Ni la pandemia, ni los aguaceros inoportunos, ni la cancelación de un festival que anualmente congrega a centenares de aficionados a los habanos pudo romper la cadena que comienza en los campos cubanos y pasa por las manos de los torcedores para que los más famosos puros lleguen a la boca de los fumadores.
“En estos tiempos de pandemia somos uno de los (sectores) que sostenemos la economía de nuestro país, un renglón importante que tributa ingresos”, dijo esta semana en una entrevista con The Associated Press, Bárbara María Hernández, directora de la Fábrica Partagás, una de las más tradicionales en el torcido manual de los afamados cigarros cubanos.
En 2020 y a pesar del COVID-19, Partagás produjo 4,5 millones de puros y espera aumentar esa cifra a 4,7 millones en 2021, indicó Hernández.
La fábrica con 500 trabajadores -de los cuales casi dos centenares son torcedores- no paralizó sus actividades durante la pandemia y se sumó a los otros 34 talleres estatales que en todo el país contribuyen cada año a manufacturar 100 millones de unidades que Cuba exporta a 150 países mediante la empresa mixta Habanos S.A., una sociedad creada en 1994 entre Cubatabaco y Altadis, una compañía española propiedad de la inglesa Imperial Tobacco Group PLC.
“Se ha seguido exportando y se ha seguido trabajando, así que el impacto interno no lo hemos sufrido… no hubo que prescindir de trabajadores”, comentó Hernández.
Habanos S.A. suele ser la anfitriona de un festival internacional que desde hace dos décadas atrae a cientos de aficionados al puro, a veces acaudalados que pagan miles de dólares por cajas exclusivas de cigarros, e invita a celebridades como Jack Nicholson -un amante de Partagás-, James Belushi, Jeremy Irons y Joseph Fiennes o modelos como Naomi Campbell y Paris Hilton.
Pero este año la firma dio a conocer mediante un comunicado que el evento será suspendido debido a la pandemia y los aficionados se quedarán con las ganas de probar aquí sus Cohíba, Montecristo, Romeo y Julieta o H. Upmann, considerados entre los mejores puros del mundo.
El Festival Internacional de La Habana solía ser además el momento en que la empresa daba a conocer el balance anual de sus negocios, en aumento sostenido en los últimos años pese a que debió luchar contra el efecto de las leyes antitabaco en mercados estratégicos, las presiones fiscales en algunas naciones y las crisis económicas.
Un pedido de entrevista con Habanos S.A. por parte de AP para conocer su desempeño durante la pandemia fue rechazado.
Las últimas cifras disponibles corresponden a 2019. La empresa mixta -con el monopolio de ventas para todo el planeta- reportó entonces ingresos por poco más de 530 millones de dólares anuales y una presencia destacada en mercados como España, China, Alemania y Francia.
El turismo -ahora en plena crisis por la pandemia-, la exportación de servicios profesionales, el níquel y el tabaco son los principales rubros de la isla. La economía cubana sufrió el año pasado una caída del 11% de su Producto Interno Bruto como consecuencia de la combinación de las restricciones por el COVID-19 y las sanciones estadounidenses que provocaron una grave falta de liquidez.
Pero el optimismo exportador de Hernández parece estar respaldado por el éxito reportado para el tabaco premium en otras latitudes en 2020: un informe de la Asociación de Productores de Cigarros de República Dominicana indicó que ese país tuvo una exportación récord de 1.000 millones de dólares de cigarros a máquina y puros, sobre todo hacia Estados Unidos.
Y la explicación brindada a AP por el líder de esa organización, Hendrik Kelner, fue que el éxito de ventas obedeció a la permanencia en el hogar por las cuarentenas.
“Cuando tú estás en tu oficina no puedes fumar… pero cuando estás trabajando en tu casa tú puedes”, reflexionó Kelner quien, sin embargo, destacó que junto con el aumento del consumo y la producción algunas tiendas minoristas de puros en el mundo debieron cerrar porque no se adecuaron a las ventas en línea o establecieron otras estrategias alternativas de comercialización.
También fue un buen año para los productores de cigarros en Nicaragua y Honduras, mientras una encuesta realizada por el Ministerio de Sanidad español encontró que durante la pandemia se incrementó el consumo de tabaco.
Habanos S.A. no tiene acceso al mercado estadounidense -que sí nutren países como República Dominicana, Nicaragua y Honduras- debido al embargo impuesto por Washington a Cuba. Aun así, la compañía mixta provee el 70% de los cigarros premium torcidos a mano que se venden en todo el mundo -sin contar Estados Unidos-.
Los campesinos cubanos también tuvieron sus desafíos por las restricciones impuestas para frenar la propagación del COVID-19, el desabastecimiento ocasionado por las sanciones estadounidenses y una inusual temporada húmeda por el paso de la tormenta Eta en noviembre, pero salieron adelante.
“Este año ha sido un poquito duro debido a la situación epidemiológica que está pasando el país, el clima no nos ha sido el más favorable, pero hay que estar fajado ahí, a ver si podemos lograr una buena cosecha”, dijo en una entrevista con AP Yankiel García, un campesino de Consolación del Sur, en la provincia de Pinar del Río, tierra de las más afamadas vegas de tabaco del mundo.
García, su familia y una decena de operarios trabajan en una finca de nueve hectáreas de las cuales sólo tres son cultivables y que esta temporada espera entregar unos 40.000 quintales de tabaco que serán llevados a las fábricas estatales como la de Partagás en La Habana, que a su vez lo torcerá para ponerlo en manos de Habanos S.A.
El campesino enfrentó la falta de petróleo para el riego y la casi ausencia de abonos y plaguicidas que el Estado les ofrece y que este año, como casi todo en la isla, están en falta. Pero igual aseguró que el puro cubano seguirá con su tradición de excelencia.