A partir del 1 de enero de 1959, uno de los ejes estratégicos de la política exterior de Cuba ha sido el desarrollo de una actividad diplomática profesional, intensa y con un alcance geográfico global, procurando el máximo aprovechamiento de cualquier espacio disponible, tanto en lo bilateral como en lo multilateral, como un mecanismo idóneo para hacer avanzar los intereses y objetivos nacionales. Entre tales objetivos, sobresale la necesidad de contrarrestar o socavar la perseverante política de aislamiento y hostilidad multidimensional del gobierno de Estados Unidos contra Cuba. El resultado exitoso más visible del “globalismo” cubano es el hecho de que la nación antillana mantenga en estos momentos relaciones diplomáticas con todos los países del mundo, con solo dos notables excepciones: Corea del Sur1 e Israel.
El restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos, el 20 de julio de 2015, conllevaba de manera implícita el surgimiento de una contradicción dentro de la política exterior cubana. ¿Cómo era posible que Cuba pudiera establecer relaciones diplomáticas con su principal adversario político y no hacer otro tanto con países como Corea del Sur, Israel y (en aquel entonces) Marruecos?
Marruecos y Cuba restablecieron los nexos diplomáticos el 21 de abril de 2017, a pesar del diferendo histórico en torno al reconocimiento, por parte de Cuba, de la República Árabe Saharaui Democrática. De esta manera, se completaba la lista de 197 actores internacionales (incluyendo países, órdenes e instituciones) con los que Cuba mantiene relaciones diplomáticas actualmente.
A partir de la consideración de ciertos antecedentes y elementos, la falta de relaciones diplomáticas entre Cuba y Corea del Sur suscita particular extrañeza, y a ello se dedica este comentario.2
Cuba y Corea del Norte establecieron relaciones diplomáticas el 29 de agosto de 1960. En aquella época, Corea del Sur practicaba la política de no mantener relaciones diplomáticas con los países que establecieran vínculos diplomáticos con sus vecinos norteños. En 1973, como parte de un acuerdo intercoreano sobre la reunificación pacífica, dicha política fue abandonada. Actualmente, Corea del Sur mantiene relaciones diplomáticas con 191 países y los únicos Estados miembros de las Naciones Unidas con los que no tiene ese tipo de vínculos son Corea del Norte, Cuba y Siria. Por su parte, Corea del Norte —que no es un país tan aislado como algunos podrían suponer, al menos en términos diplomáticos— mantiene relaciones políticas oficiales con 164 países. Con muy pocas excepciones, casi todos los países que tienen relaciones diplomáticas con Corea del Norte también las tienen con Corea del Sur.
La “hermandad” política e ideológica con Corea del Norte no ha impedido a Cuba desarrollar una significativa relación comercial con Corea del Sur. Según los datos publicados por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), durante el período comprendido entre los años 2005 y 2020, Cuba y Corea del Sur realizaron un intercambio comercial total por un valor de 2.270 millones de pesos (promedio anual cercano a los 142 millones), mientras que con Corea del Norte el intercambio apenas alcanzó una cifra algo superior a los 110 millones (promedio anual cercano a los 7 millones). Expresado de otra manera, durante el período referido, el 95% del comercio de Cuba con la península de Corea correspondió al intercambio comercial con Corea del Sur.3 Seguramente, este intercambio comercial bilateral hubiera podido alcanzar cifras superiores, si hubiera contado con el respaldo político e institucional que siempre ofrecen las relaciones diplomáticas, cuando existen.
Cuba y Corea del Norte por más diálogo político y cooperación
En 2013 una amplia delegación cultural cubana, auspiciada por la Sociedad Cultural “José Martí”, visitó Corea del Sur. En su momento, este despliegue pudo ser visto como una típica acción para allanar el camino hacia el futuro establecimiento de relaciones políticas formales entre los dos países. De hecho, dos años después, y ya bajo el impacto distensivo y facilitador de la nueva política del gobierno de Obama hacia Cuba, unas declaraciones de un alto dirigente de la propia Sociedad Cultural José Martí, ofrecidas en una entrevista a la agencia de noticias surcoreanas Yonhap, parecían apuntar hacia un inminente acuerdo diplomático.
El 10 de junio de 2016, al comentar sobre el diálogo sostenido días antes en La Habana con su homólogo cubano, el canciller surcoreano Yun Byung-se sostuvo que la normalización de relaciones significaría la adquisición de un nuevo país amigo para Cuba y no la pérdida de su tradicional vínculo con Corea del Norte. Por otra parte, afirmó que su país llevaba tres años preparando la normalización de lazos diplomáticos con Cuba, lo que situaría el inicio del proceso en un momento anterior a los anuncios sobre las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, realizados el 17 de diciembre de 2014.
Varias razones, relativas tanto a la coyuntura internacional como a la propia coyuntura cubana, conducen a suponer que la motivación surcoreana hacia el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba podría haber perdido impulso o nivel de prioridad, aunque no se puede descartar que el interés básico se mantenga.
Por su parte, un país como Cuba, con una economía en situación de crisis sistémica y urgida de todas las asociaciones y de todo el financiamiento que pueda ser capaz de captar y asimilar desde el exterior, haría bien en llevar su relación con Corea del Sur al siglo XXI. Según estadísticas del Banco Mundial, la pujante nación asiática ocupa la décima posición entre las mayores economías del mundo, por encima de países como Rusia, Brasil, Australia y España. Además, cierra la lista de los primeros veinte países según el stock de inversión directa en el extranjero. Su demostrada capacidad innovadora en los ámbitos científicos y tecnológicos, sus resultados en materia de salud y educación, así como su destacada presencia en las más diversas manifestaciones de la cultura popular global (entre las que sobresale una extraordinaria producción cinematográfica que hoy no es segunda de la de ningún otro país), hacen de Corea del Sur un país especialmente atractivo.
El 24 de julio de 2008, en la reflexión titulada “Las dos Coreas (Parte II)”, Fidel Castro señaló: “Con la del Sur desarrollamos progresivamente nuestros vínculos; con la del Norte han existido siempre y continuaremos fortaleciéndolos”. La frase no contiene ninguna indicación en el sentido de considerar una relación diplomática entre Cuba y Corea del Sur como algo inconcebible o inadmisible, sino todo lo contrario. En cualquier caso, si existiera alguna razón que impida el establecimiento de ese tipo de relación, los cubanos y los surcoreanos tendríamos derecho a conocerla.
***
Notas:
1 El nombre oficial de Corea del Sur es República de Corea y el nombre oficial de Corea del Norte es República Popular Democrática de Corea.
2 Para un enjundioso ensayo sobre el caso de Israel, ver: Arturo López-Levy. “Las relaciones Cuba-Israel: a la espera de una nueva etapa”.
3 Cálculo realizado por el autor a partir de los datos de la ONEI.