La aprobación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para las vacunas cubanas contra la COVID-19 sigue sin completarse porque los expertos del organismo sanitario no han podido inspeccionar la planta de producción, debido al atraso en la puesta en marcha de una de sus líneas.
El doctor Eduardo Martínez Díaz, presidente del grupo empresarial BioCubaFarma, dijo al diario oficial Granma que la visita de los especialistas de OMS al complejo biotecnológico CIGB-Mariel programada para finales del presente año no se pudo concretar porque no ha comenzado a funcionar la línea de productos recombinantes.
El atraso está dado porque no han podido hacer los pagos a la empresa encargada de la puesta en marcha del equipamiento y de los sistemas de esa línea de producción. “Llevamos nueve meses tratando de realizar los pagos, que no se han materializado por la negativa de varios bancos en hacer la operación de transferencia”, explicó el directivo al medio.
A más de un año de iniciada la vacunación masiva anti COVID-19 en #Cuba, las vacunas cubanas contra la pandemia siguen demostrando ser seguras, efectivas y capaces de controlar la epidemia, incluso frente a las nuevas variantes altamente contagiosas del virus que han aparecido. pic.twitter.com/hH9jIq1c71
— BioCubaFarma (@BioCubaFarma) December 19, 2022
Martínez Díaz aclaró que en la planta a donde se ha transferido la producción de la vacuna Abdala están ya activas las líneas en las que se realizan las operaciones de formulación, llenado y envase. Añadió que se ha enviado información del expediente de ese fármaco y se intercambia con las autoridades de la OMS. «No obstante a estas dificultades, se avanza y esperamos que en 2023 se complete el proceso de evaluación», apuntó.
El presidente de BioCubaFarma también se refirió al proceso de validación científica de las vacunas diseñadas y producidas en la Isla. En ese sentido, precisó que todos los resultados se han ido publicando en revistas científicas reconocidas, “han sido revisados por expertos internacionales, en un proceso de evaluación por pares, que es como se le llama”.
Hasta la fecha se han publicado más de 20 artículos científicos en revistas de alto impacto y «las vacunas cubanas también han sido evaluadas por autoridades regulatorias de varios países, que finalmente han otorgado el Autorizo de Uso de Emergencia. En estos momentos ocho países han dado este autorizo y otros las están evaluando”, precisó.
A más de un año de iniciada la inmunización masiva contra la COVID-19 en Cuba, las vacunas propias demuestran ser seguras, efectivas y capaces de controlar la epidemia. De acuerdo con Martínez Díaz, tienen varias características que las distinguen de otras que se han desarrollado, por su seguridad, su alta termo-estabilidad y efectividad.
El experto expuso que después de decenas de millones de dosis aplicadas en Cuba y en otros países, los eventos adversos son leves y con una frecuencia muy baja, incluso en población pediátrica de dos a 18 años, una experiencia que calificó como “única en el mundo hasta la fecha”.
Resaltó además que a diferencia de otras vacunas que requieren condiciones especiales para su almacenamiento, a temperaturas de congelación, las cubanas pueden ser almacenadas entre dos y ocho grados Celsius.
“Se ha demostrado incluso que mantienen sus características de calidad a temperaturas superiores a los 30 grados Celsius, por al menos una semana, lo que las hacen atractivas para su uso en países pobres, donde existen dificultades para mantener la cadena de frío”, subrayó a Granma.
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Agregó que en los estudios clínicos se demostró una eficacia superior al 90 %. La evidencia de la efectividad, dijo, fue la disminución de la transmisión de la enfermedad en Cuba a partir de octubre de 2021, cuando se alcanzó el 60 % de inmunización de la población, usando las vacunas Abdala y Soberana.
También, valoró que las vacunas cubanas han demostrado ser efectivas contra las variantes ómicron y delta.