Redacción OnCuba
La Aduana de Cuba autoriza desde primero de agosto a la importación, sin carácter comercial, de plantas eléctricas de una potencia superior a los 900 vatios. La medida estará en vigencia hasta el 31 de diciembre de 2022, según dieron a conocer este lunes medios oficiales de la Isla.
La Gaceta Oficial número 53, publicada este cinco de septiembre, recoge en su edición extraordinaria la resolución 218/22 del Ministerio de Finanzas y Precios, donde se explica que la medida fue tomada debido al déficit de energía en el sector residencial causado “por las averías en el sistema eléctrico nacional”, según reporte de Prensa Latina (PL).
https://twitter.com/AduanaCuba/status/1566889911751507969
Debido a esto, “fue autorizada, de manera temporal, la importación sin carácter comercial de plantas eléctricas de una potencia superior a los 900 vatios, cuyo valor referencial en Aduana excede el valor máximo de doscientos 200 dólares estadounidenses permitidos a importar por la vía de los envíos aéreos, marítimos, postales y de mensajería sin carácter comercial”.
Además, será aplicada una tarifa arancelaria del 30 por ciento para el pago del impuesto aduanero al exceso de la carga que corresponde gravar.
Cuba atraviesa desde hace meses una delicada y compleja situación electroenergética, signada por continuas roturas en las unidades generadoras. También por problemas con el acceso al combustible.
Dichos problemas se traducen en largos y continuos apagones, que motivan el descontento social y han convertido el tema en una de las prioridades del Gobierno.
Las autoridades cubanas se han trazado varias estrategias—la más reciente con vistas a reducir los cortes eléctricos antes de fin de año—, sin que por ahora haya podido paliarse la crisis.
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En agosto, la Aduana dio a conocer varias regulaciones que flexibilizaban las importaciones no comerciales de las personas naturales, así como las modificaciones a la tarifas aduanales para los envíos aéreos, marítimos y postales.
Dichas medidas persiguen aliviar en lo posible la escasez de productos que también padece la población cubana, víctima de una crisis económica de larga data, agravada ahora por el impacto de la pandemia, el recrudecimientos del embargo estadounidense y el poco impacto que han logrado un conjunto de medidas adoptadas por el Gobierno para superar tan compleja situación.
