Cuba importó en 2023 más combustible que el año anterior para generar electricidad y compensar así, principalmente, la continuada caída de la producción de sus obsoletas centrales termoeléctricas.
Esta es la principal conclusión que se desprende del informe anual “Electricidad en Cuba. Indicadores seleccionados 2023”, que publicó este lunes la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).
Según estas cifras, la generación nacional bruta cayó en 2023 un 2,5 % con respecto al año previo, hasta los 15 331,1 GW, casi de forma exclusiva por el descenso de la producción de las denominadas Empresas de servicio público, categoría conformada principalmente por las siete centrales termoeléctricas del país.
Además, en uno de los gráficos proporcionados por el informe se observa que la reducción fue del 74 % en relación con las cifras informadas en 2019.
La importación de energía eléctrica repuntó un 73,5 %; de los 2590,7 a los 4493,8 GW, en forma de combustible que fue empleado (directamente o tras su refinado) en los 1356 grupos electrógenos distribuidos por todo el país y las centrales flotantes rentadas.
De esta forma, la energía generada por el combustible importado alcanzó el equivalente al 31 % de la producida en centrales termoeléctricas con petróleo nacional.
Por su parte, el consumo se incrementó un 8 % en términos interanuales, impulsado en gran medida por los aumentos de la demanda estatal (15,6 %) y la residencial (12,2 %).
La pérdida de energía eléctrica tanto en su transmisión como en su distribución se elevó en un 8,4 % en términos interanuales y, siempre según las cifras de la ONEI, supuso un 18,7 % de la generación total de energía.
Según el informe, los combustibles fósiles supusieron el 96,4 % del mix energético cubano, mientras que las renovables apenas supusieron un 3,6 % luego de que su producción cayese un 6,4 % con respecto al año previo. Cuba tiene como objetivo declarado que estas últimas supongan el 24 % para 2030.
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El sistema eléctrico cubano se encuentra en una situación precaria: sus centrales se encuentran obsoletas tras más de cuatro décadas de uso y la falta crónica de inversiones y mantenimientos adecuados.
A eso se ha sumado la escasez de combustible importado, por falta de divisas del Estado cubano o problemas para la contratación, según el gobierno.
Efe/OnCuba.