En las tres semanas que lleva en Cuba, el chino Yan Tingba no ha pasado jornada en que no amanezca, o disfrute de la noche profunda, saturándose de salitre frente al mar habanero.
“Los cubanos son privilegiados por la naturaleza que los rodea; pero parece que no se percatan”, sentencia con aire confuciano cada vez que alguien inquiere por sus recorridos a deshora, cuando sube o baja por la calle 70 del capitalino municipio Playa, en dirección al trozo de costa donde se alzan los hoteles Panorama, Tritón, Neptuno y Meliá Habana.
“Voy al mar a reponer la energía que mi cuerpo pierde por el desgaste de la vida diaria. Cada ser humano es un receptáculo de energía, o qi, que si se utiliza con inteligencia y método, puede evitar casi todas las enfermedades hoy consideradas fatales,” explica con paciencia asiática a todo criollo dispuesto a escuchar su prédica.
Gracias a la imprescindible ayuda que constante le brinda su condiscípula y compatriota Guo Lingxia (Alicia) con la traducción al español, el joven Yan no escatima oportunidad para aplicar o disertar en Cuba sobre las bondades del denominado nuevo qigong medicinal, su razón para visitar la mayor de las Antillas, y actual brújula de su existencia.
– ¿También el cáncer, profe? – le desafía lenguaraz un vecino de Buenavista, el barrio donde Yan Tingba se estableció para disfrutar de su estancia en Cuba y de la hospitalidad de una familia china residente en el país anfitrión.
– También – responde circunspecto el aludido – Junto a mi maestro y guía Yang Feng (creador del método de nuevo qiqong medicinal) hemos tratado a muchos enfermos de cáncer. En decenas de casos han rebasado la dolencia; en otros han mejorado considerablemente sus condiciones de vida.
Pero… ¿quién es este “narra”, cuyo sonoro nombre le ha hecho merecer el apodo de “cantimplora” entre la fauna jodedora insular? ¿Acaso un embaucador más de los múltiples que pululan por el orbe? ¿Un desquiciado en procura de sus quince minutos de fama? ¿O apenas un desdichado en amores a la caza de recuperación sentimental con caricias locales?
Nosotros pudimos conocerlo en persona y seguirlo físicamente desde China a Cuba, y damos fe de su equilibrio mental, de la estable familia que le llena la existencia en Pekín y de su pasión incombustible por la medicina tradicional (MT) de su país.
En busca de ampliar horizontes en este campo, Tingba se sumó nueve años atrás al alumnado del reconocido maestro Yang Feng, quien tras prolongados estudios y pruebas* fundó las bases de la MT y del qigong, dando lugar a lo que hoy se conoce como nuevo qigong medicinal de China.
Y llegado este punto, resulta lícito aclarar que hablamos de un compendio de prácticas asociadas a la preservación de la salud, cuya ejecutoria se ha estado moldeando por espacio de dos mil años. Mucho que decir para tan poco espacio. Esto es apenas un abrebocas.
¿Y qué hay con el qi (chi)?
Según explicó Yan Tingba en fecha reciente, ante un grupo de cubanos ansiosos por desentrañar algo práctico de su labia oriental, el qi es en esencia aire, que al quedar retenido en nuestro cuerpo deviene energía circulante y contribuye a oxigenarnos, a la vez que nos prolonga la vida. Una tortuga, ejemplifica Yan, respira dos veces por minuto, mientras que el ser humano lo hace en 22 ocasiones durante el mismo lapso de tiempo, lo que explica en buena medida la diferencia de longevidad entre ambas especies, puesto que a más prolongadas inspiraciones y expiraciones, más alto será el nivel de oxígeno adquirido por el organismo. El ser humano apenas conoce las múltiples formas en que ese flujo de energía interna puede beneficiar su salud.
En el Universo, todo cuerpo emite y exige qi. El sol, la luna, el mar, las plantas, los animales, entre otros, contienen qi, al igual que nuestros cuerpos. Con la práctica del nuevo qigong medicinal podemos lograr la adquisición de qi a través de los canales del
cuerpo.
“Cuba es muy rica en todos estos aspectos. Desde que llegamos, Lingxia y yo hemos estado recogiendo la energía que gastamos a diario poniéndonos en contacto con el mar. La contaminación y la industrialización que hoy caracterizan a Pekín, dificultan estas prácticas allí, pero los cubanos no saben lo privilegiados que son por su aire limpio y naturaleza en buena medida virgen. En este viaje, que hemos hecho por nuestra cuenta y riesgo, a instancias de nuestro maestro, sólo hemos procurado tantear la proclividad de los cubanos para entender y asimilar el nuevo qigong medicinal”.
Yan Tingba y su traductora concluyen animados la prolongada charla y demostración de ejercicios ante su reducida pero agradecida audiencia de Buenavista. Pasado un rato se van al mar, “a recuperar energías”, se justifican.
En fin, están avisados. La próxima vez que topen con un chino oteando el horizonte en nuestras costas, no lo consideren señal aciaga**…Incluso si lo tiene detrás.
*La medicina alternativa (cualquiera sea su origen) ocasiona polémicas y sostenidas discusiones acerca de sus beneficios reales para la cura y prevención de enfermedades. Usualmente, los estudios llevados a cabo distan de los procedimientos científicos establecidos para ensayos clínicos o son basados en experiencias personales y anécdotas.
**En Cuba es reconocida popularmente la superstición de que “tener un chino detrás” trae mala suerte.