Cuba y la Unión Europea (UE) celebraron este miércoles su III Consejo Conjunto, en el que ambas partes ratificaron la voluntad de profundizar en un diálogo político cuyo avance en los últimos cuatro años ha contrastado con el retorno de las políticas hostiles hacia la Isla por parte de Estados Unidos.
La reunión, en formato virtual por la pandemia del coronavirus, estuvo encabezada por el alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell y el ministro cubano de Exteriores, Bruno Rodríguez, quienes coincidieron en la importancia de consolidar el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (ADPC), firmado en 2016 y en vigor provisionalmente desde noviembre de 2017.
El Consejo Conjunto, que es el diálogo de mayor nivel contemplado en el ADPC y tiene carácter anual, arrancó muy poco antes de que el demócrata Joe Biden tomara posesión de la presidencia de EE.UU. en reemplazo del republicano Donald Trump, quien en los últimos años ha endurecido las sanciones contra Cuba, rechazadas por Bruselas por su carácter extraterritorial.
El embargo y sus efectos extraterritoriales fueron de hecho uno de los temas abordados hoy, así como las relaciones comerciales y de inversión.
Diálogo sin tabúes
En la reunión, las partes hicieron balance de sus relaciones bilaterales, exploraron las prioridades de la cooperación de los Veintisiete y el país caribeño durante los próximos siete años y debatieron sobre la implementación y el seguimiento de los diálogos políticos y de políticas sectoriales establecidos en el PDCA.
También exploraron las prioridades para la cooperación futura en el período 2021-2027, que es la etapa del actual programa marco presupuestario de la UE, según informó el Consejo de la UE en un comunicado.
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Bruselas recordó que en el marco de esta cooperación la UE y Cuba han iniciado diálogos y han reforzado su compromiso en las siguientes áreas: derechos humanos, medidas coercitivas unilaterales, no proliferación de armas de destrucción masiva, control de armas convencionales, la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, energía, medio ambiente y cambio climático.
“Es más importante que nunca que nuestro acuerdo produzca resultados concretos en todas las cuestiones que aborda”, señaló hoy en su intervención inicial el jefe de la diplomacia europea, quien destacó que el diálogo bilateral ha permitido avanzar “mucho en la construcción de confianza mutua”.
Tras recordar que “no siempre fue así”, Borrell subrayó que en este momento “no hay tabúes a la hora de poner sobre la mesa puntos de acuerdo y de desacuerdo”. Este es el primer Consejo Conjunto en el que participa el político español en su actual cargo de jefe de la diplomacia europea.
Multilateralismo frente a la crisis
Mientras, el canciller cubano afirmó que su país otorga “especial significado” a la celebración del Consejo en el contexto de una pandemia cuyas consecuencias “evidencian la urgencia de potenciar el multilateralismo y la cooperación en el sistema internacional para enfrentar los retos comunes en mejores condiciones”.
Rodríguez se mostró convencido de que el debate “contribuirá a la consolidación de las relaciones entre la UE, sus Estados miembros y Cuba, así como a la continuidad de un diálogo político que potencie los elementos que nos unen y nos permita tratar con respeto nuestras diferencias”.
Además, el canciller denunció el “brutal” endurecimiento del embargo de Estados Unidos en medio de la pandemia, “con medidas incluso oportunistas que dañan el acceso a la salud del pueblo cubano y que se erigen como un obstáculo real y determinante para el desarrollo” del país.
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El Consejo Conjunto también abordó temas regionales y globales, como los desarrollos recientes en América Latina y el Caribe, las relaciones UE-Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), el marco posterior a Cotonú y la coordinación en foros multilaterales sobre cambio climático y desarrollo sostenible.
Asimismo, La Habana y Bruselas hablaron de los esfuerzos de Cuba para reformar su economía y la implementación de su reforma constitucional, así como las prioridades de la Comisión de Ursula von der Leyen y el plan de recuperación adoptado por los Veintisiete para hacer frente a la crisis provocada por la pandemia.
La Isla atraviesa a su vez un momento económico crítico con escasez creciente de productos básicos, ya que la pandemia y las nuevas sanciones de Washington agudizaron los problemas que las arcas estatales ya arrastraban por la caída de las ayudas de su aliada Venezuela y el retraso en aplicar las reformas previstas para paliar las ineficiencias de su modelo centralizado.