Luego de un 2020 nefasto, en el que la pandemia de coronavirus sacudió al mundo y cambió sus dinámicas y rutinas con una ola de enfermedad y muerte, el 2021 hizo su entrada entre la incertidumbre y el optimismo.
En opinión —y deseo— de muchos, nada podría ser peor de lo ya vivido. Pero lo fue. Y ni siquiera el desarrollo, o el (muy desigual) reparto de diferentes vacunas y las campañas de inmunización aún en marcha contra la COVID-19, pudieron impedir nuevas oleadas en todo el planeta, con millones de víctimas, y el surgimiento de nuevas variantes del SARS-CoV-2 que han tensado al máximo los sistemas sanitarios y han obligado a más restricciones y confinamientos.
El año ha transcurrido en gran parte del mundo entre cierres y reaperturas, rebrotes y mejorías, en desgastadores ciclos que han puesto a prueba la inteligencia y la voluntad humanas y han impuesto una convivencia forzosa con el virus. Además, han abonado incomprensiones y desigualdades, y han servido de caldo de cultivo a protestas y teorías de la conspiración, a movimientos negacionistas y antivacunas. Y también, a clamores apocalípticos y —en el extremo contrario— a irresponsables desenfrenos.
Así, el 2021 llega a su cierre con un aumento de los casos en muchos países y con las alarmas encendidas por la nueva variante Ómicron, a todas luces más contagiosa y evasiva, que ha evidenciado la urgencia de extender la vacunación y mantener las medidas anticovid, en un preludio no muy auspicioso para los próximos 12 meses.
En Cuba, el año que termina ha sido especialmente duro por varias razones, entre ellas por el impacto del coronavirus. La Isla, que cerró el 2020 con alrededor de 12 mil casos y 146 fallecidos por la enfermedad, vio crecer exponencialmente los contagios y las muertes durante largos meses, hasta llegar a los 965.002 y 8.321 al cierre de este 27 de diciembre, según las estadísticas oficiales. Y aun cuando las últimas semanas se han caracterizado por un marcado retroceso de la pandemia, ya en los últimos días se aprecia un ligero incremento, mientras aumentan los contagios detectados con la más contagiosa variante Ómicron.
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La creación de vacunas propias contra la COVID-19, como Abdala y las Soberanas, y su administración masiva en el país, han sido clave en la mejoría de la situación epidemiológica, si bien el riesgo aún persiste —como evidencian las más recientes jornadas— y también el llamado de especialistas y autoridades a cumplir los protocolos establecidos para evitar nuevos rebrotes y lamentos en los próximos meses, en especial tras la reapertura a gran escala de las fronteras y las celebraciones por el cierre del año.
A falta de horas para entrar al 2022, OnCuba les propone entonces acercarse a cinco momentos que marcaron la pandemia en la Isla en el año que termina, como un recuento de lo vivido, pero también como una necesaria advertencia de cara al futuro.
1. Rebrote y regreso de las restricciones
El 2021 no comenzó bien en la Isla, que desde el anterior diciembre venía experimentado un aumento sostenido de casos. La reapertura de fronteras, los reencuentros familiares, las festividades de fin de año y el incumplimiento de los protocolos establecidos, dieron forma a un coctel explosivo que multiplicó los contagios en poco tiempo y colocó al país en un escenario inédito hasta entonces.
Solo en enero, mes que registró más de 15.500 nuevos enfermos y 70 fallecidos por la COVID-19, se sobrepasó el número total de infecciones de todo el 2020, y tales cifras irían a peor con el avance de los meses. Ello obligaría a nuevos cierres en los distintos territorios del país, al retorno de las clases online, a dar impulso al trabajo a distancia, y a la restricción de los vuelos internacionales y el transporte en sentido general, entre otras necesarias medidas, en medio de un escenario económico cada vez más complejo.
La llegada a Cuba de nuevas cepas del virus —en particular la Beta, detectada en Sudáfrica— dio más combustible a la nueva oleada, que ya en abril superó las 30 mil infecciones y en junio las 50 mil, con un lamentable incremento de las muertes, que tras el sexto mes del año habían ascendido hasta las 1.302. La nota de esperanza la aportaron entonces los ensayos clínicos e intervenciones poblacionales con los candidatos vacunales cubanos, pasos previos al proceso de inmunización masiva.
2. Pico pandémico
Si los primeros seis meses de 2021 fueron difíciles para Cuba, los tres siguientes marcaron un pico que llevó al país a extremos no sufridos en toda la pandemia y que dio al traste con los planes de enfrentamiento sostenidos hasta entonces y con el discurso triunfalista de las autoridades. El propio presidente Miguel Díaz-Canel debió reconocer que el sistema de Salud cubano había sido “sobrepasado” por la situación, mientras los hospitales y centros de aislamiento se desbordaban de enfermos.
La muy contagiosa cepa Delta fue la responsable del brutal estallido de las infecciones, que pasaron de unas 50 mil en junio a más de 200 mil mensuales en julio, agosto y septiembre; mientras los casos diarios crecían hasta superar en varias ocasiones los 9 mil, la tasa de incidencia nacional llegaba a superar los 1.200 enfermos por 100 mil habitantes en 15 días, y los fallecidos se acercaban más de una vez al centenar por jornada, según datos oficiales por demás cuestionados, incluso, desde la prensa oficial.
Provincias como Matanzas, Ciego de Ávila, Cienfuegos, Holguín y Pinar del Río estuvieron entre las más afectadas por el pico pandémico, si bien su impacto se extendió por todo el país y motivó campañas de solidaridad dentro y fuera de la Isla y el retorno de brigadas médicas que enfrentaban la pandemia en otras naciones para apoyar a sus agotados colegas. Y, para colmo de males, una rotura en la mayor planta de oxígeno tensó aún más durante semanas un escenario ya de por sí aciago.
3. Autorizo de las vacunas y campaña de inmunización
El desarrollo de vacunas propias contra la COVID-19 fue siempre la apuesta de las autoridades y los científicos cubanos desde el inicio de la pandemia, y tal estrategia ha terminado por demostrar con creces su acierto. Los estudios iniciados el año anterior tendrían su clímax en 2021 con el avance de los ensayos clínicos y las intervenciones en grupos y territorios de riesgo, coincidentes, por demás, con la llegada y circulación de nuevas cepas que elevarían el listón a los todavía candidatos vacunales.
Finalmente, tres de los cinco candidatos recibirían el autorizo de uso de emergencia y se convertirían en vacunas, con Abdala, del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, como la pionera en Latinoamérica. A ella le seguirían las Soberanas 02 y Plus, del Instituto Finlay, cuya combinación demostraría una eficacia mayor al 90 %, para emular al esquema de tres dosis de Abdala. Y con estos ases en la mano, la Isla se lanzaría de lleno a la inmunización masiva en pleno pico pandémico y comenzaría a tramitar el reconocimiento de sus fármacos por la Organización Mundial de la Salud.
Aunque no exenta de dificultades y cuestionamientos, la vacunación tomó un crucial impulso el pasado septiembre y, tras las aprobaciones correspondientes, ha incluido también a los menores de edad, los convalecientes de la COVID-19 y otros grupos vulnerables, lo que ha puesto a Cuba en la vanguardia de este proceso en el mundo. Así, hasta este 26 de diciembre en el país caribeño se habían administrado ya más de 30 millones de dosis y ya habían recibido el esquema completo más de 9.600.000 personas, el 85,9 % de la población.
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4. Mejoría epidemiológica y desescalada
Tras vivir sus meses más negros de toda la pandemia, la situación epidemiológica en Cuba comenzó a mejorar en octubre. De más de 220 mil casos en septiembre, el décimo mes del año vio reducir los contagios a poco más de 70 mil, de acuerdo con las estadísticas gubernamentales, y ya en noviembre la caída fue aún más drástica, hasta situarse por debajo de los 10 mil nuevos enfermos. Consecuentemente, también cayó de forma notable la cifra oficial de víctimas mortales, hasta 754 y 65 respectivamente.
En opinión de expertos y autoridades, el importante avance de la vacunación anticovid ha sido la clave en este favorable desenlace, que alivió finalmente las capacidades hospitalarias luego de meses de congestión, y abrió la puerta a una desescalada gradual que se iría extendiendo a todo el país. Así, el gobierno dio luz verde al reinicio de las clases presenciales, la reactivación del transporte y la economía, y la reapertura a gran escala del turismo y los vuelos internacionales, entre otras medidas.
La sostenida mejoría ha continuado en diciembre, que hasta este 27 de diciembre registraba solo 2.295 nuevos casos y 15 fallecidos por la enfermedad, si bien en las últimas jornadas se han sobrepasado los 100 contagios por día mientras los pacientes activos, que habían descendido de 400, ya han vuelto a superar la barrera de los 600. Todo ello en momentos en que, aun con la reapertura, siguen vigentes protocolos sanitarios y requerimientos como el distanciamiento físico y el uso en público de las mascarillas, ante los riesgos que suponen el incremento del turismo y los viajes en general, así como las reuniones familiares y los festejos de fin de año.
5. Llegada de Ómicron y aplicación de dosis de refuerzo
El último mes de 2021 ha traído un aumento de las infecciones en varias partes del mundo, en gran medida por la irrupción de la variante Ómicron del coronavirus, más contagiosa aún que la Delta, y, al parecer, menos propensa a ser contenida por la inmunidad previa y el efecto de las vacunas. Y aunque todavía sus posibles repercusiones están en estudio, lo cierto es que las alarmas ya están encendidas ante el temor de nuevas oleadas, retrocesos y restricciones, y la Isla no escapa de ese escenario, aun cuando su situación sea ahora favorable.
Cuba, que ante la rápida expansión de la nueva cepa tomó medidas para el control de viajeros de un grupo de países, ya ha detectado oficialmente más de 40 casos y anunció que trabaja “aceleradamente” en un prototipo de vacuna para hacer frente a Ómicron. No obstante, ante este peligroso panorama, sus especialistas han insistido en reforzar la disciplina en el cumplimiento de los protocolos y regulaciones anticovid, y en avanzar en la administración de las dosis de refuerzo, un proceso iniciado desde noviembre.
Así, el personal sanitario, los científicos, los trabajadores del turismo y de otros sectores de riesgo han sido los primeros beneficiados de una campaña que ya comenzó también en varios territorios donde se realizó la vacunación meses atrás, y que ha alcanzado hasta el momento a más de 1.400.000 personas. Con este empeño, que se extenderá en el inicio del próximo año, la Isla espera evitar una vuelta atrás —a pesar de la tendencia alzista de los últimos días— que podría tener funestas consecuencias para la salud de sus habitantes y para su maltrecha economía.
La peor pandemia y que ha costado muchas vidas, hambre, necesidad desilucion esta en cuba ya hace más de 60 años y aun no hay vacuna para ella