Cuba en 2023: el año que no pudo ser y el que fue

OnCuba propone una mirada rápida a algunos de los principales acontecimientos nacionales en un año que no pudo ser como los cubanos deseábamos.

Foto: Kaloian.

El 2023 no fue el año que deseábamos los cubanos. Tampoco el que, incluso siendo muy realistas, esperábamos. Las expectativas de la gente y los planes de las autoridades terminaron quedando, al menos en su gran mayoría, muy por encima de la realidad.

Después de los negros tiempos de la pandemia y sus secuelas en distintas direcciones, de lamentables accidentes y desastres naturales, y de la inefectiva aplicación del Ordenamiento Monetario, este año prometía un panorama con menos nubarrones sobre nuestras cabezas. Al menos, eso pensábamos muchos antes de su comienzo.

Pero, si bien el escenario epidemiológico confirmó la recuperación de 2022 y se reanimó algo más la vida sociocultural del país, la economía volvió a defraudar y terminamos el año con números rojos. Todo ello repercutió no solo en los informes y estadísticas oficiales sino, sobre todo, en los bolsillos y la mesa de la gente, a pesar del sostenido aumento de nuevos actores económicos como las mipymes.

El 2023 cubano volvió a estar marcado por el impacto de las sanciones de Estados Unidos y el empantanamiento de las relaciones entre Washington y La Habana. También por la oleada migratoria —aunque más ralentizada que el año anterior, gracias al programa de parole humanitario—, y por la búsqueda de nuevos mercados y socios comerciales como vía para paliar la severa crisis del país.

El déficit de combustible —un dolor ya habitual en la isla— volvió a ser uno los rostros de la crisis, con interminables colas en los servicentros y afectaciones importantes al transporte, la industria y la generación eléctrica. Aunque los apagones se moderaron un poco en relación a 2022, no faltaron temporadas oscuras, sobre todo en el interior del país.

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Tuvimos también un huracán, Idalia, que afectó al occidente cubano y, en especial, a Pinar del Río, donde dejó importantes daños en la infraestructura eléctrica, las viviendas y la agricultura. Y en varios momentos del año se vivieron episodios de intensas lluvias e inundaciones, lo mismo en La Habana que en las provincias orientales, que dejaron tras de sí una estela de pérdidas y provocaron la muerte a varias personas.

En 2023 Cuba asumió la presidencia pro témpore del Grupo de los 77 y China, organismo internacional al que representó en diferentes foros globales y del que organizó una cumbre el pasado septiembre. Además, la isla volvió a recibir la visita de mandatarios y personalidades del mundo, en tanto las principales autoridades del país realizaron giras por distintos países y asistieron a las sesiones de la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, donde otra vez fue condenado el embargo/bloqueo de Estados Unidos.

La actividad cultural y el deporte vivieron un intenso calendario, con luces y sombras que ameritan sus propios resúmenes, mientras que la ciencia cubana volvió a tener entre sus protagonistas a la investigación biotecnológica —con ensayos clínicos y publicaciones sobre medicamentos como el NeuroEpo, contra el Alzheimer—, y tuvo en la expedición marina de bojeo a Cuba un capítulo de extraordinaria relevancia.  

A nivel social, no menguaron las colas, los precios disparados, las carencias y “búsquedas” cotidianas, y el uso masivo de Internet y las redes sociales, aun con los vaivenes y caídas de la conectividad.

Además, hubo que lamentar derrumbes, accidentes de tránsito, robos y otros hechos delictivos, incluso violentos, como los cada vez más frecuentes feminicidios, que en 2023 superaron los 80, según activistas.

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Todo ello sucedió en Cuba en los últimos 12 meses. De ese amplísimo y poco halagüeño paisaje destacamos cinco temas que, a nuestro juicio, marcaron el devenir del año que concluye en la isla, a la espera de un 2024 que se asoma con más incertidumbres que certezas, aunque también con la esperanza de muchos cubanos de que los nubarrones —por fin— comiencen a disiparse sobre nosotros.

Economía en retroceso

Aun con el nefasto impacto de la pandemia, las sanciones estadounidenses y la crisis económica global, junto a las reconocidas ineficiencias y dificultades internas, el Gobierno había estimado un crecimiento económico del 3 % en 2023. En cambio, según adelantó el ministro del sector ante la Asamblea Nacional, la economía cubana terminará el año en franca marcha atrás, con una contracción de entre un 1 y un 2 %.

Prácticamente nada se salva cuando se hace un balance de lo sucedido. Ni la agricultura, ni otras producciones nacionales, ni las exportaciones, ni el impacto de las inversiones, ni el turismo, mostraron —excepciones aparte— el comportamiento previsto. El sector turístico en particular no logró el despegue deseado y quedará, según cálculos oficiales, poco más de un millón por debajo de los 3,5 planificados.

Con semejante coctel de problemas, “desequilibrios” e incumplimientos, aderezados por la crónica falta de divisas que sufre el país, no es de extrañar la agudización de las carencias y el incremento sostenido de la inflación, con los efectos “acumulados” de los años previos. Y tampoco que, ante la ineficacia de estrategias y medidas anteriores, el Gobierno apriete la mano en busca de la “estabilización macroeconómica” en 2024.

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Mipymes en la mirilla

Desde su aprobación en 2021, las micro, pequeñas y medianas empresas han venido en ascenso en Cuba: tanto desde el punto de vista numérico —ya son cerca de 10 mil— como por su creciente presencia en el entramado económico y en el paisaje urbano del país. Sin embargo, casi desde su surgimiento las mipymes han estado en la mirilla de muchos y han cargado con las culpas que les tocan y las que no les tocan también.

Aunque solo una parte de ellas —y no mayoritaria— se dedica a las ventas minoristas, no pocas personas, incluidas autoridades, las responsabilizan por la inflación y otros desajustes socioeconómicos, un debate que subió de tono en 2023. Aun así, este año dieron pasos alentadores, como un aumento de su fuerza laboral, de sus importaciones y exportaciones, y el encuentro con empresarios estadounidenses celebrado en Miami.

Justo en el cierre del año, y como parte del paquete anunciado por el Gobierno para corregir “distorsiones”, llegaron nuevas medidas dirigidas a las mipymes y otros actores no estatales, que las mantendrán en la mira en 2024. Entre ellas, nuevos impuestos, la creación de un instituto gubernamental para su atención, aumentos arancelarios para las que importen artículos terminados y rebajas para quienes importen materias primas.

Nuevos impuestos, aumentos y rebajas arancelarias para mipymes cubanas desde el 1 de enero

Llegó la bancarización

Si para la Fundación del Español Urgente “polarización” es la palabra de 2023, en Cuba esa palabra bien podría ser “bancarización”. Y eso que durante más de medio año los cubanos apenas la escuchamos en los medios de comunicación, y tampoco formó parte de los debates públicos y las conversaciones personales. Sin embargo, todo ello cambió en agosto con la publicación de la resolución 111 del Banco Central.

La medida, defendida a capa y espada por las autoridades, buscó reducir el exceso de dinero circulante fuera del sistema bancario y aliviar así las exánimes arcas de las sucursales bancarias de la isla. Además, a tono con la informatización impulsada por el Gobierno, promovió también los pagos y otras operaciones electrónicas, al tiempo que fijó límites para las operaciones en efectivo, sobre todo para los actores económicos.

El alto precio de una bancarización 

No obstante, el anuncio fue recibido con escepticismo y preocupación por muchos cubanos, por su presumible impacto en sus bolsillos en medio de la profunda crisis del país. Meses después, las propias autoridades reconocieron que este proceso no había logrado reducir el efectivo circulante fuera de los bancos ni las dificultades operativas en las sucursales, mientras los pagos electrónicos tampoco habían crecido lo esperado.

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Rusia a la carga

En un 2023 de atolladero económico para Cuba, Rusia entró al ruedo aún con más fuerza que en los años anteriores. Con la guerra en Ucrania y las sanciones de Estados Unidos como telón de fondo, La Habana y Moscú reafirmaron en el año que termina su “asociación estratégica”, si bien los resultados de esta alianza no llegan a ser —al menos todavía— el salvavidas para la economía cubana que muchos imaginaron.

Visitas de alto nivel en ambas direcciones —incluida una del primer ministro Manuel Marrero a Rusia y otras del canciller Serguéi Lavrov y el vicepresidente del Gobierno Dimitri Chernishenko a Cuba—, la realización de un publicitado foro empresarial en La Habana, la entrega de donativos a la isla, el desarrollo de proyectos conjuntos, y la firma de diversos acuerdos en el año, formaron parte de una intensa agenda bilateral.

El intercambio incluyó también el aumento de vuelos y exportaciones desde Rusia, el alza del turismo ruso a Cuba —que hasta noviembre reportaba un incremento del 343,8 %—, la oficialización de las tarjetas MIR en la isla, el anuncio una próxima tienda de RusMarket en La Habana, y la firma de un plan de cooperación comercial y económica hasta 2030 como confirmación del “rumbo prioritario” de los vínculos bilaterales.

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El pasaporte y el diálogo con la emigración

Más allá del incesante flujo migratorio hacia fuera del país y la polarización política de una parte de la emigración cubana, el 2023 trajo buenas noticias desde la isla para los cubanos residentes en el exterior. Una de ellas respondió a viejos y reiterados reclamos de los emigrados: la extensión del tiempo de vigencia del pasaporte a diez años, la eliminación del requisito de prórroga y la disminución de su costo en los consulados.

Esta medida, vigente desde julio, fue acompañada de otras dos: equiparar el tiempo de estancia en Cuba de los cubanos residentes en el exterior y sus familiares extranjeros (cónyuges e hijos), y el establecimiento, para quienes emigraron antes de 1971, del requisito de presentar su pasaporte cubano para ingresar al país. Además, sigue vigente la prórroga de estancia ininterrumpida en el exterior más allá de los 24 meses.

Como colofón del año, en noviembre se realizó finalmente la IV Conferencia “La Nación y la Emigración”, pospuesta por la pandemia. El encuentro, realizado en La Habana, reunió a más de 360 cubanos residentes en 57 países, quienes intercambiaron con las autoridades sobre una mayor participación de los emigrados en la vida nacional, como un camino necesario para restañar heridas y aportar de conjunto al desarrollo del país.

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