El Gobierno cubano rechazó este martes y vaticinó el fracaso de las medidas anunciadas por EE.UU., que restringirá aún más los viajes de sus ciudadanos a la isla, a donde ya no podrán llegar en crucero ni bajo la popular categoría de visita cultural y educativa conocida como “people to people”.
“Rechazo enérgicamente el anuncio de EE.UU. de nuevas sanciones contra Cuba que restringen los viajes de estadounidenses y endurecen el bloqueo. Pretenden asfixiar la economía y dañar el nivel de vida de los cubanos para arrancarnos concesiones políticas”, escribió en Twitter el ministro cubano de Exteriores, Bruno Rodríguez.
Y apostilló: “Fracasarán otra vez”.
Rechazo enérgicamente el anuncio de #EEUU de nuevas sanciones contra #Cuba que restringen los viajes de estadounidenses y endurecen el bloqueo. Pretenden asfixiar la economía y dañar el nivel de vida de los cubanos para arrancarnos concesiones políticas. Fracasarán otra vez.
— Bruno Rodríguez P (@BrunoRguezP) 4 de junio de 2019
Esta es la primera reacción de Cuba a las nuevas sanciones difundidas por el Departamento de Estado de EE.UU., que previsiblemente tendrán un alto impacto en la economía cubana, ya de por sí inmersa en la peor crisis de la última década.
Por su parte, el presidente Miguel Díaz-Canel tuiteó más tarde que “trabajo, creatividad, esfuerzo y resistencia” sería la respuesta.
EE.UU. anunció este martes que “no permitirá las visitas a Cuba a través de embarcaciones de pasajeros y embarcaciones recreativas, incluidos cruceros y yates, así como aviones privados y corporativos”.
La prohibición asesta un golpe al sector turístico de la isla, que es la segunda fuente de ingreso de divisas del Estado cubano, solo precedido por la exportación de servicios profesionales.
Según cifras del Ministerio cubano de Turismo, en el primer cuatrimestre de este año EE.UU. era el segundo mercado emisor de visitantes a Cuba, con 257.500 visitantes hasta abril para un crecimiento interanual de 93,5 %, pese a que legalmente los estadounidenses no tienen permitido viajar a la isla como turistas.
De esos viajeros, el 55 % llegó al país en crucero, una modalidad que creció el 48 % respecto al año anterior.
#Cuba no se dejará amedentrar ni distraer con nuevas amenazas y restricciones. Trabajo, creatividad, esfuerzo y resistencia es nuestra respuesta. No han podido asfixiarnos. No podrán detenernos. Viviremos y venceremos. #SomosCuba #SomosContinuidad pic.twitter.com/jsTOzcxnFx
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) 4 de junio de 2019
Aunque las nuevas medidas buscan dañar al Gobierno cubano, es de esperar que también afecten con dureza al emergente sector privado, ya que muchos de los emprendedores que trabajan por cuenta propia en la isla habían enfocado sus negocios en la oferta de servicios para los turistas.
En torno al puerto de La Habana, al que hasta ahora llegaban a diario enormes cruceros con miles de turistas, ha medrado una floreciente industria operada por particulares que ofrece desde artesanías a recorridos culturales, propuestas gastronómicas y los populares paseos en coches clásicos descapotables de vivos colores.
El primer crucero en arribar a Cuba en más de cincuenta años fue el “Adonia”, de la compañía Fathom (filial de la empresa Carnival), que atracó en el puerto de La Habana el 2 de mayo de 2016 con 704 pasajeros a bordo.
Además de prohibir la llegada de sus nacionales en embarcaciones y aviones (privados o corporativos pero no comerciales), el Departamento de Estado también eliminó la categoría de viajes culturales y educativos de contacto con el pueblo cubano, conocidos en inglés como “people to people” y que habían permitido a miles de personas visitar la isla desde el deshielo iniciado en 2014.
Los vuelos comerciales regulares, que se reanudaron en 2016 tras más de medio siglo, podrán seguir operando entre los dos países.
El Gobierno de Donald Trump alega que las nuevas restricciones buscan hacer frente al “papel desestabilizador” de Cuba en Latinoamérica, especialmente por su apoyo al presidente venezolano, Nicolás Maduro, y su homólogo nicaragüense, Daniel Ortega.
Desde que llegó a la Casa Blanca en enero de 2017, Trump ha endurecido la política hacia Cuba con reducciones del personal diplomático, la activación de una ley que permite demandas en tribunales estadounidenses por bienes expropiados tras la Revolución y sanciones a los hoteles de la isla, aumentando el alcance del embargo económico y comercial.