Cuba activó una nueva planta eléctrica en la provincia de Sancti Spiritus que aportará hasta 33,6 megavatios (MW) al Sistema Electroenergético Nacional (SEN), reducirá pérdidas y mejorará el voltaje en una zona “relativamente vulnerable”.
Esta nueva inversión millonaria forma parte de la estrategia del Gobierno cubano de incrementar la capacidad generadora del país ante el aumento de la demanda eléctrica, que esperan cubrir con plantas similares de 84 MW en Cienfuegos (centro), y de 67,2 MW en Matanzas (oeste), publica el diario Granma.
La nueva central generadora utiliza combustible diésel y posee 16 motores de tecnología alemana, de los que la mitad están en funcionamiento desde enero pasado para suplir los picos de consumo en el mediodía o la tarde noche, y el resto aún está en pruebas.
Ubicada en las afueras de Cabaiguán, la planta fue construida cerca de la refinería de petróleo Sergio Soto, de donde recibirá el combustible a través de un oleoducto de 1,2 kilómetros y cuatro pulgadas de diámetro, una instalación que “evita el costoso trasiego en pipas del combustible”.
El enclave está en condiciones de respaldar la demanda de Sancti Spiritus y en caso de emergencias o huracanes, podrá crear un microsistema que permita trabajar en forma de Isla que asegure la electricidad a la zona.
En septiembre de 2017 el embate del huracán Irma provocó que por primera vez Cuba entera quedara a oscuras porque la mayoría de las centrales termoeléctricas de la isla –que cubren el 74 por ciento de la demanda– fueron afectadas por el meteoro.
La suma de averías en varias de las principales plantas generadoras y reparaciones programadas hicieron que en febrero pasado la estatal Unión Eléctrica cubana anunciara interrupciones del servicio eléctrico, que coincidieron con reportes no oficiales de apagones para ahorrar combustible y evitar el “colapso general” del sistema.
La Isla, cuya producción de combustible no cubre toda la demanda interna, trata de reducir su dependencia energética del crudo subsidiado de Venezuela, un suministro que se ha debilitado considerablemente en los dos últimos años por la crisis económica en el país suramericano y la caída de los precios del petróleo.
El Gobierno cubano apuesta también por las energías renovables, con el objetivo de que para el 2030 esas fuentes inyecten al sistema 2,334 megavatios, de los que 872 procederán de 25 centrales bioeléctricas; 700, de energía solar fotovoltaica; 656, de 14 parques eólicos y los restantes 106 de pequeñas centrales hidroeléctricas (74) y plantas de biogás industrial (531).
En este momento, según datos oficiales difundidos en diciembre de 2017, las renovables aportan 87,5 megavatios al sistema eléctrico nacional, aunque para este año se espera alcanzar los 283.
En enero pasado se anunció que un programa de la Unión Europea (UE), financiado con 18 millones de euros, apoyaría a Cuba en el desarrollo de energías renovables y la eficiencia.
El Programa de Apoyo al Sector de la Energía en Cuba, que ya fue avanzado en enero durante la visita a la Isla de la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, se ejecutará este año, tendrá 60 meses de duración y será coordinado por el Ministerio cubano de Energía y Minas (Minem).
EFE / OnCuba