mariel —por donde salieron unos 125 mil cubanos hacia la Florida— Cuba ha aceptado habitualmente a inmigrantes deportados de Estados Unidos por aire y mar.
Dos vuelos de repatriación de este tipo han aterrizado en La Habana desde el comienzo de la era Trump, reconoció Fernández de Cossío, con aproximadamente un centenar de deportados
Sin embargo, las deportaciones a gran escala de cubanos inicialmente admitidos legalmente en Estados Unidos nunca se contemplaron en los acuerdos migratorios entre ambos países, añadió el viceministro.
“Cuando se firmaron los acuerdos, la posibilidad de que Estados Unidos admitiera y luego denegara la entrada de personas no se consideraba razonable en ese momento. Por lo tanto, cualquier cosa (de ese tipo) tendría que discutirse”, advirtió.
Fernández de Cossío no confirmó a Reuters si el Gobierno cubano estaría dispuesto a cooperar con tal acuerdo, al que calificó de “poco realista e injusto”.
Entre los compromisos codificados en los convenios vigentes destaca el otorgamiento anual por Washington de al menos 20 000 visas para emigrantes cubanos. Sin embargo, esos compromisos han sido incumplidos en varias ocasiones, según ha denunciado La Habana.
A pesar de tales acuerdos formales, el vicecanciller señaló, en una entrevista trasmitida este miércoles en el programa Mesa Redonda, que Estados Unidos ha devuelto decenas de miles de cubanos desde mediados de los años 90 bajo procedimientos regulares acordados bilateralmente.
Además, apuntó que Cuba está “abierta” a asimilar devoluciones desde territorio norteamericano, “pero siempre dentro de los términos acordados y tomando en cuenta la historia y las circunstancias” y a pesar de Washington “continúa aplicando políticas de agresión económica y de otro tipo contra Cuba”, aseveró.
No obstante, denunció que las amenazas actuales de la Administración Trump rompen con la tradición diplomática y generan incertidumbre tanto en Cuba como entre los migrantes.
Estados Unidos y Cuba se reunieron por última vez para hablar sobre migración en diciembre de 2024, antes de que Trump asumiera el cargo en enero, y su próxima reunión está prevista para abril en Washington, aunque el diplomático afirmó a Reuters que el actual Gobierno estadounidense no ha confirmado dicha reunión.
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Embargo y emigración estimulada
De acuerdo con el viceministro cubano de Exteriores, la política migratoria estadounidense hacia Cuba tiene características particulares.
Desde los primeros años de la Revolución Cubana, manifestó, Washington ha utilizado esa política como una herramienta para despojar a Cuba de talento profesional y fomentar la desestabilización interna. “Estados Unidos ha estimulado a los cubanos a emigrar por vías irregulares e inseguras, lo que ha generado varias crisis migratorias”, sostuvo en la Mesa Redonda.
Según Fernández de Cossío, la política de sanciones tiene como objetivo explícito deteriorar las condiciones de vida en la isla y empujar a los ciudadanos a emigrar. “Es un axioma: si deprimes las condiciones de vida en una comunidad, es lógico que una proporción significativa busque trasladarse a otro lugar”, explicó.
El embargo, sostuvo, no solo afecta directamente a la población cubana, sino que también crea un contexto que facilita las narrativas estadounidenses sobre el fracaso del socialismo en Cuba.
Esto se combina con el trato históricamente privilegiado que Estados Unidos ha otorgado a los migrantes de la isla, lo que refuerza la percepción entre muchos cubanos de que emigrar al país norteño es una opción viable y deseable.
El negocio migratorio y la amenaza de las deportaciones
El vicecanciller se refirió también en su entrevista televisiva al negocio que representa el tráfico de migrantes, del cual muchos cubanos son también víctimas al intentar ingresar ilegalmente a territorio estadounidense a través de terceros países como México o Centroamérica.
Fernández de Cossío reveló que el costo promedio para un cubano que intenta llegar a Estados Unidos puede oscilar entre 7 mil y 18 mil dólares por persona. Multiplicado por las cifras estimadas de 200 mil a 250 mil personas involucradas en estas operaciones anualmente, esto representa un negocio multimillonario organizado principalmente desde el país norteamericano.
“Hemos planteado este tema en múltiples ocasiones durante conversaciones diplomáticas y entre agencias de cumplimiento de ley con Estados Unidos, pero no hay voluntad política para atacar esta fuente de tráfico humano”, denunció.
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En cuanto a las posibles deportaciones masivas de cubanos, como parte de la agresiva política migratoria de la Administración Trump, Fernández de Cossío consideró esa amenaza no solo como una medida cruel, sino también profundamente injusta.
“Muchos cubanos han construido una vida en Estados Unidos: tienen empleo estable, propiedades y familias. Ahora enfrentan la posibilidad real de ser expulsados debido a su estatus migratorio irregular”, lamentó.
El viceministro insistió en que esos mismos cubanos fueron empujados a emigrar por las políticas estadounidenses y acogidos bajo un trato privilegiado que les prometía protección financiera y material.
“Es absurdo e irreal que ahora se les amenace con deportaciones masivas cuando fueron invitados implícitamente por Estados Unidos para emigrar”, fustigó.
Misiones médicas o “esclavitud moderna”
Otro tema abordado por el vicecanciller en la Mesa Redonda fue el del ataque desde Washington a las misiones médicas de la isla, a las que funcionarios estadounidenses han llegado a catalogar como una forma de “esclavitud moderna”.
Cuba, que en su momento de máxima colaboración llegó a sobrepasar los 30 mil médicos en alrededor de 70 países a la vez, ha reducido esa cifra a más de 12 mil profesionales de la salud, de acuerdo a los datos citados por el diplomático.
Aun así, estas misiones resultan una de las más importantes vías de acceso a divisas que dispone Cuba, por lo que Estados Unidos busca cortarlas o reducirlas al mínimo, denunció el diplomático.
Los servicios médicos cubanos en el exterior —dijo— reciben una compensación, como lo reciben sus similares de cualquier país del mundo que lo preste y una parte de esa remuneración va a parar a los propios colaboradores cubanos, que también perciben el salario íntegro que devengaban en la isla.
“Ese estipendio… es muy superior al ingreso que tienen en Cuba y al ingreso que tienen sus colegas cuando prestan servicio en Cuba… por tanto, no se puede decir que están haciendo un trabajo sin remuneración” y “acusar a Cuba de ‘tráfico de personas’ o ‘esclavitud’ es falso”, sostuvo.
El Gobierno estadounidense alega que La Habana se apropia de una parte significativa del salario que los países receptores pagan por esos servicios, al tiempo que argumenta que los galenos cubanos enfrentan restricciones para viajar con sus familias o regresar a la isla si deciden abandonar las misiones y son sujetos a vigilancia y control durante su estancia en el extranjero.
Por su parte, Fernández de Cossío subrayó que Washington “comete un crimen” al intentar privar a las comunidades foráneas de los “servicios de salud de calidad” que brindan los profesionales cubanos, y dijo que el ataque a las misiones de la isla forma parte de “una estrategia más amplia para agredir a Cuba y reforzar el bloqueo económico”.
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Acercamiento, migración, sanciones y bases chinas
En su intervención, el viceministro llamó la atención cómo períodos recientes de acercamiento diplomático entre ambos países han demostrado ser efectivos para reducir la migración irregular.
Por ejemplo, durante 2017 y 2018 —años marcados por la eliminación previa de la política de “pies secos/pies mojados por la Administración Obama, en acuerdo con La Habana— se registraron las cifras más bajas históricas en términos de entrada irregular de cubanos a Estados Unidos.
Sin embargo, estos avances fueron revertidos cuando Washington, ya bajo el primer mandato de Trump dejó de cumplir con sus compromisos migratorios y cerró el procesamiento de visas temporales para cubanos en 2017. Esto limitó aún más las opciones legales para emigrar y exacerbó las tensiones migratorias, dijo.
El diplomático criticó que desde entonces no se entreguen en La Habana visas de no inmigrante, las que, dijo, ayudaron en su momento a reducir la migración irregular.
En sus declaraciones finales, Fernández de Cossío reiteró que resolver la crisis migratoria requiere abordar sus causas subyacentes: el embargo y las sanciones y políticas agresivas de Washington hacia Cuba. Además, enfatizó la importancia del cumplimiento estricto de los acuerdos bilaterales existentes para garantizar una relación más equilibrada entre ambos países.
Por último, insistió en la disposición del Gobierno cubano de “discutir en una posición de respeto” con Washington, para “hablar de todo, incluyendo nuestras diferencias”.
“Lo que nosotros no vamos a hacer y no podemos hacer es renunciar al derecho que tenemos en Cuba de construir nuestro futuro y hacer uso del derecho a la autodeterminación”, definió, al tiempo que desmintió, nuevamente, la existencia de supuestas bases militares de China en la isla, así como el envío a Venezuela de miles de soldados cubanos.
“Y eso, sin embargo, es una leyenda que repiten y este secretario de Estado la repite”, dijo, al aludir al político cubanoamericano Marco Rubio, pero evitando mencionar su nombre.