Hace una década comenzó un proyecto novedoso en Cuba para producir energía renovable en la Isla de la Juventud. Aunque en sus inicios incluyó energía solar fotovoltaica y eólica, el énfasis lo tuvo la gasificación de la biomasa forestal a partir de desechos boscosos y árboles “energéticos”.
La iniciativa permitirá la generación de alrededor del 4 por ciento del abastecimiento energético de la Isla a partir de las tres fuentes y alcanzará hasta el 50 por ciento de la demanda en el futuro, explicó Jorge Luis Isaac, Director Nacional del Proyecto GEF-ONUDI para la generación y distribución de servicios energéticos sostenibles basados en energías renovables en la Isla de la Juventud.
Por estos días el proyecto llega a su etapa final, en la cual deberá pasar un proceso de evaluación por organismos internacionales. La ocasión permite, además, el encuentro en La Habana de expertos foráneos y cubanos en el Taller Internacional de Energía Renovable para el Desarrollo Sostenible: Gasificación de Biomasa que divide sus días en el Palacio de Convenciones y en visitas de campo a la Isla de la Juventud hasta el próximo día 9 de octubre.
Auspiciado por la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), el Fondo Mundial de Inversiones (GEF, por sus siglas en inglés), el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el gobierno cubano, el proyecto permite intercambiar experiencias sobre métodos sostenibles de producción de energía, en particular sobre la gasificación de la biomasa forestal.
“Contamos con un financiamiento de 5,3 millones de dólares, a partir de la primera experiencia de su tipo en el país con un Fondo de Replicación y Riesgo. Esto significa que el préstamo se devuelve a largo plazo y sin intereses, de modo que ese dinero pueda ser utilizado nuevamente para otros proyectos”, dijo Isaac.
A tono con las políticas trazadas para el uso de Fuentes Renovables de Energía, aprobadas en junio pasado, Cuba analiza el impacto económico y medioambiental de sus tecnologías, así como prevé alcanzar un 24 por ciento de obtención de energía “limpia” para el 2030.
Diego Masera, Jefe de la Unidad de Energía Rural y Renovable de la ONUDI, resaltó “los urgentes esfuerzos que realiza Cuba para disminuir el uso de los combustibles fósiles y combatir el cambio climático”. Además se refirió a la importancia del proyecto como “un ejemplo para replicar las experiencias en otros países del mundo, en particular en Latinoamérica, eslabón importante para la cooperación Sur-Sur”.
Masera explicó que la implementación de estos modos de obtención de energía sustituyen las importaciones y favorece la producción local a partir de los recursos naturales de cada país. “Es el contexto ideal para el desarrollo sostenible, pues, aunque todavía la tecnología es excesivamente cara, a la larga trae ganancias económicas y para el medio ambiente”.
Los expertos viajarán en la noche del 7 de octubre a la Isla de la Juventud para realizar visitas a las instalaciones creadas al sur de la isla, en Cocodrilos y La Melvis, así como recibir conferencias y observar directamente los resultados de un proyecto con una década de vida que tiene impacto local, pero que extenderá su experiencia a otras localidades del país.