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Las proyecciones para la próxima temporada de incendios forestales en Pinar del Río no son alentadoras.
A las puertas del período considerado de mayor riesgo —entre enero y mayo—, especialistas estiman que en 2026 podrían ocurrir entre 85 y 112 incendios a lo largo de la provincia.
La combinación de una elevada acumulación de material combustible en los bosques, la escasez de precipitaciones y el deterioro de los caminos forestales podría provocar afectaciones de hasta 4000 hectáreas.
Así lo explicó al periódico Granma Rubén Guerra Corrales, jefe de Gestión y Manejo del Fuego, del Cuerpo de Guardabosques (CGB).
Pinar del Río, la segunda provincia más reforestada de Cuba, cerró 2025 con alrededor de un centenar de incendios forestales.
De ellos, 13 fueron catalogados como grandes o muy grandes y concentraron cerca del 80 % de las más de 9 mil hectáreas dañadas durante el año.
De acuerdo con Guerra Corrales, la mayoría de estos siniestros tiene origen humano, por lo que el CGB ha reforzado el trabajo con entidades del sistema de la Agricultura y otros organismos con incidencia en las áreas boscosas, con el objetivo de reducir indisciplinas y negligencias.
Pinar del Río registra más incendios en los primeros meses de 2025 que en los últimos cuatro años
Prevención ante incendios forestales
Paralelamente, se desarrollan acciones educativas en comunidades y centros escolares, además de campañas a través de los medios de comunicación, dirigidas a fomentar una mayor conciencia sobre la protección de los bosques.
El funcionario subrayó que en los territorios donde existe una cultura de preservación ambiental, la ocurrencia de incendios es considerablemente menor. Como ejemplo, mencionó al municipio de Viñales, eminentemente montañoso, donde solo se registró un incendio en todo 2025.
En contraste, localidades como San Juan y Martínez, Mantua y Minas de Matahambre han reportado siniestros de manera recurrente en los últimos años.
Entre los elementos favorables, Pinar del Río dispone de un sistema de vigilancia que permite detectar focos de calor mediante el uso de satélites, así como una red de torres de observación distribuidas en la serranía.
Sin embargo, las autoridades insisten en que la prevención efectiva depende, en gran medida, del apoyo de la población y, en especial, de las comunidades cercanas a las áreas forestales.












