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Este lunes entró en vigor el nuevo veto migratorio de Donald Trump que prohíbe o restringe el ingreso a Estados Unidos de ciudadanos de 19 países, entre ellos los cubanos.
La polémica medida forma parte de la restrictiva agenda migratoria de la actual Administración republicana y fue establecida alegando presuntas razones de seguridad nacional.
Desde su anuncio ha generado una ola de preocupación y desasosiego entre miles de familias y comunidades afectadas, de la que no escapan los nacidos en la isla.
La nueva política prohíbe la entrada al territorio estadounidense de forma total a los ciudadanos de 12 países, principalmente de África y Oriente Medio, mientras que impone restricciones parciales a otras siete naciones, entre las que se encuentra Cuba.
La nueva proclama, promulgada por Trump la semana pasada, afecta con mayor severidad a Afganistán, Birmania, Chad, República del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen.
En un escalón por debajo, aunque también con severas restricciones, se enlistan Cuba, Burundi, Laos, Sierra Leona, Togo, Turkmenistán y Venezuela.
El veto fue rápidamente denunciado por grupos que brindan ayuda y asistencia para el reasentamiento de refugiados.
“Esta política no se trata de seguridad nacional, sino de sembrar división y vilipendiar a comunidades que buscan seguridad y oportunidades en Estados Unidos”, denunció Abby Maxman, presidenta de Oxfam Estados Unidos, una organización internacional de ayuda sin fines de lucro.
Restricciones para Cuba
En el caso específico de Cuba, la nueva medida establece restricciones parciales, las que justifica con el argumento de que “Cuba es un estado patrocinador del terrorismo, que no coopera ni comparte suficiente información policial con Estados Unidos y se ha negado históricamente a aceptar el regreso de sus nacionales deportados”.
Según el documento oficial de la Casa Blanca fue suspendida “la entrada a Estados Unidos de nacionales de Cuba como inmigrantes y como no inmigrantes con visas B-1, B-2, B-1/B-2, F, M y J”. Estas categorías corresponden a visas de negocios, turismo, estudios y programas de intercambio.
En estos casos solo quedan exentos quienes ya posean una visa válida emitida antes del 9 de junio, aunque expertos apuntan que persisten dudas sobre la interpretación y aplicación de la norma en los puntos de entrada al país.
También existen dudas en los casos de las visas de inmigrantes correspondientes a procesos como la reunificación familiar, si bien entre las excepciones establecidas se cuenta una para familiares inmediatos (correspondientes a las categorías de visa IR-1/CR-1, IR-2/CR-2, IR-5) “con pruebas claras y convincentes de identidad y parentesco (por ejemplo, ADN)”.
Tras anunciarse esta política el Gobierno de la isla la tachó de “racista” y señaló el daño que la misma implica para las familias cubanas y las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
El canciller Bruno Rodríguez consideró que la norma “tiene trasfondo racista con apoyo de políticos anticubanos” y lamentó que “perjudica el contacto entre las familias cubanas“, así como “los intercambios personales, profesionales, académicos y culturales entre ambos países“.
Gobierno cubano considera “racista” y perjudicial orden que restringe entrada de cubanos a EEUU
Argumentos y excepciones
La Administración Trump ha justificado la medida alegando razones de seguridad nacional —que en el caso de Cuba se basa en su consideración como “estado patrocinador del terrorismo”—, al tiempo que también ha apuntado a las altas tasas de permanencia ilegal tras el vencimiento de los visados.
Según un informe de Seguridad Nacional, citado por Trump en su proclamación, Cuba presentó una tasa de permanencia irregular tras el vencimiento de visas de turista/negocios (B-1/B-2) del 7,69% y una tasa de permanencia irregular para visas de estudiante (F), vocacional (M) e intercambio (J) del 18,75%.
En contrapunto, para la comunidad cubana en ambos lados del estrecho de Florida, el impacto es inmediato y devastador: familias separadas, estudiantes con planes truncados y una mayor sensación de aislamiento diplomático y social.
La medida también coincide con la intención de la Casa Blanca de dificultar el acceso a permisos de trabajo para solicitantes de asilo y otros migrantes, lo que incrementa la vulnerabilidad de quienes buscan refugio y oportunidades en territorio estadounidense.
No obstante, para Cuba y los demás países con restricciones existen algunas excepciones como la ya mencionada para familiares inmediatos y otras para los residentes permanentes legales en EE.UU, los titulares de visas para el país norteamericano aún vigentes y las personas con doble nacionalidad que tengan ciudadanía de países no incluidos en la prohibición de viajes.
Además, ciertas categorías diplomáticas, los atletas y equipos deportivos que asistan a eventos de primer nivel, y personas cuya entrada se considere de interés nacional para Estados Unidos podrán ingresar bajo circunstancias específicas.
Sin embargo, la recomendación de los expertos para los cubanos es clara: revisar cuidadosamente el estatus de sus visas y consultar asesoría legal antes de planificar cualquier viaje, ya que la política migratoria se revisará cada 90 días y el incumplimiento de los términos de la visa podría resultar en deportación.