El Palacio de la Revolución en La Habana volvió a lucir este sábado todos sus atributos de hermosa edificación. Engalanado para recibir a presidentes, primeros ministros, cancilleres y otros altos jefes de delegación, la imponente construcción de altas columnas y mármoles brillantes se vuelve el escenario de otra relevante concertación política.
El gobierno cubano refuerza también su papel de aglutinador reconocido, de interlocutor legítimo para las naciones del Caribe, en un momento particularmente tenso de las relaciones hemisféricas.
La batalla diplomática librada el miércoles en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA) para aplicarle la Carta Democrática al gobierno de Nicolás Maduro e interrumpirle su participación en la organización panamericana, tuvo eco este sábado en la capital cubana, con una declaración regional de apoyo a la iniciativa de diálogo con la oposición convocada por el gobierno venezolano.
La participación de los pequeños Estados caribeños fue fundamental, según el secretario general del ALBA-TCP y embajador venezolano ante la OEA, Bernardo Álvarez, para detener de momento la pretensión del secretario general del organismo radicado en Washington, Luis Almagro, de suspender al gobierno de la nación sudamericana por no convocar a un referéndum revocatorio del mandato presidencial.
En la cumbre habanera, con clave diplomática, el presidente cubano, Raúl Castro reiteró sus opiniones sobre el papel de todos los gobiernos con respecto a los asuntos de política interna de sus similares:
“Los compromisos de los Estados de la región de no intervenir, directa o indirectamente, en los asuntos internos de cualquier otro Estado y observar los principios de soberanía nacional, la igualdad de derechos y la libre determinación de los pueblos; de fomentar las relaciones de amistad y de cooperación entre sí y con otras naciones; de practicar la tolerancia y convivir en paz, así como respetar plenamente el derecho inalienable de todo Estado a elegir su sistema político, económico, social y cultural, constituyen condiciones insoslayables para la paz, la concordia, el desarrollo y la integración de nuestros países.”
Para el mandatario cubano “(…) Es motivo de profunda preocupación el inaceptable intento del Secretario General de la Organización de Estados Americanos de aplicar la llamada Carta Democrática Interamericana para intervenir en los asuntos internos de Venezuela (…) reitero nuestra opinión de que la OEA, desde su fundación fue, es y será, un instrumento de dominación imperialista y que ninguna reforma podrá cambiar su naturaleza ni su historia. Por eso, Cuba jamás regresara a la OEA.”
El papel de la Asociación de Estados del Caribe como ente de concertación regional fue profundizado tras los tres días de la cumbre en La Habana. La colectividad francesa de ultramar de San Martín se sumó como nuevo Miembro Asociado “por derecho propio”, mientras que Bolivia, Kazajstán, Uruguay y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP) se incorporaron como Observadores a los otros 21 países y 10 organizaciones ya exitentes como tal.
Más allá del plano político, la cumbre también se pronunció por acercar la voluntad política de sus integrantes para tratar de resolver los problemas de insuficiente conectividad aérea y marítima entre países que debería ser socios comerciales por naturaleza.
Para el presidente cubano, “los problemas de conectividad aérea y marítima, sus altos costos y las dificultades económicas —en gran medida como resultado de los efectos de la crisis global— obstaculizan el comercio y las inversiones entre nuestros países, por lo que nos urge encontrar soluciones novedosas, factibles y convenientes para todos, con el trato especial y diferenciado que requieren los pequeños estados.
El desarrollo del turismo multidestino, la diversificación de los mercados, el ascenso en términos de calidad y variedad de los servicios turísticos, así como la formación de personal calificado, constituyen también áreas prioritarias.
“Aprovecho la ocasión para subrayar que Cuba está especialmente interesada en ampliar y fortalecer la cooperación turística con nuestros hermanos caribeños”, señaló Raúl Castro.
En esa dirección, empresas cubanas como Cubana de Aviación podrían aprovechar para ganar espacio como proveedora de rutas multidestinos en el Caribe. Con acuerdos de código compartido con otras aerolíneas, la empresa bandera de la aviación civil de la Mayor de las Antillas podría llegar a las islas francófonas y anglófonas del Caribe Oriental. En estos momentos Cubana vuela a Santo Domingo, República Dominicana; Fort de France, Martinica; Point e Pitre, Guadalupe; Puerto Príncipe, Haití, y Nassau, Bahamas.
No obstante, ningún acuerdo de negocios sale en firme de esta reunión, pero sí consensuadas en el discurso las posturas para también enfrentar desafíos como el cambio climático y superar las diferencias que mantienen atomizados a estos pequeños (y algunos grandes) Estados con costas en el mar Caribe. La cosecha es más que todo simbólica, y va a la cuenta de la diplomacia cubana.
(Noticia en construcción)