Estaba sentado en el contén de la acera cuando me vio llegar al parque, ya conectado él a la WI-FI, yo en busca de la conexión. Me miró sonriente y no dejó que me sentara, me dijo de inmediato: “Te equivocaste en aquel artículo de la puerta de los P. El asunto no es que los chóferes solo abren una hoja de la puerta delantera para que los pasajeros suban; lo que tenías que haberte preguntado era si esa es la puerta más conveniente para facilitar que los pasajeros suban, si lo que se quiere en realidad es facilitar ese asunto”.
Y siguió: “Si el propósito real fuera facilitar la entrada entonces la puerta de subida debía ser la del medio y así no se producirían los tranques en los pasillos y el chofer no tendría que estar diciendo constantemente ‘¡Arriba, caballero, avanzando hacia atrás!’”.
Su argumento fue demoledor, me di cuenta de que podía haber cometido lo que en estadísticas se llama error tipo dos; esto es, aceptar algo falso. Asumí que el propósito de la “regulación” que establece que la subida en los ómnibus es por la puerta delantera era facilitar el acceso al servicio. Sin embargo, Goyo, que de no ser por él mismo y por la herencia hubiera sido un magnífico artista de la gráfica, con grandes trazos dibujó un “P” en la calle, me hizo el diagrama de flujo de los pasajeros en el interior del ómnibus y yo me quedé sin argumentos.
Entonces me preguntó: “¿Con tantos ingenieros en transporte y otras cosas tú crees que alguien no se ha dado cuenta antes que yo? Aquí faltan otras cosas, pero talento, mi herma, talento todavía se sobra”.
Regular es quizás el mayor de los retos para cualquier gobierno, ya sea local o nacional, de izquierda o de derecha, capitalista o socialista. Hacerlo bien es el más duro de todos los ejercicios, es quizás una de las metas más difíciles de lograr.
Salvo muy raras excepciones, las regulaciones generan ganadores y perdedores. El arte está en que el saldo de la regulación sea positivo. Para lograr que sea ese el resultado hay que validar de manera precisa el propósito de la regulación y su coherencia con el fin deseado. Por eso es importante aclarar un grupo de aspectos. Por ejemplo:
¿Cuál es el propósito real de la regulación, qué se pretende con ella?
¿Es consistente ese propósito con aquellos otros objetivos más estratégicos / decisivos / importantes?
¿Cuándo se debe implementar la regulación?
¿Cómo se debe implementar para que sus efectos dejen un saldo positivo?
¿Hay un mínimo de condiciones para hacerla cumplir?
¿El costo de hacer efectiva esa regulación es mayor que los beneficios que reporta?
¿Cuáles son los impactos colaterales que provoca?
¿Quiénes se benefician? ¿Quiénes se perjudican?
Hay, además, que tener un sistema de información que alimente esa decisión, y permita informar a los regulados y a aquellos otros que, sin ser regulados, son afectados por esa regulación.
También hay que tener un sistema de contrapesos que permita las correcciones adecuadas si estas son necesarias. El mejor de los propósitos a lograr puede malograrse si no existen esos contrapesos que, por omisión, den la capacidad a los regulados de anteponer sus propios argumentos y llegar a consensos que hagan mas eficiente esa regulación.
Aferrarnos a regulaciones extemporáneas parece no ser el mejor de los caminos para solucionar algo. Recuerdo siempre que a inicios de este proceso de transformaciones iniciado en 2007, el Presidente cubano tomó un grupo de decisiones para erradicar algunas de esas regulaciones extemporáneas; como por ejemplo, la prohibición de que los cubanos pudiéramos tener de forma legal una conexión de telefonía celular, o aquella otra que nos convertía en extraños en nuestros propios hoteles (nuestros en el sentido exacto de la palabra, pues son propiedad de todo el pueblo) o la que no nos permitía comprar y vender nuestras propias casas, o la que nos impedía viajar al exterior cuando cada cual lo decidiera si lograba los recursos necesarios.
Esas “regulaciones / prohibiciones” ya eliminadas, mientras existieron generaron formas de comportamiento ciudadano para nada cercanas a nuestras aspiraciones, promovieron cadenas de corrupción, permitieron apropiaciones de rentas que no eran producto del trabajo y facilitaron el enriquecimiento ilícito de muchas personas. Lo peor: generaron en nuestra población una cultura de tolerancia cuyos costos aún estamos pagando.
Nadie en el mundo de hoy, de cualquier filiación ideológica o política, se atreve a negar la necesidad de los sistemas regulatorios, en especial en la economía. Los argumentos de su necesidad se mueven en un intervalo que justifica su existencia debido a la necesidad de corregir las fallas del mercado, hasta aquel otro extremo que los admite como “sustituto” total del mercado. Nosotros también nos hemos debatido dentro de esos extremos y aún lo hacemos.
No hay sistemas regulatorios perfectos, todos son perfectibles. No hay regulaciones eternas, todas terminan siendo sobrepasadas por nuevas realidades y nuevos fenómenos que requieren de nuevas regulaciones, distintas a las anteriores.
Nos pasa eso hoy en Cuba: tenemos una economía y una sociedad mucho más diversas, hay nuevos agentes económicos y actores sociales, han surgido nuevas necesidades y relaciones entre esos agentes y todo ello obliga a nuevas regulaciones; pero, sobre todo, a que esas nuevas regulaciones respondan a estos nuevos tiempos.
El “asunto almendrones” es solo un caso de regulaciones que producen efectos no deseados. Tan o más importante que el primero son otros como el “asunto sustitución de importaciones” o el “asunto promoción de exportaciones”, o el “asunto inversión extranjera” o el “asunto libreta de abastecimiento”, el “precios topados”, “no contratación directa de trabajadores en firmas y compañías extranjeras en Cuba”, etcétera.
Al final son todos temas asociados a sistemas regulatorios que no generan los incentivos adecuados y no producen los efectos esperados, o producen junto a los efectos esperados otros no deseados que provocan un saldo negativo final. Hay muchos más, como es de esperar, pero no es el propósito listarlos todos.
Como casi siempre ocurre, es mucho más fácil hablar sobre las regulaciones que hacerlas e implementarlas. Eso también es cierto.
Un buen amigo especialista en temas de economía institucional me dijo una vez que la peor regulación es casi siempre alguna que ha durado tanto que se ha desvinculado del propio objeto y sujeto de la regulación.
Pero también me afirmó que resulta decisivo entender los límites de la regulación y que esos límites están primero que todo en el sistema legal que protege a los ciudadanos de cada país, incluso de esas mismas regulaciones y de la forma en que en ocasiones se aplican.
Traigo una anécdota recién vivida: El sábado 25 de febrero de 2017 frente a la tienda la Época fui testigo de una de esas raras situaciones que se han hecho a veces cotidianas. Galiano, 11 de la mañana, invierno típico cubano (30 grados centígrados) un señor de unos 65 años arrastraba, sudoroso, un carrito improvisado (una caja de plástico con cuatro ruedas) dentro de la cual había unos veinte paquetes de croquetas de las que venden en los mercados en pesos cubanos con 10 unidades por paquete. Dos inspectoras lo detuvieron y preguntaron por el origen de las croquetas, a lo cual el respondió que eran compradas en un mercado cercano. Una de las inspectoras le dijo que podía ser multado por ¡acaparamiento!
Me llamó la atención la figura usada para tipificar la supuesta transgresión, en especial porque no he encontrado nunca una norma que defina cuántas croquetas adquiridas por una sola persona la convierte en un “acaparador”.
¿Y si las croquetas son para la fiesta del cumpleaños de su nieta? ¿Y si son para un “motivito temba” con los “antiguos del pre”? ¿Si se las quiere enviar a su numerosa familia de alguna provincia lejana donde las Prodal no llegan?
No se cómo terminó aquel incidente, pero se me quedó en la mente la expresión del hombre de las croquetas, vi el desamparo dibujado en su rostro, ante la necesidad de tener que explicarle a alguien que lo presumía acaparador sin haberlo demostrado, cuál era el destino de sus croquetas.
En parte ese incidente me provocó escribir estas líneas. También me convenció de que una parte importante de la efectividad de las regulaciones –quizás decisiva–está en las personas encargadas de hacerlas cumplir.
Hoy tenemos la ventaja de tener definiciones importantes sobre el futuro del país, que junto a nuestra Constitución deben servir de marco de referencia a cualquier regulación. Teniendo ambos documentos delante, creo que debemos preguntarnos, como al inicio de las transformaciones: ¿Cuán obsoletas han quedado algunas de las regulaciones actuales? ¿Cuáles otras regulaciones necesitamos? ¿Cómo asegurarnos de que su implementación nos produzca un saldo positivo?
Y que base legal tienen esas inspectoras para amenazar por acaparamiento?, quien les dio ese derecho?, porque la realidad es que la gente se toma la prerogativa de imponer sus leyes de a por que si y la gente aun no acaba de conprender que tienen que luchar por sus derechos. La gente se siente desamparada no porque las leyes sean caducas, sino porque las que existen no se aplican para defenderlos. Mientras que se toleren pasivamente todas esas arbitrariedades siempre seguiran los oportunistas tratandole de sacar el jugo al relajo. Lo mismo el cobrador voluntario que estira la mano para cobrar el pasaje y meterselo en el bolsillo que el que altera una pesa del Mercado.
Sencillamente genial, lo suscribo 100 %…., establecer normas es una ciencia, y muchas veces nos faltan los científicos…, la clave, a mi juicio, consultar, oir, poner a prueba, revisar, modernizar, aún cuando parezca que funcione bien…., muchas veces el sentido común parece ser el menos común de los sentidos se ha dicho…
esa super extremista inspectora, qué comé ???? ella va a decir que come solo lo de la libreta, ella nunca compra nada por la izquierda ????? que deje el cuento y la mala voluntad y ponga los pies en la tierra que ese señor es tan cubano de a pié como ella. La mayoría de los inspectores viven del soborno, pues su salario no le alcanza ni para una semana, eso lo sabe todo el mundo. Eso se llama corrupción, tiene otro nombre ????? Y venir a cogerla con un viejo, eso es un abuso. Juan Triana no sabe en qué quedó la cosa, no sabe el final del cuento, pero es muy probable, que el viejop tenga que soltarle a la tal inspectora , la mitad de las croquetas para callarle la boca. Es ridículo y un soberano abuso, a un viejito, por 4 paquetes de croquetas, decirle acaparador.
Le leo siempre desde Nicaragua, cariños!
Excelente articulo y meditación pero quizás el mas alucinante es el de la retirada de la ciudadanía cuando te vas a vivir a otro pais por mas de 2 años, antes era inmediata, ahora “aflojaron” pero que cuando vas a ir a Cuba tienes que pedir visa, claro ya no eres cubano pero que te obliguen entrar con …..pasaporte cubano…!!! absolutamente delirante y sureal
x q no luchan contra el acaparamiento de materiales de la construccion que estan a la vista de todos los acaparadores de losas, de senefas, , de cintillos , cabillas y muchos mas eso se llama corrupcion y es lo que hay que enfrentar que son los que se estan haciendo ricos a costilla de las necesidades de los cubanos que el gobierno no logra abastacer no ha un hombre con un poco de croquetas. la diferencia radica que el de las croquetas no lo va a sobornar x q no tiene con q y los de la contruccion si x q eso si da para bastante sino no proliferaran tanto como los hay en la capital a la vista de todos
Como me gustaría conocer a este hombre, al Dr. Triana Cordoví, que talento o puntería tiene para decirnos cosas importantes y que son cotidianas… por ciero, que más le debe caer a los ¨cerebros¨de la economía cubana… a mi el me cae requetebien porque aunque quizás no le hagan cxaso su pluma es un buen detergente antiesclerosis…
Profe, además de lo anecdótico, no le ha dado por pensar: ¿Y si con tantas “regulaciones” en más de medio siglo, las cosas NO funcionan, no será hora ya de “desregular”? Recuerde que la definición de locura es continuar haciendo lo mismo y esperar un resultado diferente…
Ejemplos de normas, que cuando menos, podríamos decir que no se ajustan a lo regulado en normas de mayor jerarquía, por desgracia, tenemos muchos. Pero les compartiré este:
La Resolución No. 261/2016 del Ministerio de Finanzas y Precios contradice lo regulado en la Ley 113 al:
1) Aplicar el tipo impositivo del cinco por ciento (5 %) como Contribución Especial a la Seguridad Social por la distribución de utilidades como estímulo por la eficiencia empresarial.
La Ley 113 establece en el Artículo 300:
Se excluyen de la base imponible a que se refiere el artículo precedente:
c) Los ingresos percibidos vinculados o no a resultados del trabajo no considerados salario.
La Resolución 155/2016, Reglamento para el otorgamiento del estímulo por la eficiencia económica a los trabajadores por los resultados obtenidos, del Ministerio de Finanzas y Precios (MFP), aclara que este tipo de ingreso no constituye salario.
Entonces…
de verdad que con las cosas que tenemos en cuba, mas nunca vamos a cambiar….triana yo le pregunto a usted que esta en donde en ocasiones estan los que deciden en cuba, alguna vez le han comentado sobre algunos de sus clarisimos articulos? o es que ellos no leen nada de eso, ni les importa tampoco….
Regular el presio de los almendrones es una idea malisima,como tambien es mala topar el presio de los alimentos,lo mas logico y funcional hubiera sido poner una flota de taxis como tiene el aeropuerto i los hoteles y cobrar en moneda national y tarifas acorde con los salarios.
Dr. Triana usted siempre pone en el tapete muchas verdades y de manera fácilmente digeribles que se le agradece, pero parece que muy pocos de los que tienen capacidad real de decisión en estos asuntos, o lo entienden, o les interesa entenderlo o peor aún se dan por enterado. El capitalismo tiene también sus regulaciones a nivel de gobierno de manera tal que la ley económica de oferta y demanda que rige precios de servicios u otras actividades económicas sensibles a sus ciudadanos, no cree problemas mayores o se salgan de los límites que dicta el sentido común. Pero el mayor problema hoy en Cuba no es la lay de oferta y demanda que en su actuar natural tiende a buscar un nivel , el problema real es en qué medida intentamos colocar el nivel para que sea correcto, para hacerme más entendible le explico con un ejemplo, tome una cinta métrica de esa que viene en cm y en pulgadas, vera que 2 pies ( 1 cuc ) son 24 pulgadas pero son 60 cm, estamos hablando de la misma medida en donde poner el nivel y que nos sirva de referencia, puede ser altura, o esfuerzo para llenar el tanque o en el sentido contrario vaciarlo, en Cuba hay quienes cuentan en pies, otros en pulgadas y a una inmensa mayoría en cm, pero el estado desde hace mucho tiempo siempre trata de nivelarlo en pies y para todo el mundo, por ello la inmensa mayoría rechina cuando tiene que desembolsar, por eso digo que intentar regulaciones que funciones con tan distintos y distanciados sistemas de medida hermano es imposible. Lo primero es ajustar la medida y por el camino que veo la cosa, imposible a corto plazo por el costo social sin haber logrado un mínimo de estabilidad que la contracción económica del año pasado mostro.
Profe hablando de Legislaciones, regulaciones y prohibiciones del trabajo por Cuenta Propia, podría echarle un vistazo a la GO No. 5 Extraordinaria de 31 de enero de 2017 del Consejo de Ministros, según Acuerdo No. 8050/2016 (GOC-2017-44-EX5). Porque por arribita, en el acuerdo Primero ¨En el Polo Turístico solo funcionan las formas de gestión no estatales mínimas indispensables, que sean compatibles con el Turismo o que den respuesta a la población…..¨Esta población como la de toda Cuba necesita trabajo y dinero, lo que más abunda es el arrendamiento de viviendas y espacios y si no dejan realizarlo o lo regulan tanto que no se pueda hacer, que queda para esta población? Esas actividades son las fundamentales, porque cuidador de niño para que más de los que hay si la población está envejecida, cuidador de baños públicos solo hay 4 ó 5 cuantas gente va trabajar en estos? las otras actividades que le siguen(d, e,f) quizás, quizás. El inciso g. Arrendamiento de viviendas, habitaciones y espacios es lo más apropiado, lo que más hay y lo que más necesita el turismo… Profe por favor ayúdenos analizar este super acuerdo por que no entendemos, hay montones de incongruencias, sería tan amable. Gracias
Y el Dr Triana no pudo interceder con sus argumentos ante las estrictas inspectoras? Creo que al pobre hombre acaparador de croquetas le hubiera venido bien su defensa en vez de dejarlo a expensas de aquellas extremistas.
Hola profe
Hay muchas cosas asi ilogicas…. usted tiene licencia de conducir? ¡Ha visto cuan ilogico es que a quien se le reclama una multa de transito por considerla injusta es al mismo que pone la multa? Logico.. siempre pierde la reclamacion. Recien me han multado por supuesto mal parqueo en 42 E/ 29 y 31 la habana por el articulo 139-1 parquer en acera paseo o cesped y.. tengo fotos de ese instante.. hay un rebajo del conten para parquear y sin obstruir la acera. pero nada convence a tal oficial… y no vale la pena reclamar.. es inutil.
La leyes en Cuba están a la par del desarrollo poblacional, baja natalidad y envejecimiento continuo.
Si partimos del principio de que quienes nos dirigen son gente culta y preparada, sólo hay un razonamiento; esas normas, viejas, obsoletas y otras nuevesitas, también ya obsoletas y tontas, SE HACEN A PROPÓSITO. En buen cubano, Ná, pa jder. La otra variante es que no son tan cultos y preparados para las funciones de su cargo.
— Si yo le diera a un general la orden de volar de flor en flor como una mariposa, o de escribir una tragedia, o de transformarse en ave marina y el general no ejecutase la orden recibida ¿de quién sería la culpa, mía o de él?
—La culpa sería de usted — le dijo el principito con firmeza.
—Exactamente. Sólo hay que pedir a cada uno, lo que cada uno puede dar —continuó el rey. La autoridad se apoya antes que nada en la razón. Si ordenas a tu pueblo que se tire al mar, el pueblo hará la revolución. Yo tengo derecho a exigir obediencia, porque mis órdenes son razonables.
Antoine de Saint Exuperie, “El Principito”
Higinio
Aqui en USA en el estado donde yo vivo, si un policia te pone una multa pues la corte es quien decide si procede o no , y el policia tambien va a corte contigo y en esa cita un juez determina si procede o no. Que te parece
En cuanto a la GO No. 5 Extraordinaria de 31 de enero de 2017 del Consejo de Ministros, según Acuerdo No. 8050/2016 (GOC-2017-44-EX5). en el polo turistico de Varadero, lo increible es que, al dejar al Consejo de Administración competencias para regular determinadas actividades han limitado la cantidad de trabajadores en las 11 paladares existentes a los contratados a partir de una fecha determinada , resultado , los empleadores , que si saben los que realmente necesitan para sus negocios alandose los pelos ,pues , ahora se quedan desempleados muchos de ellos , todos jóvenes , con competencias en la mayoria de los casos y con la secuela económica para sus familias, es eso revolucionario, por favor!!!!!! lo nunca visto , que un gobierno limite empleos, cuando debe ser todo lo contario, sino quieren negocios en Varadero, pues que sean más eficientes en los estatales…..ahhh en estos sino no aplican esas regulaciones….!!!!
Muy interesantes y útiles los análsis del Dr. Triana. Al leer ” el asunto de las croquetas” me gustaría sugerirle uno con un título como ” el retorno de las papas a la libreta”. Que yo sepa nada oficial ha sido publicado sobre el tema, Cuántas libras por persona, dónde comprarlas etc. y las causas?: turismo o revendedores (que asombrosamente nadie puede multar?)