El año 2017 ya es historia, al menos en esta economía (mundial) que se mueve y cambia con gran rapidez. Nos queda por delante 2018. Para todos los países anticipar el futuro inmediato en economía es un reto, pues depende de muchos factores, entre ellos varios cuyo control no está en las manos de nadie. Para Cuba, como para otras economías pequeñas, la economía mundial y sus tendencias es un dato, poco puede hacerse para influenciar en ella, excepto tener un “buen olfato”, capacidad de respuesta y voluntad negociadora, y aun así, siempre existen variables de difícil predicción. No obstante, es necesario mirar ese entorno.
Al menos cuatro factores deben tenerse en cuenta:
– El crecimiento de la economía mundial que se pronostica tenga un comportamiento relativamente positivo y mejor que en 2017.
– El probable comportamiento de los precios de nuestros productos de exportación; a saber, derivados del petróleo, níquel y azúcar. En el caso del níquel no parece que vayan a experimentar una recuperación significativa, mientras, los precios del azúcar crudo, a pesar de un superávit en los stock, se espera oscilen entre 15 y 17 centavos de dólar por libra. Por su parte, los precios del petróleo mantendrán una relativa estabilidad y no se espera rebasen la cota de 60 dólares el barril. Y en el caso de los biofármacos y genéricos, sus precios no están sujetos a variaciones pero los ingresos obtenidos, en parte, dependerán de la situación de Venezuela.
– Los ingresos por exportación de servicios, las tendencias del turismo para 2018 parecen positivas en general, aunque Cuba deberá enfrentar los impactos de las medidas de la administración Trump y compensar esa posible evolución negativa con otros emisores. En el caso de los servicios médicos, nuestro principal mercado, Venezuela, sigue afrontando una situación económica y política sumamente compleja y ello impacta en los ingresos recibidos por esos servicios.
– El comportamiento de nuestros principales socios comerciales: en el caso de Venezuela, la CEPAL pronostica otro año de números rojos en el crecimiento económico, China es probable alcance una tasa de crecimiento de más del 6 por ciento, lejos de los crecimientos de dos dígitos que la caracterizaron, mientras Canadá se estima tenga un desempeño mayor de 3 por ciento de crecimiento.
– La relación con el gobierno de Estados Unidos no da señal creíble alguna de posible mejora, más bien puede esperarse que se mantenga tensa.
En resumen, el entorno internacional no parece peor que en 2017, pero sigue siendo complejo y con incertidumbres significativas.
Por eso lo que hagamos hacia adentro es tan importante. Es indispensable consolidar fortalezas e identificar nuevas oportunidades y aprovecharlas en el momento adecuado.
¿Que esperar en términos de política económica?
En la segunda sesión anual del Parlamento cubano se abordaron un gran grupo de asuntos decisivos para el futuro inmediato y mediato del país, una buena parte de ellos asociados con políticas económicas que se han estado adoptando en el último lustro. Algunas de ellas son las siguientes:
– La evolución de la reforma empresarial
Aun inconclusa, si se atiende a los resultados de la economía y al peso la empresa estatal tiene en esos resultados (entre el 60 por ciento y el 70 por ciento del PIB) habría que decir que la Reforma Empresarial que nos trajo las OSDEs y las UEBs aún dista de satisfacer las expectativas creadas. Lejos de lograr estructuras más planas, se ha reforzado una estructura piramidal con varios escalones que a todas luces incrementa la burocracia y conduce a una menor autonomía, con costos importantes en eficiencia y productividad. La nueva disposición que consolida la separación de los Ministerios de la tutela de las empresas puede contribuir al propósito de aumentar la “autonomía” empresarial, pero no es suficiente.
– Nuevas regulaciones para el sector no estatal.
Las expectativas creadas de alcanzar una mayor integración entre el sector no estatal y el sector estatal no se alcanzaron. En el caso del sector por cuenta propia, no se alcanzó la expectativa de que le fuera reconocido su condición de pequeñas y micro empresas y no hay información de que las nuevas regulaciones que se anunciarán tengan en cuenta este aspecto, que no es meramente formal. Tampoco parece estar en la agenda para este sector la ampliación de los “empleos” a trabajos de mayor calificación. Se anunciaron nuevas regulaciones para la cooperativas no agrícolas, pero aún no hay suficientes detalles al respecto.
– La Inversión Extranjera Directa, a pesar de las críticas sobre la excesiva burocracia y lentitud en los procesos negociadores, el año 2017 cerró sin señales de flexibilización en las “reglas del juego” que “faciliten” y “acorten” la apertura de nuevos negocios con inversión extranjera. Los gobiernos locales no parece que vayan a tener protagonismo alguno en este asunto.
– La unificación cambiaria y monetaria y la adopción de un régimen cambiario adecuado a las necesidades de Cuba.
Se reconoció la demora en solucionar la más importante de todas las distorsiones[1] económicas que padece nuestra economía. Cuba tiene hoy tasas de cambios oficiales que están sobrevaluadas, tanto para el peso cubano en relación al dólar como para el CUC en relación al dólar. Ambas generan incentivos negativos a la exportación, a la productividad y a la eficiencia y por lo tanto muchas veces conducen a una mala o poco eficiente asignación de recursos.
Además de la unificación cambiaria y monetaria habrá que decidir qué régimen cambiario adoptará el país; tipo de cambio fijo, flotante entre bandas, flotante, etcétera. El régimen cambiario es decisivo pues de él dependerá la internalización adecuada de las cambios en la economía mundial y poder evitar el surgimiento de nuevas distorsiones monetarias con sus incalculables costos.
El otro gran reto asociado a la unificación cambiaria y monetaria será el del manejo de posibles procesos inflacionarios, debido al traspaso monetario del ajuste de costos y precios que la devaluación de las tasas oficiales debe provocar a un plazo de tiempo no muy prolongado y su posible impacto en los salarios reales de los trabajadores.
Crecimiento positivo pero alejado de nuestras necesidades de desarrollo
El 2018 debe ser un año importante en nuestras aspiraciones de crear bases sólidas para avanzar sostenidamente hacia el desarrollo económico. Crecer a una tasa adecuada de forma saludable y en sectores estratégicos será indispensable.
– La meta de crecer a un 2 por ciento
Si atendemos a las restricciones que enfrenta la economía cubana y que fueron detalladas en el informe rendido por el Ministro de Economía, la meta del 2 por ciento, aun estando lejos de nuestras necesidades de desarrollo, requerirá un esfuerzo significativo. No debe olvidarse que ese crecimiento se alcanzará con una salud fiscal comprometida después de dos años seguidos con un déficit presupuestario del 12 por ciento que pone sobre la mesa el problema de la relación entre crecimiento económico y la sostenibilidad del déficit.
– Factores en el crecimiento económico en el corto plazo.
La tasa de inversión
Se anunció que la inversión alcanzará los 10,400 millones de pesos cubanos. Asumo que en esa cifra no está incluida la correspondiente a la Inversión Extranjera Directa, ni tampoco la inversión nacional proveniente del sector no estatal. En 2016 el monto total de la inversión fue de 6,507 millones de pesos, un 10 por ciento mayor que en 2015, a pesar de ello, la economía decreció en 2016. No se han hecho públicos los datos de la inversión en 2017. Ello impide aquilatar el esfuerzo inversionista que significan esos 10,400 millones en 2018; sin embargo en relación a 2016, significarían un crecimiento cercano al 60 por ciento, algo sin duda significativo, aunque como por ciento del PIB (a precios corrientes) estimo rondaría el 11 por ciento, mientras alcanzaría el 15 por ciento del PIB[2] a precios constantes, en ambos casos aún lejos de una participación de al menos 22 por ciento del PIB que se necesita para obtener crecimientos sostenidos por encima del 5 por ciento.
El consumo; de gobierno y privado, en ambos casos estará limitado por las restricciones en la importación y de la disponibilidad de divisas.
Las exportaciones (bienes y servicios)
En el caso de los bienes de exportación de Cuba, no se pronostican cambios drásticos en el comportamiento de los precios internacionales del níquel, del azúcar y del petróleo, por lo que los ingresos provenientes de las exportaciones de esos bienes no parece vayan a incrementarse de forma considerable. Diferente pudiera ser el caso de los fármacos (genéricos y biotecnológicos) pero la carencia de información no permite una estimación medianamente seria sobre estos productos.
En el caso de los ingresos por la exportación de servicios, el turismo y las comunicaciones podrían mantener dinámicas positivas importantes; aunque en el caso del turismo, el impacto negativo de las políticas de Estados Unidos puede tener efectos negativos.
La exportación de servicios profesionales debe mantener una dinámica positiva, pero probablemente menor a años anteriores.
La capacidad importadora continuará limitada por el acceso a nuevas fuentes de financiamiento de corto plazo y por los impagos a proveedores. Existe una alta sensibilidad del crecimiento y las exportaciones a la variación de las importaciones.
Los sectores que serán lideres en el crecimiento, construcción, comercio y turismo, significaron el 29 por ciento del PIB del año 2015[3]. De tener el mismo peso en 2018, el crecimiento planeado para ellos tendrá una contribución positiva de importancia en la meta global de crecer al 2 por ciento.
Crecer al 2 por ciento es una meta tensa en un año en el que Cuba enfrentará otros retos también complejos además de estos económicos, que es necesario solucionar.
[1] No es la única, otras serían la “moneda única”, una tasa de interés que no está sustentada en los volúmenes reales de operación del sector bancario y salarios desconectados de los precios minoristas en una parte significativa del mercado.
[2] Estimaciones del autor en base al Anuario de 2015 y 2016 e informaciones del Ministro de Economía.
[3] No existen aun datos oficiales públicos para 2016.
Para consolidar fortaleza todos los cubanos deben participar y tener las mismas oportunidades que los extranjeros,en el 2016 Melia gano en Cuba mas de 400 millones de dolares,no seria mejor que unos cubanos montaran hoteles y ese dinero se quedara en Cuba;mirando algunos datos veo que Suecia tiene un poco mas de 9 millones de habitantes y tiene mas de un millon de negocios privados,entre grandes,medianos y pequeños,casi un negocio por cada 9 habitantes,por que Cuba no puede hacer lo mismo.
De acuerdo contigo DelaRosa. Lo haremos algún día, el día que los cubanos recuperemos nuestra voz y nuestro voto!
¿ Por qué Cuba no puede hacer lo mismo ?
Porque a la monarquía suiza les resulta muy ventajoso tener un país próspero, bien educado, bien alimentado, con un producto interno bruto descomunal.
Aún con una población donde se hablan diferentes lenguas extranjeras y siendo uno de los reinados más pequeños de Europa, el país mantiene un sistema de poder democrático donde las tazas de votación son de las más altas en el mundo.
La monarquía cubana tiene otros proyectos.
Muela y mas muela. En Cuba no hay economia, lo quer hay son caprichos que no conducen a ningun sitio despues de 60 anos. Cuantos hay que esperar, 60 mas?
Que pasa que ya no lo veo por la TV o la prensa, sus comentarios para mi siempre me resultan interesantes en terminos economicos al igual que los de Walter Matínez que se me ha perdido
Filis año 2018
En un artículo suyo del 4 de enero del 2016 concretaba que “Luego de crecer un 4% en el 2015, sobre un 1% en el 2014, la economía cubana planea crecer un 2% en el 2016. Regresar a tasas de crecimiento menores del 3% no es la mejor de las noticias, aun cuando ese crecimiento se produzca sobre la mejor tasa de crecimiento obtenida por la economía nacional en los últimos 6 años.”. Desgraciadamente y pese a su optimismo inicial 2016 fue negativo. En ese mismo escrito y como conclusiones escribió “2016 será un año tenso, los pronósticos de crecimiento son modestos, pero Cuba tiene posibilidades de seguir creciendo, incluso de rebasar ese 2% si logramos un ambiente propicio para aprovechar mejor nuestras propias capacidades” en la concreta y en un periodo de coqueteo y distenciones con el archienemigo norteamericano la economía cubana lejos de incentivarse se metió en comportamiento negativo sin aprovechar sus propias capacidades que siguen forzosamente dormidas.
Casi un año después, en otro artículo del 16 de enero del 2017 que llamo “El crecimiento económico cubano no depende de Washington” ya con la nada agradable certeza de iniciarse la era Trump y Cuba, hacía referencia a unas afirmaciones de Emily Morris cuando nos decía “Cuba no se enfrenta a un fracaso, sino a un desafío. El desafío es la reforma monetaria.” Se terminó el año y el desafío creo es aún mayor. En otra parte asegura que “El programa de las reformas cubanas fue, en primera instancia, una respuesta a urgencias que necesitaban ser reconocidas primero y solucionadas después. Luego ese propio proceso hizo evidente que se necesitaba algo más que una alternativa a la coyuntura, que debería contar en lo fundamental con nuestro propio esfuerzo y resultado” el esfuerzo se ha hecho el resultado inclusive en lo que todo el mundo concuerda es la cara más visible de las reformas, La agricultura, sigue siendo cuestionable.
En otro de sus artículos “La asignatura pendiente” de julio del pasado año trajo a debate ¿Cómo podría definir un socialismo cubano próspero y sostenible desde la economía? Y nos decía “si tuviera que definir este asunto diría que una sociedad próspera es aquella que se ubica dentro del grupo de países de muy alto y /o alto nivel de desarrollo humano y donde sus miembros logran satisfacer al menos un por ciento elevado de sus expectativas de mejora y de sus aspiraciones de sus estándares de vida a partir de su trabajo y con su aporte a la sociedad. Y para aclarar el punto, trabajo no solo circunscrito a estar empleado en el sector estatal, trabajo y trabajar es también desarrollar negocios y proyectos fuera del sector estatal que sean funcionales a nuestros propósitos y contribuyan a generar empleo, a consolidar la capacidad productiva nacional y nos hagan menos dependiente económicamente de otros países”.
En su visión de futuro para este año, con su buen olfato siempre demostrado, recalca el fracaso en evolución de la reforma empresarial emprendida, la desaceleración del sector no estatal así como de las llamadas pequeñas y medianas empresas que no acaban de concretarse, el persistente descabellado proceso que hace que la inversión foránea tome tanto tiempo en concretarse, más el nada simple proceso de reunificación monetaria persistentemente pospuesto, y los retos que todos sabemos esconde pero nadie da la cara de asumirlos. Coincido con usted en que “No podremos cambiar el entorno que nos rodea, pero sí podemos cambiar sustancialmente todo aquello que traba nuestras aspiraciones y depende de nosotros mismos.”, Cuba se merece algo mejor que seguir posponiendo el presente por un futuro anunciado pero nunca logrado.
Perdone lo extenso, gracias por su siempre inteligente y esclarecedor escrito, feliz año que recien comienza.