El abultado déficit fiscal, que este año llegó a sobrepasar ligeramente el 20 % del Producto Interno Bruto (PIB), volvió a protagonizar la agenda del Gobierno cubano, enfrascado en controlar uno de los mayores lastres que alimenta la inflación en la isla, entre otras perturbaciones económicas.
Al presentar la ejecución del Presupuesto del Estado hasta el cierre del mes de octubre durante el más reciente encuentro del Consejo de Ministros, el titular de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro, precisó que el déficit presupuestario era de 29 717 millones de pesos.
La cifra representa 20 % del déficit planificado para el presente año y 39.6 % de lo previsto para la fecha, de acuerdo con lo informado.
“La reducción del déficit fiscal ha tenido un comportamiento sostenido en el transcurso de todo el año”, subrayó Regueiro, según la reseña de la reunión gubernamental publicada en Cubadebate.
Para el ministro tal resultado confirma “los estimados de mejora” que las autoridades se han propuesto con la aplicación de las “proyecciones de gobierno” sustentadas en la contracción de los gastos y la potenciación de los ingresos, la mayoría mediante herramientas fiscales y precios recaudatorios.
Dura política de austeridad fiscal
Sin embargo, para el economista cubano Pedro Monreal, que habitualmente pone bajo la lupa los informes oficiales, “cuando informa una reducción notable del déficit presupuestario sin ofrecer datos concretos de gastos e ingresos, el Ministerio de Finanzas de Cuba escamotea el análisis de lo que parece ser la aplicación de una dura política de austeridad fiscal”.
De acuerdo con el reconocido académico, “pasar de un déficit fiscal inicialmente previsto de 147 mil millones de pesos en 2024 a uno que al cierre de octubre era de 29,7 mil millones, solamente pudiera haberse alcanzado —en un escenario de decrecimiento económico— con una aguda reducción de gastos”.
4/7 Pasar de un déficit fiscal inicialmente previsto de 147 mil millones de pesos en 2024 a uno que al cierre de octubre era de 29,7 mil millones, solamente pudiera haberse alcanzado -en un escenario de decrecimiento económico- con una aguda reducción de gastos pic.twitter.com/pcYZdEuSgm
— Pedro Monreal (@pmmonreal) December 2, 2024
Otro de los datos presentados por el ministro de Finanzas y Precios es el saldo positivo de la cuenta corriente, que ascendió a 19 mil millones de pesos, lo cual fue exaltado como “un comportamiento extraordinario”.
La cuenta corriente mide contablemente el intercambio de bienes y servicios y otras transacciones —rentas más transferencias corrientes— entre un país y el resto del mundo. Cuanto mayor son las exportaciones y otros ingresos recibidos, mayor será el saldo.
Monitoreo y control del mercado privado
Según la viceministra primera de Economía y Planificación, Mildrey Granadillo de la Torre, en el mes de octubre ha sido “constante el monitoreo y control”.
Ese ejercicio gubernamental ha fiscalizado tanto el polémico proceso de bancarización como de los precios máximos para la comercialización de seis productos de alta demanda por la población —pollo, aceite vegetal, salchicha, leche en polvo, las pastas y detergente en polvo—, lo cual el Gobierno asume como un factor para reducir la ola inflacionaria.
En esa misma cuerda, el ministro de Economía y Planificación, Joaquín Alonso Vázquez, aseveró que pese a “las complejidades” que enfrenta el país (importaciones de bienes, ingresos en divisas por exportaciones, portadores energéticos, y transportación de cargas y de pasajeros), “se continúan apreciando indicios de un ordenamiento de los temas macroeconómicos”.
Para respaldar su afirmación, Alonso Vázquez citó la tendencia al decrecimiento de la inflación del mercado formal, tanto del índice mensual como del interanual, la reducción del déficit fiscal, el comportamiento de la cuenta corriente y los indicadores de la circulación monetaria que, dijo, “avanzan paulatinamente hacia el resultado esperado”.
“Las medidas que se están aplicando por la vía de las inspecciones, de los precios topados y otras, van logrando una reducción de estos, si bien todavía resultan insuficientes”, sostuvo el ministro.
A mediados de noviembre, el gobierno informó que había impuesto multas por más de 600 millones de pesos —unos 25 millones de dólares, al cambio oficial para personas jurídicas, y a unos cinco millones, al cambio oficial para personas naturales— a empresas privadas por incumplir con el tope de precios a los seis productos ya referidos.
Más de 600 millones de pesos en multas a negocios privados por violaciones del tope de precios
Otros puntos de vista
En su ejercicio de acotaciones a lo informado en la reunión del Consejo de Ministros, Monreal apuntó que proclamar presuntos “indicios de un ordenamiento de los temas macroeconómicos”, “distorsiona la realidad”, porque “el decrecimiento económico previsto en 2024 más una inflación interanual probablemente entre 25-30% lo que indica es estanflación”.
En su análisis publicado en la red social X, el experto estimó que “la combinación de una contracción del PIB en 2024 —como ya ha adelantado el propio Gobierno— y de una inflación de dos dígitos es cualquier cosa menos un indicio de ´ordenamiento ` macroeconómico”.
“La inflación de 2024 sería menor que la del año anterior, pero continuaría siendo muy alta, expresando desequilibrio”, consideró.
2/7 La combinación de una contracción del PIB en 2024 y de una inflación de dos dígitos es cualquier cosa menos un indicio de “ordenamiento” macroeconómico. La inflación de 2024 sería menor que la del año anterior, pero continuaría siendo muy alta, expresando desequilibrio pic.twitter.com/CUCOOsf4ML
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Monreal también apreció que “en condiciones de dos años seguidos de reducción del PIB, es improbable que se haya producido un aumento significativo de los ingresos del presupuesto y, por tanto, es razonable asumir una disminución del déficit principalmente reduciendo gastos”.
En un reciente repaso del año actual, el también economista Omar Everleny Pérez dijo que había expectativas de que los paquetes de medidas puestos en vigor en 2022 y 2023, más el plan de estabilización macroeconómica, evidenciara resultados positivos, pero “nada de eso ha sucedido”.
En un artículo para la plataforma digital La Joven Cuba, el académico no desconoció el impacto de recientes huracanes y sismos, pero concedió un mayor protagonismo al déficit de combustibles y el deterioro de la generación eléctrica, “que afecta a las familias y a las instituciones productivas”.
En su análisis, Everleny abordó también la inflación —de la que dijo que, si bien se ha desacelerado, “sigue en aumento”—, así como las dificultades que atraviesan otros sectores clave como el turismo, y la industria azucarera, y abogó como otros de sus colegas por “una reforma económica integral en el menor tiempo posible”.
“Con niveles productivos de la economía nacional continuamente bajos, varias empresas estatales incapaces de ofrecer los bienes básicos que la población necesita, y el sostenimiento de los temibles apagones a lo largo de todo el año 2024… ¿por qué seguir haciendo lo mismo?”, se preguntó.