Nos encontramos en un café cerca de Puerta del Sol donde por estos días es fácil reconocer cubanos que han venido a Madrid, de paso, antes de llegar a Barcelona. Es especial vernos aquí y no en La Habana, donde he podido conversar tantas veces –también café mediante– con Carlos Alzugaray, ex diplomático cubano, académico, analista político independiente, y colaborador de OnCuba.
Alzugaray se prepara para participar entre el 23 y el 26 de mayo próximos la 36 edición del Congreso Internacional de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA, por sus siglas en inglés).
Es la primera vez que este evento se realiza en Europa. “Desde hace unos años se tomó la decisión de diversificar y expandir LASA para que sus congresos anuales no estuvieran centrados solo en las Américas porque LASA se ha ampliado enormemente con miembros de todo el mundo”, explica.
De hecho, el tema que convoca esta vez es “Estudios Latinoamericanos en un Mundo Globalizado”.
“Cuando el Congreso se celebró en Nueva York hace dos años, LASA tenía alrededor de 12 mil miembros y ahora tiene 17 mil”, agrega Alzugaray quien desde hace algunos años fue electo por sus miembros para codirigir la Sección Cuba de LASA, en la “mitad” que corresponde a los residentes en la Isla.
La sede de estos eventos, cada vez más concurridos, se rotará entre Estados Unidos, América Latina y Europa: los próximos se celebrarán en Boston en 2019 y en Guadalajara en 2020.
La Sección Cuba de LASA, que incluye a cubanos residentes en Cuba y fuera de Cuba –no solo en Estados Unidos– tiene 1200 miembros y es la sección más grande de la Asociación. Esto en buena medida se debe a las facilidades que LASA ha dado para la participación de los cubanos residentes en la Isla, al eximirles pagar las cuotas de miembro y las de inscripción en los congresos.
“En relación con este tema ha surgido un problema nuevo ya que. este año, a los cubanos residentes Cuba, se nos impidió votar en las elecciones para los cargos ejecutivos de toda LASA. Se argumentó que esto se debía a las sanciones económicas que en Cuba le llamamos bloqueo. Fue una sorpresa porque veníamos votando regularmente en las elecciones.”
¿Por qué un voto de un residente en Cuba contraviene las leyes del bloqueo?
Se nos dijo que esa prohibición de votar se debió haber aplicado desde el 2005 o 2006 y que en ese momento se había informado a la directiva de entonces que la exención de pago era en compensación por esa medida que yo diría que es discriminatoria. Los ejecutivos de LASA explicaron que la medida no se había hecho efectiva hasta este año por razones técnicas y nos pidieron comprensión. Pero hay un elemento que complica la situación:ningún ejecutivo de la Sección Cuba de la época recuerda que haya existido ese entendimiento. Algunos, incluso, afirman que nunca lo hubieran aceptado.
Al parecer, los directivos de LASA han querido prevenir una interpretación del caso a partir de esas regulaciones que derive en una sanción y podrían resultar multas enormes que LASA no podría pagar. Hay otras cuestiones prácticas como la necesidad de usar tarjetas de débito o crédito para este tipo de pagos, que en el caso de los cubanos residentes en el país, no tendríamos oportunidad de realizar.
Del total de los miembros de la Sección Cuba de LASA, ¿cuántos viven en el país y cuántos fuera?
Un poco más de la mitad vivimos en la Isla. Al ser tan grande la Sección Cuba sería muy notable la ausencia de Cuba en un congreso. Es el peligro que se corre para Boston 2019. En épocas de Bush, cuando se aplicaron las medidas más estrictas y prácticamente se les negaron las visas a todos los académicos postulantes, –me refiero al Congreso de Las Vegas. LASA canceló al año siguiente un Congreso que iba a ser precisamente en Boston y lo pasó a Montreal, Canadá. A partir de ese momento hubo tres Congresos seguidos fuera de Estados Unidos: Montreal, Río de Janeiro y Toronto. Hasta que llegó la Administración Obama y entonces pudimos ir a San Francisco.
Esta actitud de LASA de mover los congresos fuera de Estados Unidos hasta tanto se pudiera garantizar las visas para los cubanos, con un gran costo financiero, es reconocida como una actitud valiente y positiva por todos los que hemos tenido que ver con la participación cubana en LASA.
LASA es además uno de los espacios donde los académicos cubanos de todas las latitudes y con todas las ideas participan activamente y demuestran el desarrollo de las ciencias sociales y humanísticas en Cuba o sobre Cuba. Esto hay que decirlo. Los congresos de LASA cada año son una vitrina para exhibir este desarrollo y para fomentar el diálogo que existe entre los que entre los que vivimos dentro y fuera de Cuba, seamos de cualquier orientación política.
Lo que se vive en estos eventos, donde confluyen tantas personas, se ha ido convirtiendo en un modelo significativo de trabajo cooperado entre investigadores de diversos orígenes. De alguna manera LASA propicia una reunión entre académicos e investigadores cubanos de ciencias sociales y humanísticas que se no encuentra en ningún otro espacio.
Así es. Se va a presentar en este Congreso de Barcelona un libro sobre los intercambios académicos entre Estados Unidos y Cuba específicamente. Se trata de un libro de la investigadora Milagros Martínez editado por el Instituto Cubano del Libro. De estos Congresos de LASA en muchas ocasiones han salidos proyectos de investigación, compilaciones, libros, conjuntos que indagan en temas cubanos o reúnen múltiples perspectivas. LASA nos ha enseñado a apreciar la importancia que tiene no solo nuestra mirada sino la de aquellos que nos miran desde afuera. Desde donde se perciben aspectos con otra perspectiva.
Otro aspecto interesante que nos ha aportado LASA es la evidencia de cierta transterritorialidad de lo cubano o de la mirada cubana acerca del mundo.
Un caso que se puede citar entre muchos de importantes académicos de origen cubano que han hecho su obra y sus aportes a la nación desde fuera del país es el de Mabel Cuesta recién electa como co chair de la Sección Cuba de LASA y a quien tendré el honor de acompañar durante el año que me resta en este cargo. Cuesta es matancera, graduada de la Facultad de Letras de la Universidad de La Habana. Fue profesora en Cuba en la Universidad de Matanzas y ahora es profesora de la Universidad de Houston.
El actual co chair, por ejemplo, Guillermo Grenier, es jefe del Departamento de Sociolgía de la Universidad Internacional de la Florida, cuyos estudios sobre la emigración cubana en Estados Unidos son paradigmáticos. Otros importantes estudiosos de origen cubano que trabajan en universidades norteamericanas y han contribuido a la Sección Cuba de LASA, también como co presidentes, han sido Iraida López y Lisandro Pérez.
Dentro de Cuba la relación con LASA ha tenido momentos distintos. En los años 1990 y los 2000 era bastante típico que las instituciones miraran con sospecha el evento y los investigadores cubanos usualmente debían pasar varios tamices para poder asistir a estos eventos. ¿Ha cambiado esto?
Creo que poco a poco se ha ido modificando la idea de que los cubanos al participar en LASA íbamos en una especie de misión oficial, como “propagandistas del régimen” –como también se nos veía desde afuera. Esa visión que predominaba tanto dentro como fuera del país, fue utilizada por los que querían afectar la participación de Cuba en LASA. Insistían en rebajar nuestra categoría como académicos y ubicarnos como propagandistas. Era una lectura muy interesada.
Desde adentro de las instituciones cubanas también ha habido sectores que han interpretado la oportunidad de participar en LASA como un instrumento de diplomacia pública. Esa visión pierde de vista que la mejor diplomacia pública es la espontánea cuando las personas actúan a partir de sus conocimientos sin que nadie le oriente nada. Lo que sucede año tras año en LASA no es equiparable al tipo de expresión que ha ocurrido en las Cumbres de las Américas en Panamá o Lima –y no voy a entrar en ese análisis. Desde mi punto de vista lo más efectivo suele ser cuando los cubanos nos expresamos espontáneamente. Al final, los miembros de la Sección Cuba forman parte de una comunidad académica que tiene raíces en Cuba pero también fuera de Cuba entre todos aquellos que investigan la realidad cubana desde diferentes perspectivas.
¿Cuántos de los investigadores que participarán en este Congreso de LASA tienen apoyo institucional cubano y cuántos no?
Eso no lo sabemos. Hay muchas variantes: hay quien recibe pleno apoyo y financiamiento de instituciones estatales o no gubernamentales, hay quien recibe una parte del financiamiento y otros que no reciben nada y autofinancian su participación: pagan sus boletos y otros gastos. Cada institución tiene sus propias regulaciones, que no son idénticas. Según mi percepción, las instituciones se han ido convenciendo de que mientras más diversa sea la participación de sus especialistas en LASA, es más positivo. Cada vez es más común ver en las presentaciones en el Congreso anual balances sobre políticas en Cuba, donde se plantean con normalidad los aspectos positivos así como los negativos, se analizan y se discuten. Es muy frecuente, por ejemplo, en el área de la economía.
Durante este Congreso en Barcelona se va a presentar un libro co editado por Jorge Domínguez, Lorena Barbería y Omar Everleny Pérez Villanueva que incluye aportes de profesores de la Universidad de La Habana, de la Universidad de Harvard… Es un libro editado por la Harvard University Press que está patrocinado por el David Rockefeller Center for Latin American Studies, que, por cierto, tiene uno de los programas de estudios cubanos más serios de Estados Unidos. Muchos académicos cubanos han pasado por allí. Y hace poco la Universidad de Harvard firmó un convenio con el Ministerio de Educación Superior de Cuba.
¿Cuáles las tareas principales de la Sección Cuba de LASA en el futuro inmediato?
Tenemos al menos dos desafíos: el primero es que debemos pedir una revisión y un diálogo con el ejecutivo de LASA acerca de la relación entre la dispensa de pago a nuestros miembros residentes en Cuba y nuestro derecho a ejercer el voto que como mencioné antes. Es algo que se asume como si fuera una condicionante y nosotros no lo vemos así.
El segundo gran reto será encontrar una solución para poder participar en el Congreso de Boston el año próximo, que además coincide con el 60 aniversario de la Revolución. La reducción del personal de la embajada de Estados Unidos en La Habana trae como consecuencia tener que viajar a un tercer país para hacer las solicitudes de visa. ¿Cómo podrá financiarse esto? La obtención de visas es un paso fundamental. Quiero decir que este año el Consulado de España en La Habana concedió entre 300 y 400 visas, de un conjunto de 576 personas aprobadas por LASA para participar en el evento.
Hay que aclarar que no todas las personas aprobadas llegan a solicitar las visas puesto que para concretar la participación se requieren financiamientos para transporte y manutención, y no siempre se logran. Quiero significar que este año el número de participantes que obtuvo visa para viajar a España fue mayor que las aproximadamente 240 visas que se emitieron para viajar a Nueva York en 2016, por ejemplo. El Consulado español trabajó muy intensamente y con muy buena actitud para resolver las visas. De cara a Boston hay que pensar que tendremos grandes desafíos en este aspecto.
donde estan los que hablan y desacreditan por el financiamiento ??