Científicos cubanos reconocieron las dificultades impuestas por el embargo de EE.UU. a la Isla para el desarrollo de las vacunas contra la COVID-19, pero defendieron la calidad de los candidatos vacunales del país caribeño, que avanzan en sus ensayos clínicos.
“Es increíble que una isla pobre en recursos naturales haya llegado hasta este punto”, afirmó este jueves en conferencia de prensa el Dr. Vicente Vérez, director del Instituto Finlay de Vacunas (IFV), que ha desarrollado los candidatos Soberana 01, Soberana 02 —el más avanzando de todos, cuya fase III de pruebas ya fue aprobada— y Soberana Plus, esta última destinada principalmente a convalecientes de la enfermedad. El experto confirmó la calidad y seguridad de los fármacos en estudio, y lamentó los problemas derivados del embargo, que ha limitado el acceso a insumos y ahuyentado a proveedores, incluso algunos con una larga relación previa con la Isla.
Por su parte, el Dr. Yury Valdés, director adjunto del IFV reconoció que “han sido muchas las dificultades a sortear” para llegar a la actual fase de pruebas y a la escalada productiva ya en marcha con vista a la misma, entre ellas “proveedores que ante determinadas presiones ceden y deciden no mantener la relación con Cuba”, pero aseguró que ello no es “una justificación para ceder en el estándar” de las vacunas.
“Es importante decir que el acceder o no a los insumos no es una justificación para ceder en el estándar de lo que estamos haciendo. Nosotros tenemos que mantener un máximo estándar, porque estamos hablando de un medicamento que es preventivo, que va a ser destinado a población sana, y estos son precisamente los fármacos de más alto estándar regulatorio”, respondió el especialista a una pregunta de OnCuba sobre el tema.
“Se está haciendo una acción de salud en alguien que en un principio no la necesita. Por tanto, el estándar de la entidad regulatoria y de la industria es muy elevado y tiene que tener los recursos necesarios y que cumplan con estos requerimientos”, añadió.
El Dr. Valdés afirmó que “se ha hecho organizativamente todo el esfuerzo. Hemos recibido la prioridad de la máxima dirección del país y hemos tenido, en el momento oportuno, los elementos mínimos imprescindibles”. No obstante, acotó que “en determinado momento nos hemos visto impedidos, incluso, de avanzar más rápido al no poder cumplir un estándar regulatorio, por no tener el acceso a un producto”.
“Hemos llegado a estar 15 o 20 días impedidos de avanzar en una parte importante del proyecto, porque estamos esperando por un reactivo o un insumo necesario para cumplir el estándar regulatorio. Igual es importante acotar que hemos tenido que esperar, en la mayoría de los casos, por un bloqueo que existe y que todos ya conocen sus efectos”, señaló.
A pesar de lo anterior, el director adjunto del IFV aseveró que hoy cuentan con “los recursos necesarios para poder garantizar lo que queda de etapa de desarrollo del proyecto y, además de eso, poder garantizar la vacunación de los cubanos, que es el gran objetivo de todo esto”.
Mientras, Maida Mauri, vicepresidenta primera del grupo empresarial BioCubaFarma, recalcó que “el cerco financiero lo vivimos todos los días” y sus afectaciones no son ajenas al desarrollo de los candidatos vacunales contra la COVID-19.
“Es una situación agobiante que impacta de manera directa en la decisión de empresarios de trabajar con nosotros en temas de codesarrollo, en la propia realización de ensayos clínicos en esos países, en la posibilidad de producir estas vacunas en otros territorios, en la capacidad que tienen muchos inversionistas en el mundo de anticipar recursos financieros para que Cuba pueda incrementar sus capacidades productivas y que muchos millones de vacunas puedan llegar a otros rincones del planeta”, dijo.
“Hay muchos proveedores que sienten la presión y hacen efectivas las medidas que tienen en cuenta sobre ellos para el suministro de materias primas, de equipamientos que son vitales para poder desarrollar estas producciones”, añadió la directiva, quien pidió “una vez más a la comunidad internacional a combatir este injusto bloqueo, que va dirigido a temas tan sensibles como la posibilidad de que el mundo pueda disponer de manera más rápida de candidatos vacunales que estarán a disposición de la población cubana y del mundo”.
Ya en diciembre pasado, durante las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el presidente del grupo BioCubaFarma, Eduardo Martínez, había reconocido que la producción y desarrollo de los candidatos vacunales cubanos contra la COVID-19 se han visto afectados por el embargo de los EE.UU. contra la Isla.
“La política de embargo y persecución financiera a la que Washington somete a Cuba está impidiendo los escalados productivos previstos para los candidatos vacunales”, apuntó entonces Martínez, quien dijo que las sanciones estadounidenses “impiden el desarrollo normal de las investigaciones científicas para encarar la pandemia y dilatan el alistamiento de las cuatro vacunas en fase de estudio y ensayos”.
“Son muchos los obstáculos para cobrar los ingresos de clientes y hay que usar terceras y cuartas vías para pagar a los abastecedores”, explicó el directivo, al tiempo que agregó que estas afectaciones también limitan la producción y abastecimiento de fármacos en la Isla en sentido general.
No obstante, el también diputado afirmó que los científicos cubanos están comprometidos con finalizar las vacunas y lograr inmunizar a la población “más temprano que tarde”.