El lunes pasado el director de la diplomacia cubana hacia Estados Unidos, Carlos Fernández de Cossío, afirmó que si Estados Unidos decide cortar relaciones diplomáticas con la isla, La Habana se encuentra preparada para esa posibilidad. “No vamos perder el sueño”, afirmó.
“No creo que vaya a haber una ruptura de relaciones. Francamente, no sé si las va a haber. Sí conozco que hay un grupo de personas poderosas que tienen esa intención”, dijo el director para Estados Unidos de la cancillería cubana. “Pero lo que no puede Cuba es sorprenderse con esa realidad, si es que sucede”.
Ahora la cuestión, se plantean varios analistas, es si algo así sucederá en medio del deterioro de los nexos atendiendo a la reactivación en abril de la ley Helms-Burton y la andanada de restricciones que le siguió, como la suspensión, “hasta nuevo aviso” de los vuelos comerciales a las provincias cubanas y la eliminación de los cruceros.
Por lo pronto, la administración de Donald Trump ha reaccionado con suma discreción. Ni la Casa Blanca o el departamento de Estado ha querido comentar abiertamente lo planteado por el funcionario cubano. Únicamente, el martes, un funcionario relacionado con la política estadounidense hacia la isla dijo anónimamente a varios medios de comunicación que no hay nada sobre la posibilidad de un rompimiento en el horizonte.
“No he escuchado nada ni he visto planes en ese sentido. Por ahora no está previsto un corte de relaciones diplomáticas. Ni tengo indicios de que así sea en los próximos tiempos. A veces un corte de relaciones complica más las cosas, no resuelve mucho. Lo importante por ahora es que Cuba deje de apoyar al régimen fracasado de Maduro, esa es nuestra aspiración”, dijo el funcionario del Departamento de Estado a OnCuba.
Aunque el corte no está previsto tampoco ha sido rechazado. “Comencemos por recordar que estamos entrando en una época de la fantasía. No nos podemos olvidar de que estamos en pleno año electoral y las posturas sobre Cuba van a ser muchas. Al principio, Trump dijo que iba a cortar relaciones, que iban a volver a lo que hubo antes (de la administración de Barack Obama)”, afirmó a OnCuba Eduardo Gamarra, analista de la Universidad Internacional de Florida.
Sin embargo “de todo lo que han hecho, la señales más fuertes fueron la retirada de personal de La Habana y de Washington. Creo que en este año la posibilidad (del corte) es alta. Después de todo no tuvimos relaciones durante 60 años y nada ha cambiado. Tenemos hace tres años y nada ha cambiado tampoco”.
Lo cierto, enfatiza, “la apertura en Cuba continúa, como planteó Obama y a Cuba le perjudicaría mucho no tener relaciones. Si hay un corte, ¿cómo sería? ¿un retorno a solo tener secciones de intereses o un corte total? Si es total, se plantea entonces quién daría visas, recordemos que hay una serie de obligaciones mutuas”.
Obligaciones como el otorgamiento de 20.000 visas anuales a cubanos (el cual ha sido incumplido por la actual administración), la aceptación del retorno de cubanos deportables, acuerdos de combate al narcotráfico, rescates en alta mar, de comunicaciones y correos. Y eso, “sin olvidar las inversiones estadounidenses en Cuba”, subraya Gamarra.
Pero la tensión entre ambos lados, es quizá lo que ha llevado a la diplomacia de la isla a ser la primera a anticipar un posible corte. “Cuba está en un momento en que le están presionando por Venezuela, por ello tiene que posicionarse en esa línea retórica de que las relaciones no significan mucho pero la verdad es que importan muchísimo. Hay una serie de cosas que han molestado a Washington que creo que están en esa retórica”, agrega el analista de FIU.
Ahora, volviendo al año electoral, un corte pudiera tener reacciones encontradas. “Los viejitos van a estar felices pero ¿qué significa en términos de una comunidad que va todos los fines de semana a Cuba? Si hay un corte, ¿cómo regulas las remesas? Si llegamos a ese momento, para Cuba no será fácil”, apuntó Gamarra.
Por otro lado hay quien cree que el corte de relaciones diplomáticas es improbable. “No le veo sentido a retirar la labor de una embajada allí, embajada que ahora (en La Habana) está a nivel de encargado de negocios (mientras que en Washington, Cuba tiene un embajador)”, afirma el profesor universitario cubanoamericano Arturo López Levy.
En su opinión, el gobierno de Estados Unidos “va a seguir haciendo sus actividades que Cuba considera una violación de su soberanía”, pero seria irracional, aunque con Trump nunca se sabe, plantearse un corte de relaciones diplomáticas, afirmó a OnCuba.
La razón es sencilla, no existiría un consenso necesario en ese sentido, entre otras razones porque de por sí el personal estadounidense en La Habana ya fue reducido y “no creo que la embajada cubana haga algo que provoque un consenso interagencias que decida el corte”, explica.
Esto se explica porque normalmente en Washington las decisiones de política exterior tienen en cuenta la opinión de los diversos organismos gubernamentales que tienen interés en esas relaciones. Es el caso del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), de quien depende el Servicio Guardacostas que colabora estrechamente hace décadas con los Guardafronteras cubanos. Además, “las embajadas permiten mantener una comunicación fluida, como es la colaboración en el combate al narcotráfico, seguridad mutua, cosas que se lograron con el deshielo”, asevera López Levy.
“Está demostrado que en política norteamericana, los lobbies internos, cuando hay ánimo de hostilidad contra un país chocan con intereses y líneas bien establecidas en el sistema preocupado con seguridad, y en eso (los lobbies) tienden a perder”, afirma el analista refiriéndose a los grupos de presión radicales en contra de los nexos con la isla.
Después de todo, “hay que recordar que dentro de la administración Trump hay personas que están a favor de las relaciones con Cuba, como el secretario de Agricultura, Sonny Perdue, que cuando era senador por Georgia estuvo a favor de las ventas agrícolas a Cuba”.
“Creo que lo peor ya pasó, incluso si Trump fuera reelecto. La cosa estuvo peor cuando existía ese triunvirato que fue el asesor de Seguridad Nacional John Bolton; el asesor especial Mauricio Claver y el secretario de Estado, Mike Pompeo”, puntualizó López Levy.
Los dos países cortaron relaciones diplomáticas en enero de 1961, las restablecieron como secciones de intereses en el verano de 1977 y las elevaron a nivel de embajadas luego del histórico 17 de diciembre del 2014.
Quien lo sabe
Esta sería una decisión incomprensible, tan típica de Trump!
Se lo merecen. Obama les tendió la mano como nadie. ¿Que hizo la dictadura? Poner a los reclutas a cantar canciones ofensivas para el presidente de EEUU. Ahora que están dando patadas de ahogado, que se aguanten.
por 60 años no hubo y no pasó nada, así que si mañana no las hay, no las hay y ya… es volver a lo que había hace solo 5 años atrás y a esperar a que otro presidente diga lo mismo que dijo obama: lo que hacemos con cuba no funciona para lograr nuestros objetivos, probemos otra cosa… la administración trump llevó el conflicto otra vez al terreno que cuba domina y conoce y donde mayor experiencia hay y se están creyendo que van a descubrir el agua tibia… qué cierran las embajadas?… uy… qué miiiiiedo!…