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En momentos en que la otrora pujante industria azucarera cubana sufre una hasta ahora indetenible caída, el Gobierno de la isla pretende resucitarla con un “proyecto estratégico”.
El proyecto en cuestión fue presentado esta semana por el Grupo Azucarero Azcuba durante una sesión del Consejo Nacional de Innovación (CNI) y su objetivo es “incrementar los ingresos por exportaciones” para “hacer posible el crecimiento del sector”, según la Presidencia cubana.
La base del mismo es la “implementación de innovaciones tecnológicas, financieras y organizacionales” para revertir el “comportamiento descendente” de los niveles productivos y el “desgaste progresivo” de la industria, según explicó Mariela Gallardo, vicepresidenta de Azcuba.
El plan gubernamental, de acuerdo con la nota, “incluye componentes como proyectos de Ciencia, Tecnología e Innovación, programas de Inversión Extranjera y de Inversiones en Innovación, así como proyectos de Cooperación Internacional”.
Al presentar el documento ante las principales autoridades cubanas y expertos del CNI, Gallardo “hizo énfasis en la pertinencia de encontrar caminos para el respaldo económico financiero que permita la sostenibilidad y el crecimiento del importante sector”, subraya la reseña oficial.
No obstante, el reporte no detalla cuáles serían las inversiones y proyectos contemplados para lograr el salto tecnológico y productivo de la industria azucarera —y, en consecuencia, de sus exportaciones—, ni explica si ya existe alguno en marcha o se trata solo de ideas y proyecciones.
Tampoco brinda un monto estimado del financiamiento necesario para resucitar la producción de azúcar en Cuba, que en los últimos años ha experimentado un declive hasta niveles no vistos desde el siglo XIX y que este año caería incluso por debajo de las 200 mil toneladas, de acuerdo con estimaciones de la agencia Reuters, basada en informes oficiales y fuentes especializadas.
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Metas “muy altas”, fortalezas y desafíos
A pesar del más que complejo escenario de la industria azucarera y la economía cubana en general, la vicepresidenta de Azcuba considera que aunque son “muy altas”, las metas del proyecto estratégico presentado son “alcanzables” y existen “fortalezas” para ello.
Entre estas, la Presidencia cubana destaca la “economía circular” y las potencialidades de una industria que no solo produce azúcar sino también otros derivados y energía eléctrica. Ello, apunta, le permitiría recuperar su papel de “aportador de divisas a la economía nacional”.
No obstante, Gallardo también reconoció “desafíos clave” como infraestructuras obsoletas y bajos niveles productivos, aspectos ambientales y vulnerabilidades frente al cambio climático, y otros de carácter social como la “alta fluctuación de la fuerza de trabajo”, aun cuando el reporte no brinda estadísticas ni otros elementos valorativos sobre estas evidentes dificultades.
La falta de trabajadores, por ejemplo, ya ha sido reconocida anteriormente por autoridades cubanas, un fenómeno que golpea también a otros sectores catalizado por la masiva oleada migratoria de los últimos años y la búsqueda de mayores ingresos dentro de la propia isla.
Según la nota, durante el debate del proyecto por autoridades e integrantes del CNI se le dedicó “más de una reflexión” a los productores cañeros, a los que les catalogó como la “fuerza cardinal en todo el proceso”. Al respecto, se abogó por “un enfoque de correcto estímulo”, el cual debería contemplar, entre otras variables, el tema de los precios para sus producciones.
De igual manera, los expertos cubanos resaltaron el valor de los centrales azucareros para la producción de electricidad en momentos en que la isla atraviesa una profunda crisis energética. Sobre este particular apuntaron que los ingenios pudieran contribuir no solo durante el período de zafra sino durante todo el año gracias a la biomasa cañera y forestal.
Otra mirada estuvo dirigida a la necesaria transformación de las comunidades donde se desarrolla la industria azucarera, golpeadas por la caída productiva, la emigración y otros fenómenos. A propósito, se manejaron aspectos como estrategias de desarrollo local, incentivos para sus habitantes y el repoblamiento de estos espacios “a partir del sentido de la pertenencia”.
El propio presidente Miguel Díaz-Canel, según la reseña, consideró “estratégico” implementar el proyecto presentado “para revertir la situación actual” y llamó a sumar al mismo “todas las ideas” que puedan “hacerlo viable en el menor tiempo posible”.
Sin embargo, la información oficial no señala un margen temporal para su implementación y tampoco apunta cómo podrían materializarse las ideas y señalamientos de los expertos en busca de intentar cambiar la dinámica negativa de una industria que está hoy a años luz de la que fue por muchos años el principal renglón económico de Cuba.